
Los que tenían una relación "como hermanos" ahora son enemigos. Elon Musk ha empezado a criticar abiertamente la reforma fiscal de Donald Trump y ha pedido que los senadores tumben el proyecto legislativo. ¿Qué ha llevado al dueño de Tesla y SpaceX a convertirse en pocos días en el archienemigo de Trump? Según The Wall Street Journal, la principal razón que ha agravado la relación entre los dos empresarios es la selección del nuevo director de la NASA. El presidente de EEUU retiró el pasado sábado la candidatura de Jared Isaacman para dirigir la agencia espacial estadounidense. El movimiento de Trump es un ataque directo contra los intereses de Musk. Isaacman era el hombre de confianza del empresario para asegurar los contratos de la NASA con SpaceX.
Adiós a la NASA
La decisión de Trump ha irritado a Musk. Según el periódico norteamericano, el empresario se quejó a sus socios este fin de semana de que no había donado cientos de millones de dólares en la campaña electoral para ver cómo Trump retiraba la nominación de Isaacman. La frustración por la jugada con la NASA envalentonó la campaña pública que ha lanzado Musk en su propia red social contra la ley presupuestaria del presidente.
La reforma fiscal es un mal negocio para Musk, ya que elimina los créditos fiscales para comprar vehículos eléctricos que introdujo el expresidente Joe Biden en su ley antiinflacionaria de 2022. Supone un golpe directo a Tesla, que ahora mismo se encuentra acechada por la industria eléctrica china y con las ventas en caída libre.
La retirada de Isaacman es un duro golpe a la otra gran empresa de Musk, SpaceX. La fabricante de cohetes y satélites tiene contratos gubernamentales con la NASA y con el departamento de Defensa, sus dos mejores clientes. Isaacman ha pilotado varias misiones de SpaceX y tiene una vinculación directa con Musk. Su elección era vista por Musk como una jugada maestra para mantener e incluso ampliar los acuerdos con el sector público.
Son solo negocios
El enfrentamiento abierto entre Trump y Musk es resultado de una serie de decisiones por parte del presidente y del empresario que han roto la alianza en menos de cuatro meses. Todas ellas se pueden resumir en una sola idea: no es un buen negocio apoyar a Trump. El deterioro de Tesla en los últimos meses debido a la campaña política de su CEO obligó a Musk a tomar una decisión: o la Casa Blanca, o sus empresas. Eligió la segunda opción.
En paralelo, las decisiones políticas de Trump han tensado la economía de Estados Unidos. Su campaña contra el resto del planeta a base de aranceles, así como los mensajes contra la Reserva Federal, han destruido la confianza en la potencia financiera. Tanto Musk como Scott Bessent, secretario del Tesoro, llegaron a suplicar al presidente de EEUU que deshiciese los impuestos aduaneros. El propio tecnoligarca llegó a declarar públicamente que Norteamérica y Europa deberían conformar una zona de libre comercio con "cero aranceles".
Trump se está cansando
Los mensajes de Elon Musk contra la reforma fiscal de Trump están acabando con la paciencia del presidente de EEUU, caracterizado por una personalidad temperamental y explosiva. Los asesores de la Casa Blanca temen que Musk siga presionando a senadores concretos para tumbar la ley fiscal de la misma manera que hizo en el diciembre pasado.
Si algo caracteriza a Trump es que no le tiembla el pulso en utilizar al Estado para sus propios intereses. De la misma manera que ha marcado a despachos de abogados o universidades concretas como Harvard, el republicano podría cancelar los contratos de la NASA y la Fuerzas Armadas para cortar las alas a SpaceX. La colisión pública entre los dos empresarios solo acaba de empezar.
Relacionados
- Los recortes de plantilla de Musk golpean al equipo que calcula la inflación en EEUU: los datos son cada vez menos precisos
- Nuevos problemas para Elon Musk en Tesla: ejecutivos le interrogan tras negar haber matado el proyecto del coche eléctrico low cost
- La OCDE contra las ideas de Trump: relocalizar las cadenas de suministro restará un 5% al PIB mundial