
Estados Unidos aplicará al sector público su propia "motosierra", parafraseando el término que hizo suyo el presidente argentino, Javier Milei, y que tanto ha gustado a quien se confiesa un orgulloso admirador del método Milei, Elon Musk. El dueño de Tesla dio esta semana una contundente réplica a quienes aseguran que no tiene competencias suficientes para recortar el sector público estadounidense como Donald Trump le ha encomendado que haga. Lejos de todo derrotismo, Musk pronostica la futura salida de miles de trabajadores de las Administraciones, ya sea por la vía de la dimisión o del despido, en un artículo publicado por el 'The Wall Street Journal'.
En ese texto, firmado a medias con el también responsable del Departamento de Eficiencia Gubernamental Vivek Ramaswamy, Musk argumenta que los ceses voluntarios constituyen una vía muy factible para adelgazar a los departamentos estatales y federales. En concreto, basta con eliminar la opción del teletrabajo, según los autores del artículo, para crear una situación insoportable para miles de funcionarios.
"Veríamos con satisfacción estas salidas tras imponer la obligación de acudir a la oficina cinco días a la semana", aseguran los dos hombres de confianza del futuro presidente de Estados Unidos.
Musk predica con el ejemplo en este sentido desde hace años, dado que ha erradicado el trabajo a distancia en las empresas de su propiedad, tanto en Tesla como en X, la antigua Twitter.
En cuanto a los despidos del personal que trabaja en la Administración, Musk está muy lejos de ver un obstáculo en los derechos que adquiere toda persona que ha optado a un puesto de trabajo a través de un concurso público. El magnate no llega al extremo de negar la existencia de ese blindaje, pero limita claramente su alcance:"proteger a los empleados en caso de que sean víctimas de represalias políticas".
Cuando no existen esas motivaciones, y los ajustes se articulan como "reducciones de plantilla que no afecten a empleados concretos", que pudieran haber sido señalados por sus adscripciones políticas, entonces la ley permite que se produzcan ceses.
Normativamente, habría así margen para que Trump firmara decretos que conduzcan a despidos masivos en la Administración o que, en su defecto, permitan el traslado de agencias estatales al completo fuera de los límites de Washington.
Tanto Musk como Ramaswamy auguran que esa próxima oleada de despidos y dimisiones no podrá anularse judicialmente, alegando que ambos incurrieron en un conflicto de intereses, al ser juez y parte en ese tipo de decisiones. Ambos recuerdan que el Departamento de Eficiencia Gubernamental no está integrada en el organigrama de las instituciones oficiales del Gobierno estadounidense. En otras palabras, ninguno de ellos tiene la condición de empleado público, mucho menos la de funcionario.
Con esto, Musk ha prometido recortar "dos billones de dólares" de gasto de los casi siete que alcanza el presupuesto de EEUU, para eliminar el gigantesco déficit que sufre el país.
El presupuesto de EEUU alcanzó los 6,1 billones de dólares de gastos totales en 2023 (en 2024 llegará a los 6,7 billones, aunque estos cálculos se harán sobre el de 2023, que ya está cerrado). De ellos, 3,8 billones son "obligatorios", es decir, impuestos por ley: Medicare (sanidad pública para jubilados), Medicaid (seguro sanitario para personas de bajos ingresos), pensiones de la Seguridad Social, subsidios de desempleo, ayudas para familias de bajos recursos, cupones de alimentación y otras partidas similares. Todos estos gastos están obligados por ley y no pueden ser eliminados más que por otra ley.
El Congreso podría aprobar cambios en estas partidas (salvo pensiones) por mayoría simple en las dos cámaras, pero los republicanos tendrán finalmente un margen minúsculo en la Cámara de Representantes: probablemente 220 a 215, que se quedarán en 217 a 215 si los nombramientos de Trump de varios diputados como ministros salen adelante. Y, conociendo la histórica indisciplina en sus filas, aprobar una ley de recorte de ayudas sociales se antoja casi imposible: todos los votos republicanos serán "el decisivo", y los anuncios culpándoles de ser "el voto clave" que dejó a miles de ciudadanos estadounidenses sin ciertas ayudas sociales serían constantes hasta las próximas elecciones, dentro de apenas dos años.
Trump ya tuvo enormes problemas en 2017 para eliminar la reforma sanitaria de Barack Obama por las rebeliones internas, y entonces los republicanos tenían una mayoría de 47 diputados. Con una mayoría de apenas 2 votos ahora, el coste político que tendrían que pagar por hacer recortes a la 'clase obrera' sería prácticamente insoportable para todos sus diputados, especialmente para los de las circunscripciones más competidas.
A eso se añade el pago de intereses de la deuda: 659.000 millones en 2023, que se han disparado a 949.000 millones en 2024, y creciendo a buen ritmo, con el aumento constante de la deuda registrada en los últimos años y la subida de los tipos de interés.
Lo único que el Gobierno puede recortar unilateralmente es el llamado "gasto discrecional", es decir, las partidas que no están obligadas por ley: 1,7 billones de dólares en 2023. Esa cifra, de entrada, ya es mucho menor de lo que Musk prometía recortar. Pero es que prácticamente la mitad de ese apartado está dedicado a defensa: 805.000 millones en 2023 y creciendo a un ritmo del 7% anual. Conseguir que los diputados y senadores republicanos aprueben recortes al gasto militar es algo que a nadie se le pasa por la cabeza.