
La inminente reducción de la jornada laboral tendrá un impacto desigual entre sectores. La medida está impulsada por la vicepresidenta segunda del Gobierno, Yolanda Díaz, junto con los sindicatos tras la negativa de CEOE a presentar una propuesta por escrito bajo las condiciones impuestas por la ministra de Trabajo. El esfuerzo será mayor en aquellos colectivos conformados por un mayor número de asalariados por encima de las 37,5 horas semanales en cómputo anual, el objetivo que persigue la exlíder de Sumar.
En concreto, la reforma afectará la práctica totalidad de trabajadores dedicados al turismo o el campo que trabajan por encima de esa cota: son los empleados del comercio (el 96,6% de trabajadores cubiertos con convenios trabajan más de 37,5 horas a la semana), de la agroganadería (el 96,8%) y la hostelería (el 99,5%), según datos de Cepyme a partir de la base de datos del Ministerio de Trabajo. Únicamente en estos tres sectores son 3,7 millones de trabajadores en vilo por la reforma. La maniobra de Díaz también ha despertado la inquietud de las empresas, que ya acuden a los abogados laboralistas a modo de previsión.
La patronal de las pequeñas y medianas empresas calcula que la reducción de la jornada afectará al 75% de los asalariados cubiertos por la negociación colectiva, más de 13 millones de trabajadores por cuenta del sector público o privado. Bajo el juicio de Cepyme, el impacto "negativo muy grave" se observará en el turismo, el campo, el transporte y en servicios como las actividades inmobiliarias, profesionales, técnicas o administrativas. Son las actividades donde existe una mayor proporción de asalariados con una jornada pactada superior a la cota que persigue alcanzar la ministra de Trabajo ya el año próximo.
La negociación colectiva ha venido rebajando la duración máxima del tiempo de trabajo semanales durante las últimas décadas. Este efecto ha sido generalizado en toda la economía, si bien se ha producido en mayor o menor medida según los distintos sectores. De ello depende la capacidad organizativa, la productividad o el tamaño empresarial.
Entre las 21 ramas de actividad, solo hay cinco en las que más del 15% de los asalariados tienen en convenio un tiempo de trabajo pactado de 39,5 horas por semana o más: menos de 3.000 trabajadores de la industria extractiva, uno de cada cinco trabajadores del sector de la información y las comunicaciones, en el transporte, comercio y hostelería. "No obstante, [los cinco sectores con más del 15% de asalariados trabajando 39,5 horas o más] es un porcentaje considerable que estaría afectado por la reducción de jornada", reseñan en el informe. En total, solo el 7,9% de los asalariados cubiertos por un convenio colectivo tienen pactada una jornada máxima de al menos 39,5 horas. Son 925.000 personas.
La mayor parte de los trabajadores del sector público trabajan ya por debajo del límite que quiere legislar Trabajo. Así, apenas el 4,6% de los asalariados de la Administración Pública se verán afectados por el recorte. Por su parte, el impacto será "significativo" para el 25% de los asalariados de la Educación y, especialmente, para casi el 60% de los sanitarios que dedican un mayor número de horas al trabajo cada semana.
Las empresas ya recurren a los despachos
La vicepresidenta segunda cambiará de un plumazo las reglas del juego por la celeridad con la que quiere modificar el Estatuto de los Trabajadores. En este punto, varios despachos de abogados consultados por elEconomista.es confirman que ya están recibiendo las consultas de las empresas antes, incluso, de que entre vigor la ley.
"Nuestro despacho está recibiendo este tipo de consultas", afirma Juan Antonio Linares, socio del área laboral de CECA MAGÁN Abogados en conversaciones con este medio. El impacto de la jornada que será heterogéneo y despierta el interés de determinados grupos de actividad.
"Sectores que estamos viendo están más preocupados todos aquellos que facturan por horas a sus clientes, por el motivo de menos horas a facturar. Además de todos los sectores que requieren de personal físico para su actividad: hostelería, sanitario, logística, industria, agricultura, etc", explica el abogado.
Además, el despacho CMS Albiñana & Suárez de Lezo considera que la reducción de la jornada afectará más a las empresas con actividades intensivas en mano de obra, las que la facturación suele basarse en el tiempo de trabajo y los costes salariales (dedicadas a la limpieza, la seguridad o los servicios) o aquellas que tienen una baja productividad.
Aunque es complejo calcular cuántas mesas deberán reabrirse y volver a negociar, Linares adelanta que "lo pactado en tiempo de trabajo en muchos convenios colectivos va a quedar alterado ya que ser reduce el número de horas a trabajar". Esta situación "obligará en la negociación colectiva a replantearse la distribución del tiempo de trabajo actualmente pactada en cada convenio colectivo", apuntan desde CECA MAGÁN.
En busca de vías alternativas
¿Cómo se solucionará? "Por ejemplo, en aquellos convenios que establecen sistemas de turnos de producción continua (24 horas al día y 365 días al año) se producirán desajustes para cuadrar los turnos y los relevos de los trabajadores. Hasta que se alcancen acuerdos en la negociación colectiva será necesario reducir la jornada semanal, sin que la retribución pueda verse afectada por la misma".
"Las empresas afectadas están analizando posibles fórmulas que puedan mitigar el impacto de la posible reforma en la productividad, como la negociación de sistemas más eficaces de flexibilidad horaria y distribución irregular de la jornada de trabajo", explica a este medio Eva Ceca, Counsel de Laboral de CMS Albiñana & Suárez de Lezo. "Es previsible que la reducción de la jornada de trabajo incremente asimismo medidas alternativas como el incremento de las horas extraordinarias o de la contratación temporal, que no es el objeto pretendido por la eventual reforma", sentencia.
Los expertos consultados defienden que la medida más efectiva para abordar la eventual reducción de la jornada laboral sería la negociación colectiva. "Permitiría una mayor flexibilidad a los distintos sectores para la adaptación de la jornada a las necesidades de negocio y a las particularidades de los trabajadores, combinando la mera reducción con sistemas que permitan una mayor flexibilidad en el tiempo de trabajo, la organización de turnos y la distribución irregular de la jornada de trabajo", atiende Eva Ceca, en línea con su colega de profesión Linares.