Economía

Se abre un agujero en las finanzas de Argentina que amenaza al plan Milei: por qué caen las reservas a toda velocidad

  • Los mercados han comenzado a ponerse nerviosos a la espera del FMI
  • La letra pequeña del acuerdo es la clave: se rumorea que Argentina podría devaluar
  • El Banco de Argentina funde 7.000 millones en reservas en unas pocas semanas

El lavado de cara que ha sufrido las finanzas y la economía de Argentina en poco más de un año ha sido extraordinario. Observar paso a paso cómo los indicadores financieros (riesgo país, reservas, caída del interés de la deuda...) mejoraban y esto permeaba lentamente en la economía real ha sido como ver una clase práctica de macroeconomía en tiempo real. El resultado ha sido una economía que vuelve a crecer, genera empleo, aumentan los salarios reales, baja la inflación y se reduce la pobreza. Sin embargo, este amanecer de Argentina, que tuvo su inicio en la mejora de las finanzas, se ha empezado a cubrir de nubarrones que aparecen en el mismo lugar que se vio el primer rayo de luz. Las finanzas argentinas están entrando en una dinámica peligrosa. El acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (clave para recargar las reservas del país y afrontar el fin del cepo cambiario) no termina de llegar, los mercados, que ya muestran una aversión al riesgo extrema por el caos arancelario, están empezando a penalizar a los activos argentinos, mientras que el riesgo país vuelve a avanzar y ya roza los 900 puntos básicos, frente a los 550 de principios de este año. El plan Milei corre peligro, ya que podría perder el apoyo social, clave para mantener las dolorosas reformas que deberían conducir a Argentina hacia la prosperidad.

El reflejo de este empeoramiento de algunas magnitudes financieras es el descenso de las reservas en dólares que está sufriendo el Banco de Argentina. Este se debe a la presión vendedora que está sufriendo el peso, mientras que el banco central intenta mantener estable un tipo de cambio que los mercados consideran demasiado apreciado. Las reservas internacionales del Banco Central de Argentina se encuentran en la zona de los 25.000 millones de dólares en medio de renovadas presiones cambiarias. Los inversores están empezando a perder la paciencia ante la ausencia de información sobre el acuerdo entre Argentina y el FMI. Este acuerdo podría llevar aparejada una devaluación del peso, por ejemplo, para que la economía de Argentina recupere competitividad. Las especulaciones y la incertidumbre no son buenas para los mercados.

Todo ello está poniendo en peligro los éxitos cosechados hasta la fecha. La inflación se ha moderado en Argentina, pasando del 15% mensual de diciembre de 2023 al 2,4% actual. El crecimiento de la economía ha vuelto con fuerza, el empleo está en máximos históricos y la tasa de pobreza ha caído con intensidad. Sin embargo, si las variables financieras empeoran y el Banco de Argentina no puede seguir sosteniendo al peso con garantías y los tipos de interés vuelven a subir con intensidad (el interés de la deuda), los problemas a la economía real terminarán llegando. Por ello, el acuerdo con el FMI y su publicación de forma transparente es cada vez más importante para poner fin a estos movimientos financieros que se están intensificando al calor de las turbulencias financieras mundiales.

El agujero de las reservas

Mientras que esto se resuelve, la pérdida de reservas monetarias ha ascendido a 7.000 millones de dólares (un agujero considerable) desde el 7 de enero pasado, cuando las reservas tocaron un máximo en lo que va del año de 32.903 millones. Solo en las ultimas ocho jornadas de operaciones las reservas internacionales han descendido en 1.858 millones, de los cuales unos 1.361 millones han sido destinados por el Banco Central a intentar mantener estable el tipo de cambio oficial ante la creciente demanda de dólares en la plaza cambiaria.

Esta demanda se sostiene desde hace casi dos semanas, alimentada por las dudas entre los inversores sobre la posibilidad de un cambio en la política cambiaria y de una devaluación del peso argentino a partir de un eventual nuevo acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI). El Gobierno argentino no ha revelado algunos aspectos clave del acuerdo que negocia (otros sí, como la cuantía de los fondos que debería alcanzar los 20.000 millones de dólares), aunque sí han confirmado que parte de los fondos servirán para mejorar el balance del Banco Central, cuyas reservas son exiguas.

Con todo, el riesgo país ha pasado de los 550 puntos básicos a rozar los 900 puntos básicos. Esto se debe a que los inversores están exigiendo más a la deuda argentina ante el deterioro de las reservas y las dudas sobre el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional. Incluso habiendo acuerdo con el FMI, la transición desde una sistema monetario plagado de controles a un sistema más flexible resulta complejo, puesto que el peso puede verse sometido a ataques especulativos (que deberían ser detenidos por esas reservas que va a prestar el FMI), pero sin el acuerdo con el FMI no llega, Javier Milei podría verse obligado a cambiar su hoja de ruta con nuevos ajustes.

¿Qué pasará con el peso?

El Ejecutivo tampoco ha dado precisiones sobre las condiciones que eventual nuevo programa con el FMI, pero analistas e inversores vaticinan cambios en la política cambiaria, que actualmente se rige por fuertes restricciones en las operaciones y un ritmo de devaluación en el tipo de cambio oficial del 1% mensual. La incertidumbre en el frente local respecto del nuevo programa con el Fondo Monetario Internacional y del esquema cambiario se ha profundizado después de que el gabinete económico dejara de desmentir un eventual cambio en el régimen", apuntó este miércoles la firma Delphos Investment en un informe.

Esos cambios no supondrían la puesta en marcha en lo inmediato de un esquema de 'libre flotación' (sin intervención del Banco Central en el mercado) ya que un esquema de este tipo podría derivar en una súbita depreciación del peso argentino. En cambio, muchos expertos vaticinan la implementación de un esquema cambiario 'de bandas' o 'flotación sucia' en el que el Banco Central intervendrá en el mercado solo si el tipo de cambio sube o baja más allá de unos valores previamente establecidos.

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