Economía

El salto mortal de la India: del arroz y los bueyes a querer ser Silicon Valley sin pasar por la fábrica

  • La economía de la India se está saltando una etapa entera de desarrollo
  • La India se pierde su 'industrialización' con los riesgos que conlleva para el empleo
  • Los servicios tecnológicos y de la información ganan cada vez más peso en el PIB

El crecimiento económico de la India es espectacular. Este 2024 se prevé que el país más poblado del mundo (con permiso de China… anda la cosa bastante empatada) lidere el crecimiento de Asia con un avance que rondará el 7% del PIB. Este fuerte desarrollo y las particularidades de la economía de la India están provocando algo casi inaudito en la economía global: la India podría estar saltándose una etapa de desarrollo entera. Los servicios llevan años ganando peso a gran velocidad, mientras que el sector primario (agricultura, ganadería…) se reduce. ¿Y qué pasa con la industria? Esta es la etapa que peligra, la India está a punto de dejar atrás el arroz y los bueyes para intentar ser el Silicon Valley del sur de Asia. Este salto mortal va a llevar al país a ser la tercera economía del mundo más pronto que tarde (superando a Alemania y Japón), pero, por otra parte, entraña riesgos notables. Como en todo salto mortal, la caída será la clave del éxito.

Aunque el crecimiento económico ha estado históricamente asociado al incremento de la renta o PIB per cápita en los países, el desarrollo económico también está directamente relacionado con los cambios estructurales que preceden, acompañan o suceden tras esta expansión económica, explica V. Basil Hans, profesor de economía en Srinivas University (Mangalore) en un trabajo que analiza la economía de la India. Los cambios estructurales más comunes que se han observado hasta la fecha (a nivel global) presentan un cambio de estructuras ocupacionales y de producción muy parecido: esencialmente, la economía pasa de un modelo agrario a otro industrial, para terminar en una estructura basada en los servicios. Sin embargo, la India parece estar realizando un movimiento un tanto singular.

"En la India los cambios sectoriales también son claramente visibles. Pero hay una desviación aparente de la tendencia general: el peso de la agricultura y los sectores afines han disminuido lenta y constantemente, pero la absorción de la mano de obra del sector primario se está produciendo en el sector terciario (servicios)", asegura el profesor de Basil Hans. Históricamente, el despegue económico de un país ha dependido del sector manufacturero. El sector servicios de la India ha experimentado un importante auge y es uno de los que más contribuyen al empleo y al crecimiento del PIB en los últimos años: ya supone más del 55% del PIB y presenta un crecimiento del 10% anual.

Qué pasa con la industria en la India

Mientras que la mano de obra abundante, barata, cualificada y angloparlante supone un incentivo para las empresas de servicios, no lo es tanto para la industria. Aun así, resulta complicado explicar por qué le está pasando esto a la India, puesto que el Gobierno de Modi sí parece interesado en desarrollar la industria. Pero los datos ofrecen una realidad muy diferente. En los últimos años, la salida de cinco fabricantes de automóviles internacionales ha ensombrecido a la India como destino atractivo para las empresas de la industria. A pesar de ser el quinto mercado de automóviles más grande, fabricantes como Ford, General Motors, Harley Davidson y Man se han marchado de la India.

A General Motors le resultó difícil fabricar y atender al mercado interno. Las crecientes pérdidas en medio de una creciente competencia lo llevaron a detener sus operaciones en la India. Además, la salida del mercado estuvo plagada de desafíos y retrasos que han terminado generando grandes costes y ahuyentando a posibles nuevos inversores. Ford se retiró por razones similares y sufrió un golpe de reestructuración de 2.000 millones de dólares.

Los elevados aranceles, las leyes laborales arcaicas, el frágil marco político y la incertidumbre regulatoria reducen el atractivo de un territorio desconocido (desconocido para los negocios), aseguran los expertos. Otra preocupación es la dificultad para adquirir propiedades donde instalar grandes fábricas sin sobornos ni conflictos. Muy a menudo, las aprobaciones de terrenos y proyectos quedan en el limbo durante meses, mientras que la disponibilidad de energía barata y estable es otro problema. Sea como fuere, la economía de la India está dando un gran salto de la agricultura hacia los servicios sin mirar atrás.

