Lo que se ha venido denominando en los últimos tiempos como Swiftnomics, el efecto económico originado en el lugar en el que la exitosa cantante Taylor Swift celebra un concierto, suma un nuevo capítulo con lo ocurrido en Suecia. Los tres conciertos que la artista estadounidense celebró en el país en mayo provocaron un inesperado repunte de la inflación subyacente, la que excluye elementos más volátiles como la energía y los alimentos, y, por tanto, la que más están vigilando los bancos centrales en su lucha contra la ola inflacionaria surgida después de la pandemia. Aunque en este caso no se prevé que el fenómeno comprometa la senda de recorte de tipos que ha telegrafiado ya el Riksbank (el banco central sueco), sigue siendo llamativo cómo uno de estos eventos puede impactar en la economía de un país.
El mes pasado, la tasa de inflación subyacente de Suecia aumentó inesperadamente por primera vez en más de un año, en un pequeño revés para el Riksbank después de que haya empezado a reducir los costes de los préstamos. Según los datos publicados este viernes por el Instituto Nacional de Estadística de Suecia, la inflación subyacente, que en este caso excluye los costes energéticos y el efecto de las variaciones de los tipos de interés, aumentó un 3% respecto al año anterior. Esta cifra supera la estimación media del 2,6% realizada por Bloomberg entre sus analistas, así como la previsión del banco central del 2,9%.
Aunque también subieron la ropa, los alimentos y los viajes, parte del aumento de los precios se explica por el incremento de los precios del alojamiento, ya que los fans de Taylor Swift inundaron la capital del país para asistir a los tres conciertos de la gira Eras Tour en el país, celebrados el 17, 18 y 19 de mayo en el estadio Friends Arena, situado en Solna, pequeño municipio al norte de la capital, Estocolmo. Los analistas del banco local SEB también apuntan a la celebración del festival de Eurovision en la ciudad de Malmö entre el 7 al 11 de mayo.
Los precios de los hoteles subieron un 11% respecto a abril, el mayor incremento mensual desde mayo de 2019, y mayor que el de mayo del año pasado, cuando dos espectáculos de Beyoncé en la capital atrajeron a unos 100.000 espectadores. Precisamente el caso de la otra cantante estadounidense puso en duda los siguientes pasos del Riksbank en ese momento.
Justo hace un año, el instituto estadístico nacional sueco publicaba un dato de inflación del 8,2% interanual frente al 7,8% esperado. Parte del aumento se explicaba por el estreno de la actual gira mundial de Beyoncé -Renaissance World Tour- el pasado 10 de mayo, analizaban entonces los economistas de Danske Bank. La superestrella estadounidense atrajo a más de 80.000 fans durante dos noches al mismo Friends Arena de Estocolmo, contribuyendo a un aumento inesperado de los precios hoteleros y de hostelería, según Michael Grahn, economista jefe de la entidad crediticia.
Desde Swedbank, Andreas Wallström, jefe de previsiones, temía en ese momento que los tres grandes conciertos de Bruce Springsteen en Gotemburgo ese verano tuvieran un efecto similar. En el caso de los conciertos de Beyoncé, la expectación por la gira era tal, que muchos estadounidenses viajaron a Suecia aprovechando la debilidad y los precios más baratos de las entradas. Con Swift ha ocurrido algo parecido, con gente de todo el mundo desplazándose a los conciertos de otros países por la dificultad para conseguir entrada, los elevados precios o, directamente, seguir disfrutando de la artista.
El chispazo de Swift sobre la inflación sueca se produce en un momento en que la disminución de las presiones sobre los precios ha llevado al banco central sueco a emprender una senda de relajación de la política monetaria. En mayo, el Riksbank redujo su tipo de interés de referencia del 4% al 3,75%, y ha declarado que espera reducir dos veces más el coste de los préstamos antes de finales de año.
Las medidas de flexibilización proporcionarán el combustible que tanto necesita la lenta economía sueca, que en general se considera más sensible a las variaciones de los tipos de interés que muchos países de su entorno, ya que la mayoría de las hipotecas de los hogares tienen tipos fijos a corto plazo.
"Creemos que el Riksbank mantendrá los tipos en su próxima reunión del 26 de junio, pero los bajará más de lo previsto en el segundo semestre", señala en una nota tras los datos de inflación Adrian Prettejohn, de Capital Economics. "No nos preocupa demasiado el aumento de la inflación subyacente en mayo. Los precios de producción sugieren que la inflación de los alimentos probablemente se mantendrá cercana a cero en los próximos meses, mientras que la inflación relacionada con el transporte aéreo debería disminuir debido a las recientes caídas de los precios del petróleo", añade.
"Seguimos confiando en que la inflación subyacente vigilada por el Riksbank perforará a la baja el objetivo del 2% fijado por el Riksbank en el segundo semestre del año, lo que llevaría a los responsables políticos a recortar el tipo de interés oficial del 3,75% actual al 3% a finales de año", concluye Prettejohn.