
La inflación trae mejores noticias para EEUU después de un abrasivo comienzo de año. El deflactor del gasto en consumo personal (PCE) subyacente (ni energía ni alimentos) se moderó en abril a un 0,2% intermensual frente al 0,3% anterior. Aunque los analistas se dividían entre una lectura del 0,2% y del 0,3%, la primera caída en el año del indicador fetiche de la Reserva Federal para la inflación trae algo de tranquilidad en un momento en el que banco central de EEUU no encuentra hueco para empezar a bajar los tipos. El dato publicado este viernes por la Oficina de Análisis Económico (BEA) cimenta un poco más la posibilidad de una primera bajada en septiembre que muy tímidamente han vuelto a comprar los mercados.
Esta semana, todas las miradas estaban puestas en el PCE. El indicador proporciona información fundamental sobre los hábitos de gasto de los consumidores y la evolución general de los precios en la economía. A diferencia del más famoso Índice de Precios de Consumo (IPC), el PCE recoge una gama más amplia de gastos y se ajusta a los cambios en el comportamiento de los consumidores, lo que lo convierte en una medida más exhaustiva de la inflación para los funcionarios de la Fed.
El IPC ya dio una muy pequeña alegría cuando en su lectura de abril, conocida a mediados de mayo, arrojó una subida del índice subyacente del 0,3% intermensual. Se había generado cierta histeria con una nueva lectura del 0,4% después de las tres consecutivas registradas entre enero y marzo. El dato contribuyó a traer cierta calma, pero las dudas han continuado. La economía de EEUU no acaba de debilitarse tras su fuerte recuperación posterior a la pandemia y la impecable senda de desinflación de 2023 se ha truncado claramente en esta primera parte de 2024.
La mejor prueba de estos último la dan las cifras interanuales. El IPC general se situó en abril en el 3,4% y el subyacente en el 3,6%, muy lejos ambos del objetivo del 2% que se marca la Fed. En el caso del PCE, en los últimos tiempos más benigno por la distinta ponderación de los elementos que lo componen (menos peso de la vivienda, por ejemplo), las lecturas de abril reflejan un 2,7% en la tasa general y un 2,8% en la tasa subyacente.
El PCE subyacente interanual se vio impulsado por un aumento del 3,7% intermensual de los precios de la gestión de carteras de los inversores, que añadió 0,06 puntos porcentuales, aunque se vio compensado en parte por un retroceso del 3,3% de los precios del transporte aéreo, que restó 0,04 puntos porcentuales. La tasa trimestral anualizada del PCE subyacente, muy observada por los analistas, retrocedió hasta el 3,5%, desde el 4,4%, al desaparecer la subida aún mayor de enero, pero la tasa semestral anualizada se aceleró hasta el 3,2%, desde el 3%.
El cierto alivio para la Fed que suponen estas cifras de PCE -han proliferado comentarios de analistas invocando incluso posibles subidas de tipos de nuevo-, se ha notado rápidamente en los mercados. Los rendimientos de los bonos del Tesoro han bajado, los futuros del índice S&P 500 han subido y el índice del dólar ha caído también. Con todo, los operadores no han hecho un movimiento drástico y todavía apuestan por que la Reserva Federal solo bajará los tipos una vez en lo que queda de año. Los swaps dan un 59% de posibilidades al recorte en septiembre, apenas un punto porcentual más que este jueves, y siguen descontando un primer recorte completo solo para diciembre.
Los banqueros centrales han tenido que forzar cada vez más la vista al observar los datos de inflación en un esfuerzo por tomar las decisiones políticas más adecuadas en lo que sigue siendo un escenario económico incierto. Sobre una base de tres decimales, el PCE subyacente aumentó un 0,249% en abril respecto a marzo, el avance más pequeño este año. "Espero con ansias el día en que no tenga que buscar dos o tres decimales en los datos mensuales de inflación para encontrar buenas noticias", dijo la semana pasada el gobernador de la Reserva Federal, Christopher Waller.
Los funcionarios de la Fed también prestan mucha atención, dentro del informe con el PCE, a la inflación de los servicios excluyendo vivienda y energía, un indicador que tiende a ser más rígido. Esa métrica subió en abril un 0,3% después de subir un 0,4% en marzo, según la BEA.
Capital Economics: "Como era de esperar, los datos del deflactor del PCE sugieren que, aunque no tan mala como la de los tres primeros meses del año, la inflación siguió situándose por encima del objetivo en abril"
"Como era de esperar, los datos del deflactor del PCE sugieren que, aunque no tan mala como la de los tres primeros meses del año, la inflación siguió situándose por encima del objetivo en abril. Al mismo tiempo, sin embargo, los datos de gasto real sugieren que el crecimiento del consumo en el segundo trimestre podría ser más débil de lo previsto", valora Paul Ashworth, analista de Capital Economics.
Aunque la atención en torno la publicación de la BEA se centra en las medidas de inflación, la gran sorpresa, explica Ashworth, ha sido el descenso del 0,1% intermensual del consumo real: "El descenso del 0,4% intermensual del gasto en bienes fue en gran medida el esperado, dada la debilidad de las ventas al por menor del grupo de control, pero el modesto aumento del 0,1% intermensual del gasto en servicios fue una desagradable sorpresa". "Teniendo en cuenta las revisiones a la baja de los aumentos de los meses anteriores, nuestra previsión de crecimiento del consumo para el segundo trimestre pasa del 3,5% a sólo el 2,1%. Tras los datos igualmente decepcionantes del comercio de bienes de abril de esta semana y la revisión a la baja de los datos del PIB del primer trimestre, nuestra previsión de crecimiento del PIB del segundo trimestre, que hace un par de semanas era del 2,7%, es ahora de solo el 1,2%", remata.
"El tono más débil de los datos del gasto y de la inflación PCE en abril es el primero de una serie de informes más suaves necesarios para que la Reserva Federal comience a recortar los tipos de interés a finales de este año. Nuestra estimación de seguimiento sitúa el crecimiento del consumo real en el segundo trimestre en un sólido 2% anualizado, el mismo ritmo que en el primer trimestre, pero sugiere que los riesgos para nuestra previsión de base de un repunte hasta el 2,5% son a la baja", expone Michael Pearce, de Oxford Economics.
Para el experto, se necesitarán una serie de informes más favorables antes de que la Fed se sienta lo suficientemente segura como para empezar a recortar los tipos de interés. "De aquí a la reunión de septiembre del Comité Federal de Mercado Abierto (FOMC) faltan cuatro informes más sobre la inflación, por lo que seguimos pensando que hay muchas posibilidades de que la Fed recorte los tipos en esa reunión", concluye.