Cuando Donald Trump creó el "Departamento de Eficiencia Gubernamental", conocido a esta altura de la película como DOGE y dirigido por Elon Musk, su objetivo era analizar los gastos de la Administración y dar sugerencias sobre cómo recortarlos. Pero las noticias de los últimos días están desatando la alarma en EEUU, después de que se conociera que Musk tiene acceso al sistema que controla todos los datos y pagos de IRPF, seguridad social o seguros médicos públicos de los ciudadanos del país, y de que varios medios advirtieran de que el equipo del fundador de Tesla está haciéndose con el control de esos sistemas. Una situación que ha desatado la preocupación porque Musk estaría tomando decisiones sobre el presupuesto sin tener un cargo ni estar controlado ni supervisado por nadie.
El pasado viernes, el Departamento del Tesoro de EEUU dio acceso al equipo de Musk al sistema que registra y controla todos los pagos que realiza el Gobierno de EEUU y que anota los datos personales de todos los contribuyentes. Así, Musk puede saber cuánto IRPF ha pagado cada persona, qué pensión recibe cada jubilado y todos los pagos a proveedores y empleados de la Administración. El funcionario responsable del sistema dimitió en aquel momento, negándose a aceptar las órdenes de darles acceso a un mecanismo tan sensible. En sí, esto ya levanta muchísimas dudas sobre qué autorización tiene un empresario no electo y que oficialmente no es un empleado del Gobierno de EEUU para acceder a toda esa información de un altísimo nivel de privacidad. Pero el mayor problema es que sus poderes pueden no haberse quedado allí.
Ayer, Wired informó de que un ingeniero de 25 años que trabaja para Musk habría recibido privilegios de administrador en los sistemas de pago del Tesoro. Es decir, que este hombre, Marko Elez, tendría el poder de cancelar pagos ordenados por el Gobierno de EEUU de forma unilateral. Y este miércoles, The Wall Street Journal ha informado de que el equipo de Musk también ha obtenido acceso a "sistemas de pago y contratación clave" de las aseguradoras públicas que pagan la sanidad de los pensionistas (Medicare) y de las personas más pobres (Medicaid).
La oposición está advirtiendo de que, si eso es así, Musk se habría convertido en el hombre que decide personalmente qué personas o empresas se merecen seguir recibiendo sus pensiones, ayudas públicas o pagos por contratos ya firmados por el Gobierno de EEUU. El propio Musk lleva días en X jactándose de "detener" pagos ya comprometidos a ONGs y empresas que trabajan para la Administración que él considera "despilfarro". En otras palabras, Musk habría pasado de 'aconsejar' a Trump cómo recortar gastos, a tomar la decisión de suspender por él mismo todos los gastos que no le gusten. Y su primera decisión fue empezar por USAID, una agencia de ayuda al desarrollo internacional, creada y protegida por ley y que está al mismo rango que el FBI o la CIA, que Musk ordenó cerrar de golpe el pasado fin de semana y que el secretario de Estado [ministro de Exteriores], Marco Rubio, liquidó ayer.
Esta situación supone varios peligros. El primero es una batalla legal infinita, ya que la ley prohíbe explícitamente hacer lo que Musk está haciendo. Varios jueces ya han ordenado volver a poner en marcha algunos pagos detenidos por el nuevo Gobierno, dado que la Constitución estadounidense explica que es el Congreso el que decide en qué tiene que gastar el dinero el Gobierno, y que la Administración debe obedecer los Presupuestos hasta el último centavo, sin poder negarse a hacer ningún pago previsto por dicha ley. En otras palabras: cualquier persona que viera que Musk anulara un pago ya comprometido podría ir a los tribunales y exigir su devolución, con intereses. Lo mismo ocurre con el cierre de ministerios, como el de Educación, que Trump ha prometido clausurar, o la ya mencionada USAID: el presidente no puede cerrar por orden ejecutiva agencias creadas por ley por el Congreso, como es el caso.
Pero el segundo problema es más grande aún: si Musk puede cancelar unilateralmente pagos ya comprometidos por el Gobierno que no le gusten, entonces la credibilidad de EEUU se evaporaría. El responsable de acordar pagos no sería la ley, el Congreso ni el presidente, sino el consejero delegado de Tesla. Y en la lista de "gastos inútiles" que Musk subió a su cuenta de X tras las elecciones, el magnate incluía los pagos por los intereses de la deuda de EEUU. Si Musk decide 'ahorrar' en esa partida, bloqueando los pagos de la deuda, podría desatar una crisis mundial inmediata.
Por el momento, es difícil saber hasta qué punto llega el control de Musk sobre la Administración. Pero si sus propias palabras son ciertas, y el magnate tiene el poder de decidir por sí mismo quién puede cobrar o no los fondos ya comprometidos por el Gobierno de EEUU, las consecuencias pueden ser inimaginables.