
Tras varias semanas de dilación, al fin ayer el nuevo presidente de EEUU, Donald Trump, concretó los detalles de su guerra arancelaria con el mundo. La batería de gravámenes desplegada por Washington, que se suman a las medidas parciales sobre el acero y el motor ya anunciadas, impactarán de forma severa las exportaciones al gigante atlántico. En el caso de Cataluña, esta guerra comercial podría afectar el 1,4% de su producto interior bruto (PIB).
De acuerdo con los datos más recientes de la agencia pública Acció, en 2024 el volumen de exportaciones catalanas a EEUU ascendió hasta los 4.351,4 millones de euros, una variación interanual positiva del 19,3%. Si se pone en relación esta magnitud con la riqueza de la economía catalana, que el año pasado alcanzó los 316.000 millones, la retahíla de imposiciones fronterizas lesionará el 1,4% del PIB.
Por tipología de productos, los más perjudicados son la perfumería y la cosmética (661,6 millones, 15,2% del total de exportaciones). No es de extrañar que Puig, que obtuvo en 2024 un beneficio bruto superior a los 80 millones en EEUU, reconociera en su última reunión con analistas que está en guardia ante las medidas de Trump.
Tras los artículos de belleza, las exportaciones catalanas más impactadas son los productos farmacéuticos (646,7 millones, 14,9% del total), la maquinaria (495,8 millones, 11,4%), los plásticos (210,1 millones, 4,8%) y los productos químicos orgánicos (202,2 millones, 4,6%).
3.200 empresas, vigilantes
Actualmente, EEUU es uno de los principales destinos exportadores de las empresas catalanas. En total, 3.161 compañías exportan de forma regular a la primera economía global, un país que ha ido ganando peso hasta situarse como quinto mercado más habitual.
Por el momento, los aranceles del 25% sobre el acero y el aluminio, ya en vigor, afectan a las ventas de 427 empresas catalanas, que representan un volumen de negocio de casi 280 millones. Por otro lado, este miércoles, 3 de abril, se activa otro arancel del 25% sobre los automóviles europeos. En principio, Seat no se verá tocada por esta imposición, ya que no exporta a EEUU.
Sin embargo, los productores de vino y cava sí se tientan la ropa ante la amenaza arancelaria llegada del otro lado del charco, con bodegas como Freixenet y Codorníu atentas a las posibles afectaciones.
El 'Govern' toma medidas
En los últimos meses, el gobierno catalán se ha anticipado a los movimientos de la nueva administración estadounidense. En una reciente entrevista con elEconomista.es, el consejero de Empresa y Trabajo, Miquel Sàmper, mostró su preocupación por los cambios geopolíticos del otro lado del Atlántico y animó a construir "políticas comunes que nos hagan soberanos y autónomos".
"Que no tengamos que depender ni de Estados Unidos, ni de China, ni tampoco de Rusia, de la cual hemos dependido mucho en cuestiones como los cereales. Esa soberanía es el punto clave de la política europea actual", manifestó.
Más allá de estos pronunciamientos, el Govern ha tomado medidas concretas. El pasado enero, la Generalitat puso en marcha un servicio de acompañamiento y asesoría para las empresas exportadoras catalanas llamado Adapta't als nous Estats Units. A través de la Oficina Técnica de Barreras a la Internacionalización, dependiente de Acció, se ha lanzado un programa para valorar el grado de exposición al riesgo de las empresas que venden sus productos y servicios en EEUU. Mediante un análisis personalizado, se estima el impacto de los aranceles y se ayuda a definir un plan de contingencia con estrategias alternativas.
Conviene recordar que Acció cuenta en el gigante americano con oficinas en Nueva York, Washington, Miami, Austin y Silicon Valley. Estas antenas permiten a la entidad echar una mano a las empresas con datos actualizados sobre el terreno.