Economía

La falta de apoyos hace inevitable el fracaso de la jornada de 37,5 horas en el Congreso

La vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, en el Congreso de los Diputados | EP

La reducción de la jornada laboral a 37,5 horas semanales, el gran proyecto que la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, se había propuesto impulsar esta legislatura, naufraga ante la falta de acuerdo en la mesa del diálogo social y la ausencia de números para tramitarlo en el Congreso de los Diputados. Los de Carles Puigdemont amenazan con dejar caer la medida en la Cámara Baja, alineándose así con las patronales catalanas, que también rechazan la reducción de la jornada que propone Sumar. El margen de maniobra de este último partido es, además, ínfimo en estos momentos, tras sus sucesivos fracasos electorales y los escándalos que ahora lo asedian.

Foment del Treball y Pimec le trasladaron el pasado mes a Yolanda Díaz su 'no' a la medida, durante la ronda de contactos que la vicepresidenta segunda inició con sindicatos y empresarios en Barcelona. Junts escuchó a la organización liderada por Josep Sánchez Llibre, y ya advirtió a la titular de Trabajo de que "no dieran por sentado su voto a favor". De hecho, desde el ministerio, y los sindicatos, dan por descontado el voto en contra de los postconvergentes.

La frustración ante el fracaso de la norma se ha dejado sentir, especialmente, en el seno de UGT. "Vivo en Barcelona y esto de levantarse por la mañana renegando de todo lo español y luego reunirse con los más rancios empresarios de este país para acordar alguna medida que justamente ni beneficia a la mayoría de los españoles y desde luego a los catalanes tampoco nos beneficia, pues me parece que seguramente van a tener que empezar a explicarlo en Cataluña", dijo hace semanas Pepe Álvarez, sobre la posición de Junts.

Sin embargo, no todo está perdido para el socio de coalición. Durante las últimas semanas, el PNV -que al inicio había desconfiado- confirmó que votaría a favor. "En principio votaríamos que sí", confesó el presidente de los nacionalistas vascos, Andoni Ortuzar, en declaraciones a TVE. Aun así, sin Junts la norma que Díaz lleva casi un año intentando consensuar, no prosperará.

Como última opción, Trabajo tratará de buscar la abstención del Partido Popular. El líder de la oposición, Alberto Núñez Feijóo, hizo público su apoyo a una reducción de la jornada laboral de cuatro días, aunque -tras una reunión informal con CEOE- se desdijo, y apostó por dejar ese recorte del horario en manos de empresa y trabajadores. En este punto, Sumar podría intentar un asedio al grupo popular, asimilando alguna de las medidas que los de Feijóo incluyeron en su proposición de ley de conciliación, en forma de enmiendas al texto. No sería la primera vez que Sumar y PP pactan iniciativas en el Congreso de los Diputados, y firman una alianza estratégica. Los socios de coalición de Sánchez votaron a favor de autorizar nuevas misiones de Defensa en el extranjero, al margen del PSOE. Los populares hicieron lo mismo con una iniciativa de Sumar sobre cláusulas hipotecarias.

Hasta entonces, Trabajo buscará el acuerdo de última hora con la patronal. Los de Díaz harán hoy un último intento de enderezar la negociación que comparte con los agentes sociales lanzando un ultimátum a la CEOE. Si los empresarios no lo aceptan, el ministerio firmará el pacto en solitario con los sindicatos. "Haremos la última oferta en la mesa del día 29, esperaremos a que las organizaciones nos respondan, y si podemos contar con la patronal, será para nosotros una gran noticia, pero si no podemos contar con ella, intentaremos un acuerdo con las organizaciones sindicales", dijo el domingo el número dos de Díaz, Joaquín Pérez Rey. "No me gustan los ultimátums", respondió el líder de la CEOE, Antonio Garamendi, poco después.

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