
Si hay algo en lo que hayan coincidido los dos exprimeros ministros italianos, Enrico Letta y Mario Draghi, al cargo de elaborar sus respectivos informes para impulsar la competitividad de la UE, es en la necesidad de impulsar la Unión de Mercados de Capitales. España propondrá este lunes dar un revulsivo a este proyecto creando pequeños grupos de países que, a modo de minicoaliciones, tomen la avanzadilla y permitan una integración a varias velocidades.
En el marco de la reunión de ministros de Economía y Finanzas de la eurozona que tendrá lugar este lunes en Luxemburgo, España presentará una propuesta que permita que un grupo de tres o cuatro países puedan avanzar en esta integración bursátil.
"España propone crear un mecanismo innovador de toma de decisiones de manera ágil. Lo llamamos laboratorio de competitividad, de tal manera que, mínimo de tres Estados miembro puedan poner sobre la mesa una iniciativa de integración junto con la ayuda de la Comisión Europea y que esto se pueda llevar a cabo desde el inicio en un laboratorio controlado", ha explicado el ministro de Economía, Carlos Cuerpo, a su llegada al Eurogrupo en Luxemburgo.
La idea es que un grupo de países tomen la avanzadilla y permitan desatascar un proyecto que lleva años estancado. Esta minicoalición arrancaría con la creación de este sistema de calificación crediticia armonizado para pequeñas y medianas empresas, tanto en su país de origen como fuera. La existencia de este sistema de calificación crediticia transfronteriza favorecería, a su vez, la capacidad de las empresas para escalar.
"Esto nos permitiría que nuestras pymes puedan acceder a financiación", ha explicado Cuerpo, lo que su vez abriría el camino para mejorar la competitividad de la UE. España defiende que esta iniciativa aumentaría la financiación tradicional de la banca así como la financiación no tradicional, a modo de fondos, private equity y titulaciones.
Madrid argumenta que una integración de los mercados de capitales a diferentes velocidades permitiría rebajar los costes implícitos y, por ejemplo, que una empresa española pueda levantar capital en otro Estado miembro que participe con intereses que sean competitivos.
Pero no es que la idea de España sea del todo nueva. Hace cosa de medio año que Francia abogó por desbloquear el aletargado proyecto entre un grupo pequeño de países. Una propuesta que recibió con buenos ojos el ministro de Economía, Carlos cuerpo, ya en el Eurogrupo informal que tuvo lugar en la localidad belga de Gante en abril. El apoyo se extendió a otros países entre ellos Italia, Polonia o Países Bajos.
Uno de los principales escollos a sortear en la conversación es la creación de una figura de supervisión bancaria. Con más de una década de bloqueo en torno al proyecto, Luxemburgo y Berlín rechazan la figura de un organismo de supervisión centralizado que obligue a ceder competencias que, defienden, deben seguir siendo nacionales.
Ya el pasado marzo, los líderes de la UE apremiaron a avanzar en la unión de mercados de capitales en una declaración teñida con cierto sentimiento de frustración por parte del Ejecutivo galo. Ese mismo mes, el Eurogrupo trazaba un plan de acción que arrancaba, precisamente por la creación de esa controvertida figura de supervisión, además de la reducción de trabas administrativas o la armonización de los sistemas de insolvencia nacionales.
El proyecto se antoja clave para la competitividad europea en un momento de pujante competencia con China y Estados Unidos. Es precisamente la fragmentación del mercado comunitario uno de los principales obstáculos para el sector empresarial y para el desarrollo de la industria europea, que dan el salto al otro lado del charco en busca d financiación al encontrar un mercado armonizado, también en términos regulatorios.
El proyecto se ha vuelto más urgente desde que los regímenes de insolvencia y los productos de ahorro se han hecho más necesarios para dar respuesta a las necesidades financieras de la UE. Aunque las barreras nacionales y la supervisión continúan siendo un escollo que salvar también lo son la titulación de activos o la carga burocrática.