
El Gobierno cuenta con algo más dos semanas para alcanzar un acuerdo con Junts, y aprobar en Consejo de Ministros una nueva senda de estabilidad. Todo deberá quedar cerrado antes del próximo 15 de octubre, fecha en la que el ministerio de Economía se ha comprometido a enviar el plan fiscal estructural a la Comisión Europea. En esa hoja de ruta deben estar incluidos los objetivos de déficit que resulten de las conversaciones con los de Puigdemont. El ministro de Economía, Carlos Cuerpo, advertía de ello ayer en una entrevista concedida a Onda Cero, "no tenemos por qué apresurarnos sin tener ese resultado positivo en la mano", ha defendido, sino apostar por "un enfoque de negociación para ser capaces de ir paso a paso avanzando hacia los presupuestos".
Moncloa frenó en seco el lunes la tramitación de le senda de estabilidad al encontrar margen para alcanzar un acuerdo con los de Carles Puigdemont. "El PSOE debe negociar y presentar una propuesta que mejore de forma significativa la situación de Cataluña, tanto en lo que se refiere a la Generalitat como a los ayuntamientos", celebró la portavoz de Junts, Miriam Nogueras tras conocer la noticia. Hay margen para avanzar hacia esa dirección. La corrección al alza del crecimiento del PIB de 2023 acometido la pasada semana por el INE, da un margen fiscal extraordinario al Estado, que bien podría ser utilizado para suavizar –aún más- los objetivos de déficit de las autonomías de aquí a 2027. Eso sí, esa modificación también deberá de contar con el aval de Bruselas, muy pendiente del cumplimiento de España de las reglas europeas. "El objetivo que persigue el Gobierno con este aplazamiento es dar más tiempo a la negociación ofreciendo una nueva oportunidad al diálogo", apuntan fuentes del ministerio de Hacienda. La ministra, María Jesús Montero, cuenta ahora con tres Consejos de Ministros en los que llevar y aprobar una nueva hoja de ruta fiscal.
Sin embargo, el Ejecutivo deberá hacer malabares para lograr impulsarla, y desatascar -así- la presentación del proyecto de Presupuestos de 2025. La negociación iniciada con Junts, desviste el apoyo de otros de los socios de investidura, con los que Moncloa cuenta en el Congreso de los Diputados. Podemos podría pasar del 'sí' al 'no', si el Ejecutivo incluye "concesiones en clave conservadora" en la hoja de ruta fiscal a petición de los de Puigdemont. Ione Belarra reprochó ayer a la vicepresidenta Primera, María Jesús Montero, haber sido "incapaz" de "cuidar" la mayoría "plurinacional" que hizo posible la designación de Pedro Sánchez como presidente. "Acumulan en este parlamento derrota tras derrota", insistió la portavoz de Podemos, lo que ha provocado las risas de varios de los diputados de la bancada del Partido Popular durante la celebración de la sesión de control al Ejecutivo.
Podemos vacila ahora con votar contra la senda
De esta manera, Belarra pasa al ataque y reclama su hueco dentro del debate sobre la gobernabilidad. "Ya nos conocen y desde luego vamos a usar nuestros votos imprescindibles para que haya el máximo giro a la izquierda posible", avisó, antes de advertir de que mirarán con lupa los cambios que Montero incluya en la posible nueva senda que resulte de las conversaciones con los postconvergentes, y con otros, que como ERC ya han exigido ser incluidos en la negociación. "De la senda hablaremos con todo el mundo, como hacemos con todos y cada uno de los puntos de las cosas que llegan a este Congreso", dijo el portavoz del PSOE, Patxi López.
A pesar de la pausa que Hacienda se concederá para negociar, el tiempo apremia. Al plazo exigido por el envío del plan fiscal estructural a Bruselas, se suman los ajustados plazos parlamentarios con los que contará Montero para tramitar su proyecto de Presupuestos. Si Montero consigue impulsar la senda fiscal en el Congreso, todavía deberá encarar el largo tránsito que le esperan a los Presupuestos por las Cortes. La vicepresidenta deberá presentar, lograr tumbar las posibles enmiendas a la totalidad que presenten los grupos de la oposición, negociar la integración de las enmiendas parciales que se presenten en las diferentes Comisiones, y lograr el aval final del Hemiciclo. El último precedente tuvo lugar hace dos años, cuando Montero logró sacar adelante las Cuentas de 2023 en apenas mes y medio. No obstante, la ministra contaba –por entonces- con un parlamento menos fragmentado, en el que la estabilidad era mucho menos precaria.