"Después de la liberalización de la economía, nuestra actividad ha pasado de una economía basada en la agricultura a una economía basada en el conocimiento gracias al sector conocido como IT de los servicios", asegura Trinh Nguyen, economista de Natixis. Esta industria avanzada se refiere a todos los servicios habilitados para tecnología de la información que están relacionados con la tecnología de la información para brindar una gama de servicios a empresas y organizaciones: procesamiento de datos, atención al cliente, soporte técnico y consultoría.

Un buen ejemplo de este tipo de economía que se expande por la india es la ciudad de Bangalore, que cuenta con un clúster de empresas tecnológicas, por lo que ha sido apodado como el Silicon Valley indio. Esta ciudad alberga 400 de las 500 empresas indias de capital abierto que presentan un mayor volumen de ventas de servicios sofisticados o de alta tecnología y por ser la sede de más de 40 empresas que están catalogadas como 'unicornios' entre el centenar que presenta la India. En 2021, cuando el petróleo estaba relativamente barato, la India ganó más con las exportaciones de software que Arabia Saudí con las exportaciones de petróleo, gracias en gran parte a Bangalore.

No obstante, los medios y el entretenimiento también han experimentado un enorme crecimiento en los últimos años. Aunque este gran salto mortal parece positivo, lo cierto es que también está plagado de riesgos, asegura Nguyen, economista de Natixis. Saltarse esta etapa de desarrollo puede terminar llevando a la India a una situación en la que resulta imposible emplear a toda la población y que supone la pérdida de parte de los ingresos que habría generado la industria.

El reto de emplear a todo el mundo

Es cierto que el crecimiento de la India ha sido espectacular. Además, este aumento del PIB en una etapa temprana de desarrollo se ha producido con un déficit por cuenta corriente relativamente sostenible. Sin embargo, hay un punto débil o 'talón de Aquiles' en esta historia de éxito: la tasa de empleo y la participación laboral. Pese a la mejora de los últimos años, el crecimiento de estos indicadores no ha sido el esperado para una población joven y en una economía que crece a una velocidad que ronda el 7% anual. Cada vez son más los analistas que ven en el 'salto' directo a los servicios como posible culpable de esta situación.

Pese a todo, algunas voces respetadas y autorizadas como la de Raghuram Rajan, antiguo gobernador del banco central de la India, han defendido este 'salto cualitativo' defendiendo que la India haría bien en centrarse en los sectores de mayor valor añadido (tecnología y servicios cualificados, si despreciar a la industria más sofisticada como la de los chips), a cambio de dejar atrás la industria de bajo y medio valor añadido. El problema, según algunos expertos, es que esa industria de bajo y medio valor añadido es muy intensa en empleo, es decir, fabricar ropa, juguetes o mascarillas requiere de mucha mano de obra, mientras hacer chips o software requiere solo unos pocos 'cerebritos'. La India tiene una fuerza laboral enorme que va a seguir creciendo. No apostar y generar un clima favorable para esta industria puede impedir que el mercado de trabajo emplee a toda la fuerza laboral del país.

"La cuestión entonces es avanzar, abordar las debilidades laborales; ¿Debería India dar un salto hacia los servicios y evitar por completo la industria, dados los desafíos que plantea el exceso de capacidad de China y el impulso global para descarbonizar? Este argumento pide a la India y a sus 1.400 millones de habitantes que se enfrenten a una economía que infrautiliza a su población en edad de trabajar", asegura la economista de Natixis en una nota en la que aborda este riesgo.

