
Los principales bancos centrales abrazaron hace tiempo el dogma de que el objetivo de inflación tenía que ser del 2%. Ese porcentaje se considera la barrera entre una inflación demasiado baja y una que se dispara más de la cuenta. Sin embargo, llegar a ese 2% no lo es todo. Esto se acaba de ver en Reino Unido con el dato de índice de precios al consumo (IPC) de mayo. El mes pasado, el indicador desaceleró del 2,3% interanual al 2%, un guarismo no presenciado desde la primavera de 2021. El dato invita, de primeras, al optimismo. Sin embargo, ahondando en los detalles de la lectura publicada por la Oficina de Estadísticas Nacionales (ONS), la situación sigue siendo compleja para un Banco de Inglaterra (BoE) al que el control de la inflación tras la pandemia no deja de dar problemas.
La caída de la inflación en mayo fue generalizada, con un descenso de la inflación en ocho de las 12 categorías principales. Como se esperaba, la inflación de las categorías de ropa/calzado, ocio/cultura y restaurantes/hoteles cayó, reflejando los efectos de base de los grandes aumentos del pasado mes de mayo. La tasa subyacente retrocedió del 3,9% al 3,5%. Dentro de eso, la inflación subyacente del IPC de bienes se deslizó por debajo de cero por primera vez desde octubre de 2016. Una nueva reducción de la inflación de los alimentos del 2,9% en abril al 1,7% en mayo también contribuyó a la caída de la inflación general del IPC. Y con una inflación de los precios de producción de alimentos de solo el 0,2% en mayo, la inflación de los precios de los alimentos probablemente caerá pronto a cero.
Dicho esto, la gran decepción para un siempre vigilante BoE fue que la inflación de los servicios sólo bajó del 5,9% al 5,7%, cuando el organismo preveía un 5,3%. En consecuencia, la publicación de hoy no aliviará por completo la preocupación del banco central por la persistencia de las presiones sobre los precios. Esto ya no solo termina de confirmar que el Comité de Política Monetaria del BoE permanecerá quieto este jueves, dejando los tipos de interés en el 5,25% (máximos de 16 años), sino que compromete su calendario de cara al verano.
"Con una inflación subyacente (3,5%) y una inflación de los servicios (5,7%) en mayo aún superiores a las de la zona euro (2,9% y 4,1% respectivamente), dudamos que el BoE esté dispuesto a seguir los pasos del Banco Central Europeo (BCE) y recortar los tipos de interés este jueves. Por el momento, mantenemos nuestra previsión de que el banco bajará por primera vez los tipos de interés del 5,25% en agosto, aunque ello depende de que en los próximos meses haya mejores noticias sobre la inflación del IPC de los servicios y el crecimiento de los salarios", escribe en una nota rápida para clientes Ruth Gregory, de Capìtal Economics.
"La inflación puede haber vuelto al 2%, pero puede que no esté ahí por mucho tiempo", se adscribe Zara Nokes, analista de mercado global de JP Morgan AM. "Las noticias sobre inflación de hoy ponen el último clavo en el ataúd de cualquier esperanza de un recorte de tipos por parte del Banco de Inglaterra mañana. La inflación de servicios todavía está demasiado alta".
Desde ING, el economista James Smith reconoce las buenas noticias en muchas de las categorías del IPC, pero avisa de que probablemente se esté llegando al final del proceso desinflacionista por ahora: "Mientras que el IPC general podría caer otra décima de punto porcentual o dos en el verano - tal vez ayudado por un poco más de desinflación en alimentos y servicios - otras áreas serán menos útiles. Las facturas energéticas de los hogares, aunque se prevé que bajen otro 7% en julio, están teniendo actualmente su máximo impacto negativo en la tasa anual de inflación y la contribución negativa disminuirá a medida que avance el año".
"Si bien la inflación ha bajado, no ha desaparecido", coincide Joe Nellis, asesor económico de MHA, una firma de auditoría, impuestos y consultoría. "Aunque pronosticamos que la inflación se mantendrá estable durante los próximos meses, a medida que nos acercamos al invierno, un aumento en los precios de la energía podría provocar que vuelva a dispararse", avisa.
Pero el gran drama, insisten desde ING, es la inflación de los servicios. Según la ONS, los precios en restaurantes y hoteles fueron los que más contribuyeron al índice general, ya que el sector repercutió las demandas de subidas, sobre todo tras la subida del salario mínimo. Los alquileres y los carburantes también influyeron al alza en los servicios. "Se podría perdonar a los inversores que tuvieran una sensación de déjà vu, ya que el año pasado por estas fechas se produjo un patrón muy similar, y en aquel momento los mercados empezaron a preocuparse de que el Reino Unido tuviera un problema de inflación considerablemente peor que el resto del mundo", expone Smith.
No obstante, para el economista de ING esto justifica el quietismo este jueves del BOE, pero no debería cerrar la puerta al recorte de tipos en agosto: "Los factores que mantuvieron elevada la inflación de los servicios no nos dicen necesariamente mucho sobre la tendencia subyacente. Las tarifas aéreas subieron más agresivamente en abril y mayo que en los mismos meses del año pasado. Algo similar ocurrió con los precios de los paquetes vacacionales, ámbitos en los que el BoE suele decir que hay más ruido que señales".
"Mantenemos nuestra previsión de que el primer recorte de tipos se produzca en agosto, con un total de tres recortes este año. El mes que viene se publicará otro informe sobre la inflación antes de la reunión de agosto. Cualquier sorpresa podría provocar un nuevo retraso. Pero escuchando al Gobernador Andrew Bailey en mayo, parecía que tenía ganas de empezar a recortar los tipos de interés. Al igual que el BCE, el Banco de Inglaterra parece más confiado en sus previsiones de inflación que en los dos últimos años", cierra el analista.
No lo acaban de ver así los mercados. Tras los datos de mayo conocidos este miércoles, los operadores están descontando solo un 40% de probabilidades de un recorte en agosto y compran un 50% de opciones para una primera bajada en agosto. Los swaps reflejan que solo se compra el primer recorte completo para noviembre, lo que ya supondría un contraste importante con un BCE que ha dado el primer paso en junio.
En clave política, más allá de que no esperase que el BoE empezara a recortar tipos en plena campaña electoral, el hito del 2% llega demasiado tarde para mejorar la suerte política del primer ministro Rishi Sunak antes de las inminentes elecciones. Las cifras permitirán al conservador declarar la victoria sobre una brutal reducción del coste de vida después de que la inflación superó el 11% a fines de 2022, cuando la guerra en Ucrania y el fin de las restricciones pandémicas hicieron que los precios se dispararan. Es poco probable que el dato sea suficiente para ayudar a mantener a los tories en el poder, que según las encuestas se dirige a una derrota histórica frente a los laboristas en las elecciones del 4 de julio.
"La inflación en el Reino Unido ha subido más y se ha mantenido más alta que en otros lugares, ya que el Reino Unido ha soportado lo peor de ambos mundos: una gran crisis energética (como la eurozona) y escasez de mano de obra (incluso peor que en EEUU)", resumía hace unos meses Ruth Gregory, de Capital Economics. "El Reino Unido ha tenido un mercado laboral tan tenso como el estadounidense y un shock energético tan grande como el de la zona euro. En el caso del Reino Unido, todo ello se ha debido a perturbaciones de la oferta", apoya Robert Wood, economista de Bank of America (BofA).