
Narendra Modi tomó juramento este pasado domingo como primer ministro de la India para un histórico tercer mandato consecutivo, en el que tendrá que gobernar en coalición por primera vez tras unas reñidas elecciones en las que su partido no obtuvo la mayoría. Esto será algo nuevo para el líder nacionalista hindú, que siempre ha mandado en solitario en sus diez años al frente del cargo.
Esta nueva coalición podría saltar por los aires la estabilidad y las perspectivas económicas de un país que aspira a ser la tercera economía del mundo para el año 2030, fecha en la que tan solo estaría por detrás de Estados Unidos y China.
En este sentido, aunque los líderes de la NDA (Alianza Democrática Nacional de la India) le prestaron su apoyo a Modi, en la volátil política india cualquier respaldo, sea unánime o no, puede desvanecerse en el momento más inesperado.
"El verdadero problema es que hasta ahora Modi ha funcionado como un general en el Ejército, donde él da las órdenes y todos los demás las siguen. Eso ya no es posible, es una coalición, tiene que trabajar con sus aliados", dijo a EFE el analista político y exasesor del primer ministro de la India (2004-08), Sanjaya Baru.
Para agotar los cinco años de mandato, Modi deberá mantener cohesionado el bloque oficialista, y para ello se verá en la obligación de realizar concesiones.
Mantener una economía fuerte
Otro reto por delante para el primer ministro pasa por evitar que la fragilidad de su Gobierno afecte a la economía de la India, una de las de mayor crecimiento del planeta, y que en el último año fiscal (abril 2023-marzo 2024) se estima que creció un 8,2 %, según datos del Gobierno indio.
Tal y como asegura a EFE el analista económico Mohan Guruswamy, Modi no está preparado para gobernar en coalición, y esta falta de gobernabilidad torpedeará el crecimiento económico en los próximos años. Una volatilidad que generará desconfianza en el exterior y reducirá la inversión extranjera en el país asiático.
Por otro lado, a nivel nacional, Modi deberá afrontar dos de los principales problemas que ha arrastrado durante sus diez años de Gobierno: la inflación descontrolada y el desempleo. En este sentido, el control de la inflación ha sido uno de los mayores quebraderos de cabeza para el RBI, que se fijó el objetivo de reducirla al 4%. El pasado abril, último mes con datos disponibles, la inflación interanual ascendió al 4,38%.
En cuanto al desempleo, los últimos datos oficiales publicados por el Ministerio de Estadística en marzo muestran una tasa de paro del 6,7 % en el entorno urbano.