Para poner eso en perspectiva, a pesar de generar 112 millones de empleos durante los años de Modi, la tasa general de participación de la fuerza laboral de la India sigue siendo sólo del 58%, frente al 68% del promedio de los mercados emergentes de Asia y el Pacífico. Para 2030, una de cada cinco personas en edad de trabajar en la Tierra será india, y la India necesita crear 115 millones de empleos para 2030 para absorber la fuerza laboral infrautilizada y la fuerza laboral nueva. Específicamente, el país necesitará generar 16,5 millones (1,65 millones de rupias) de empleos por año, frente a 12,4 millones por año durante la última década, y de los cuales, 10,4 millones deberán ser empleos formales. Para lograr esta hercúlea tarea, el motor de crecimiento de la India debe funcionar con todos los cilindros, desde la industria hasta los servicios, en los próximos años.

Centrarse únicamente en los servicios no permitirá a la India aprovechar su dividendo demográfico por dos simples razones: el sector de servicios ya tiene un peso elevadísimo en la India y su capacidad de absorción es limitado en términos de plantilla y calidad de la mano de obra.

La India por sectores

En primer lugar, los servicios representan un asombroso 55% del PIB en la India, mientras que la industria apenas alcanzaba el 14% en 2023. Las exportaciones de servicios de la India son ahora las séptimas a nivel mundial, y los servicios de telecomunicaciones, informática y tecnología de la información ocupan el segundo lugar en el mundo, solo detrás de Irlanda.

Aunque todavía hay espacio para que crezcan los servicios, la rama que aporta mayor valor añadido de este sector requiere un alto nivel de cualificación y absorbe un número limitado de puestos de trabajo. Por ejemplo, todo el sector de IT emplea solo a 5 millones de personas y usando los datos del informe laboral de 2024 de la OIT, entonces todo el sector de las TIC, servicios financieros y negocios digitales tiene alrededor de 23 millones de puestos de trabajo frente a los 63 millones en el sector manufacturero.

El sector en términos de empleo más grande fuera de la agricultura y los servicios informales de bajo valor añadido (comida callejera, peluquería…) es la construcción, que asciende a 68 millones. Es decir, la construcción empleo a más personas que toda la industria de la India. ¿Qué quiere decir esto? "Aunque la India logre impulsar el crecimiento de las exportaciones de servicios, la absorción en cantidad y calidad (altamente cualificada) es limitada", sentencia Nguyen.

La India necesita un sector poderoso como la industria para absorber a los 247 millones de trabajadores que aún trabajan en el sector agrícola y para emplear a la población que vaya entrando en la fuerza laboral. Si la industria en la India tuviera el tamaño que le corresponde por población y etapa de desarrollo, emplearía a dos o treves veces más de trabajadores. Por ejemplo, aunque la India tiene la mayor población en edad de trabajar del mundo, solo ocupa el puesto 19 del mundo en exportaciones de manufactureras, con sólo el 1,6% de la cuota de mercado mundial, por detrás de Vietnam, un país mucho más pequeño y menos poblado. La experiencia de Vietnam sugiere que India puede, como mínimo, aprovechar los frutos más inmediatos y competir por empresas y países que buscan activamente diversificar su cadena de suministro más allá de China.

Por último, la 'pequeña' industria de la India genera otro problema menos importante que el del empleo, pero que no deja de ser un problema: un enorme déficit comercial industria con la 'fábrica del mundo', que no es otra que su vecina China. Los economistas de JP Morgan ponen de relieve este problema en su último informe semanal: "Es preocupante que las exportaciones manufactureras de la India se hayan debilitado en relación con el PIB durante la última década, lo que sugiere problemas de competitividad. En consecuencia, el déficit manufacturero ha vuelto a tener una tendencia ascendente, aumentando al 3,3% del PIB. El desafío manufacturero también se manifiesta en un déficit comercial bilateral elevado y complicado con China, de donde las importaciones de manufacturas siguen siendo elevadas", comentan estos expertos.

La experta de Natixis concluye que "más allá de trabajar para diversificar el suministro energético de la India y construir infraestructura para apoyar el comercio interno y externo, que está muy bien, el Gobierno necesita subirse al tren manufacturero y capitalizar los vientos de cola demográficos y geopolíticos… aunque el camino a seguir es desafiante, nunca es demasiado tarde para tomar el camino correcto".

WhatsAppFacebookTwitterLinkedinBeloudBluesky