
Un pequeño rayo de luz atraviesa el nubladísimo cielo de EEUU. La correosa inflación se relajó en marzo más de lo esperado. El índice de precios al consumo (IPC) cayó cuatro décimas el mes pasado hasta el 2,4%, situándose una décima por debajo de lo esperado. El IPC general disminuyó un 0,1% en tasa intermensual, la primera disminución en casi cinco años. En la misma línea, el IPC subyacente, que excluye elementos volátiles como la energía y los alimentos y en los últimos tiempos se ha mostrado más 'pegajoso', desaceleró tres décimas hasta el 2,8% interanual cuando se esperaba un 3%: es la lectura más baja desde marzo de 2021. Aunque el conjunto es positivo, estos datos no cambian sobremanera el 'tornado' que ha envuelto a la economía de EEUU con el regreso de Donald Trump ni acaban de aflojar la 'soga' alrededor del cuello de la Reserva Federal. El banco central sabe que tiene que volver a bajar los tipos de interés (no lo hace desde diciembre) para que la economía no sucumba, pero necesita un mayor enfriamiento del mercado laboral y pruebas de que la desinflación no es un espejismo.
Según el desglose publicado este jueves por la Oficina de Estadísticas Laborales (BLS) del Departamento de Trabajo, la relajación del IPC se vio favorecida por el descenso de los costes de la energía, los coches usados y las tarifas aéreas, así como por el menor crecimiento de los precios de las prendas de vestir.
El importante alivio en la inflación subyacente es meritorio en la medida en la que indica cierto alivio para los consumidores estadounidenses antes de los aranceles generalizados que corren el riesgo de contribuir a las presiones sobre los precios. Sin embargo, las buenas noticias corren el riesgo de durar poco después de que el presidente de EEUU haya golpeado con los aranceles. Aunque Trump anunció este miércoles una pausa de 90 días en los aranceles recíprocos más altos -menos de 24 horas después de que entraran en vigor-, las importaciones de la mayoría de los países están ahora sujetas a aranceles del 10% y los gravámenes sobre China se sitúan ahora en un 125%.
Los analistas advierten de que algunos de los mayores costes de importación se trasladarán en última instancia a los consumidores, y empresas desde Target a Volkswagen han advertido que se avecinan precios más altos para los estadounidenses. Esta incertidumbre mantiene a los funcionarios de la Reserva Federal en modo de espera mientras buscan más claridad sobre el impacto que los gravámenes tendrán sobre la inflación y la economía en general.
El informe de IPC de marzo muestra una transmisión limitada o nula hasta el momento del aumento de 20 puntos porcentuales en los aranceles sobre los productos chinos en febrero y marzo, constatan Anna Wong y Stuart Paul, analistas de Bloomberg Economics. Lo que sí muestra es que los consumidores están reduciendo el gasto discrecional tanto en bienes como en servicios, añaden.
El informe del IPC de abril, que se publicará el 13 de mayo, y abarca un período en el que los aranceles de China se incrementaron aún más, superando el 100%, proporcionará más evidencia sobre el alcance de la transmisión de los precios. "La experiencia con los aranceles a las lavadoras en 2018 sugiere que los precios al consumidor tardan tres meses en reaccionar a los nuevos aranceles, tras lo cual la transmisión es rápida", apunta Samuel Tombs, economista jefe para EEUU de Pantheon Macroeconomics, en una nota.
"Los precios al consumo -aunque no en la misma medida para la medida de inflación preferida por la Fed, el deflactor de los gastos de consumo personal (PCE)- ya habían mostrado cierta moderación en febrero. Las cifras de marzo son aún más positivas desde la perspectiva de la Fed, ya que la tasa subyacente cae a su nivel más bajo en cuatro años. La presión inflacionista subyacente parece seguir cediendo. Aunque el aumento de los aranceles ejercerá presión sobre los precios en los próximos meses, el hecho de que la inflación se estuviera enfriando antes de los aranceles respalda a aquellos en la Fed que consideran que el aumento de los aranceles solo tendrá un impacto temporal ("transitorio"). Esto da a la Fed cierto margen para responder a los crecientes riesgos económicos en caso necesario", valora Bernd Weidensteiner, economista de Commerzbank.
"La inesperada subida del 0,06% intermensual del IPC subyacente en marzo se debió en parte a las fuertes caídas de los precios hoteleros y de las tarifas aéreas, lo que refleja tanto el debilitamiento de la demanda interna como la reciente caída de las visitas turísticas a EEUU, especialmente desde Canadá. En cualquier caso, dado que es probable que los precios subyacentes suban con fuerza cuando empiecen a repercutir los aranceles, seguimos pensando que la Fed se mantendrá a la espera este año", contrapone Stephen Brown, analista de Capital Economics. "Es probable que abril sea otro mes flojo para el IPC total, con los precios de la gasolina en camino de caer otro 6% intermensual, pero es sólo cuestión de tiempo que los precios subyacentes despeguen, con la llegada de los aranceles", remacha.
Por ahora, los funcionarios de la Fed parecen estar dispuestos a mantener estables los tipos para minimizar el riesgo de que los aranceles desencadenen un aumento persistente de la inflación, incluso si el mercado laboral se debilita aún más. En comentarios públicos y entrevistas, varios funcionarios han enviado una señal clara de que están descartando recortes de tipos que actuarían como una póliza de seguro contra cualquier desaceleración económica inducida por aranceles. En lugar de ello, las autoridades están redoblando su compromiso de mantener bajo control la inflación y las expectativas de los estadounidenses sobre el crecimiento de los precios, una postura que probablemente las mantendrá en suspenso a menos que se produzca un aumento significativo del desempleo.
"Dada la importancia fundamental de mantener estables las expectativas de inflación a largo plazo y el probable impulso a la inflación a corto plazo derivado de los aranceles, el obstáculo para recortar los tipos, incluso ante un debilitamiento de la economía y un posible aumento del desempleo, es mayor", ha escrito el presidente de la Reserva Federal de Minneapolis, Neel Kashkari, en un ensayo publicado el miércoles. "El obstáculo para modificar la tasa de los fondos federales en un sentido u otro se ha incrementado debido a los aranceles".
Debajo de la maraña de los aranceles hay más. Si bien la atención se ha centrado en el impacto que tendrán las tarifas comerciales en los precios de los bienes, uno de los principales impulsores de la inflación en los últimos años ha sido el costo de la vivienda, que representa la categoría más importante dentro del sector servicios. Y aún se observaban indicios de presiones persistentes sobre los precios en los hogares. El alquiler equivalente de los propietarios se aceleró a un ritmo mensual del 0,4% en marzo. Es cierto que el PCE que sigue la Fed no da tanta importancia a la vivienda en su ponderación, lo que ayudaría a converger hacia el objetivo del 2%, pero su persistencia no deja de preocupar. El margen de la Fed, de momento, no es ni milimétrico.