Economía

Trump repite la jugada de su primer mandato: el presidente de EEUU se abre a rebajar los aranceles si los otros países ofrecen algo "fenomenal"

Donald Trump, presidente de EEUU, en el Air Force One / Reuters.

Donald Trump, presidente de Estados Unidos, sabe que tiene el triunfo en esta mano de cartas, pero no tiene el lance asegurado en la guerra comercial que se avecina. El republicano aseguró ayer ante los periodistas que la Casa Blanca está dispuesta a negociar los altos aranceles establecidos al resto del planeta si ofrecen a Estados Unidos algo "fenomenal". En el Air Force One, el presidente norteamericano insistió en su programa de impuestos aduaneros, que oscilan entre el 10% y el 90%, a pesar del desplome de la bolsa y las severas advertencias de altos precios y recesión económica. Pero dejó abierta a rectificar su opinión: "Los aranceles nos dan un gran poder de negociación. Todos los países nos han llamado"

A una pregunta directa que cuestionaba si eso significaba ceder, Trump respondió con un lenguaje incierto: "Si alguien dijera que nos van a dar algo que es tan fenomenal; siempre y cuando nos den algo que sea bueno". A renglón seguido aseguró que más aranceles vienen en camino.

A todo o nada por TikTok

Trump es conocido por ser un tahúr altamente agresivo en la diplomacia. Durante su primer mandato, utilizó los aranceles como arma de negociación frente a Canadá y México, con los que firmó un nuevo tratado comercial que ahora ha prácticamente aniquilado; con China, que le sacó más compras del campo norteamericano; y con Europa, que aceptó adquirir más productos made in USA.

La mayoría de analistas y gran parte del mercado esperaba que repitiera la misma secuencia en el segundo mandato. A menos de 100 días en el cargo, Trump aumentó los decibelios con amenazas militares, proclamas de anexión de otros países, presión económica y, por supuesto, de nuevo aranceles. Las principales potencias han respondido que están dispuestas a sentarse a negociar, pero que preparan el terreno para contraatacar en una guerra comercial de escala mundial.

Han sido China y TikTok la primera prueba de esta estrategia de negociación. "Tenemos una situación con TikTok en la que China probablemente dirá que aprobaremos un acuerdo, pero que ustedes hagan algo con los aranceles", afirmó el presidente ante los periodistas para luego decir que era solo un ejemplo. Este domingo vence el plazo prorrogado por el mismo presidente norteamericano para que la app de vídeos encuentre un comprador estadounidense que le obligue a esquivar la ley de seguridad nacional y detener su actividad en EEUU.

TikTok es propiedad de ByteDance, una compañía que, aunque en teoría es independiente de China, tiene influencia directa de Pekín. La ley china obliga a que sea el propio Gobierno quien autorice operaciones que implican ceder parte de su tecnología. La mayor virtud de TikTok es a la vez el mayor temor de EEUU: su potente algoritmo de viralización, unido a la opacidad del sistema, lleva a Washington a desconfiar de la plataforma. El Congreso aprobó una ley que prohíbe la actividad de TikTok si no pasa a manos estadounidenses debido a que ambos partidos creen que China roba información de los ciudadanos norteamericanos a sus espaldas.

Apuestas altas con Europa

El ejemplo de TikTok sirve como un ancla desde que el otro países pueden construir su estrategia. La Unión Europea es soberana de implementar la política comercial de los Estados miembros (aunque estos siempre tienen la última palabra) y lleva meses pergeñando la respuesta a Trump. Ursula von der Leyen ya ha abierto la puerta a negociar, aunque pretende responder con fuerza con las herramientas regulatorias europeas, que pueden lastrar decenas de miles de millones de las grandes tecnológicas norteamericanas.

Justamente, las compañías nacidas al amparo de Silicon Valley son una de las grandes "familias" aliadas de Trump. Su principal valedor, Elon Musk, dueño de compañías como SpaceX, Tesla o xAI, ha ejecutado una agresiva estrategia para descabezar la Administración federal. No obstante, la rapidez con la que su figura se está quemando políticamente y comercialmente hacen dudar de su continuidad. "Llegará un momento en que Elon deberá marcharse", aseguró Trump. "Diría que en unos meses", añadió.

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