Economía

Los trabajadores se juegan la pensión de incapacidad permanente ante el tribunal médico: esto es lo que más pesa en su informe a la Seguridad Social

Foto: Dreamstime.

Son más de un millón las pensiones de incapacidad permanente que se abonan todos los meses en nuestro país, lo que da una idea del amplio grupo de personas a las que se dirigen estas prestaciones. Todas ellas, antes de ver aceptadas sus solicitudes, tuvieron que pasar por el delicado trámite del tribunal médico, un ente del que se habla mucho pero no se sabe tanto.

El tribunal médico es la forma coloquial con la que nos referimos a menudo al Equipo de Valoración de Incapacidades (EVI). Sus miembros evalúan al trabajador en múltiples aspectos y después remiten un informe a la Seguridad Social en el que recomiendan la denegación o aceptación de la pensión de incapacidad, así como el grado de la misma en este segundo caso.

Con todo, hay que recordar que el tribunal médico no es el encargado de conceder o denegar una pensión de incapacidad permanente. Aunque su opinión es muy tenida en cuenta por la Seguridad Social, no es vinculante y la decisión recae en última instancia en el organismo.

Por lo tanto, la importancia del tribunal médico en el proceso de solicitud de una pensión de incapacidad permanente es muy grande y resulta extremadamente útil conocer qué tiene en cuenta el EVI para emitir sus recomendaciones a la Seguridad Social.

Qué valora el tribunal médico para recomendar una incapacidad permanente

Existen muchas claves, pero siempre un objetivo por encima de todas ellas, tal y como refleja el bufete especializado Campmany Abogados en su página web: establecer la influencia de la lesión, dolencia o enfermedad tanto en la vida cotidiana como en la vida laboral del trabajador.

Por esto, el tribunal médico interrogará al paciente por todos los aspectos de su trabajo (funciones, horarios, puesto de trabajo...) a fin de conocer si puede desempeñar su actual función, si no puede seguir en su puesto pero sí podría realizar tareas diferentes o si su dolencia, simple y llanamente, le incapacita para cualquier actividad laboral.

Lo mismo sucede con la vida diaria del paciente: el tribunal médico le preguntará acerca de su día a día, de las condiciones de su casa y de su grado de autonomía en las tareas más cotidianas. La clave aquí es saber si depende de terceras personas o puede llevar a cabo su vida con autonomía e independencia.

Otro aspecto fundamental es si el paciente presenta síntomas de mejora o si tiene opciones de recuperación en el futuro. Esto es especialmente clave de cara a la concesión de un grado u otro de incapacidad permanente debido a que puede ser menor en el caso de que las posibilidades de mejora o recuperación completa sean altas.

El bufete resume que en la visita al tribunal "no cabe subjetividad" y que en este trámite "solo se intentan determinar tus obstáculos para trabajar", razón por la cual "las preguntas que te harán irán encaminadas a averiguarlo y verificarlo".

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