Casi un año después de que entraran en vigor de las bajas por menstruación incapacitante se han tramitado 1.559, con una duración media de tres días. Los últimos datos facilitados por el Ministerio de Inclusión, actualizados hasta el 24 de abril, indican el impacto contenido de la medida, muy por debajo de las estimaciones del propio Gobierno, que calcula que en torno a 60.000 mujeres padecen dismenorrea. Esta escasa incidencia en el ámbito laboral abre un debate que busca la explicación a las cifras en dos situaciones: el "infradiagnóstico" y el temor a la discriminación laboral.
La posibilidad de faltar al trabajo por reglas dolorosas se aprobó junto con la ley del aborto y entró en vigor el 1 de junio de 2023. Para poder solicitar esta baja, las pacientes deben estar diagnosticadas de dismenorrea secundaria, nombre científico para la menstruación incapacitante asociada a patologías como endometriosis, miomas, adenomiosis, o dolencias como inflamación pélvica, pólipos endometriales, ovarios poliquísticos o dificultad en la salida de sangre menstrual.
La incapacidad temporal se extiende durante el tiempo que permanezcan los síntomas y la Seguridad Social abona la prestación correspondiente desde el primer día de la baja. El Ministerio de Igualdad calculó que el derecho a una baja por menstruación incapacitante tendría un coste adicional máximo de 23,8 millones de euros al año tras calcular, a partir de cifras de población activa y de empleo, que de los seis millones de mujeres que trabajan en España en el rango de edad 16-50 años, el 1 % (alrededor de 60.000) pueden padecer esa situación.
Sin embargo, el dato de ausencia del puesto de trabajo por reglas dolorosas ha estado muy por debajo de esas estimaciones y queda diluido en el conjunto de los procesos de baja abiertos en 2023: 8,8 millones.
¿Por qué se cogen tan pocas bajas por menstruación incapacitante?
CCOO expresó reticencias por la posible problemática para las mujeres que podría derivar de la formulación de la norma. Ya entonces, la vicesecretaria de UGT, Cristina Antoñanzas, aseguró que sería "otra forma de discriminación" para las mujeres ya que las empresas pueden conocer el motivo de la baja por el código que utiliza la Seguridad Social en los partes. Hace unos días, durante unas jornadas sobre mujeres directivas que organizó el sindicato, insistía en que la baja, con la que está a favor, es discriminatoria.
La posibilidad del infradiagnóstico es otro de los argumentos más esgrimidos desde CCOO. Sobre esta cuestión, Antoñanzas lamenta que se haya tardado tanto tiempo de determinar que la regla dolorosa deriva en una situación incapacitante para muchas mujeres, y explica este retraso en que la ciencia investiga sobre las enfermedades de los hombres y "nosotras fisiológicamente somos diferentes".
En esta línea, recoge Efe, se expresa la secretaria de Mujeres, Igualdad y Condiciones de Trabajo de CCOO, Carolina Vidal, al reprochar la ausencia de perspectiva de género en el sistema sanitario, que se ha centrado en el estudio clínico del cuerpo masculino, y su lentitud a la hora de llevar a cabo un diagnóstico rápido. Ese "infradiagnóstico" explica el bajo número de prestaciones por menstruación incapacitante concedidas desde su creación, ya que para que el médico de cabecera expida el parte es necesario contar con una patología previa reconocida, como la endometriosis.
Para Vidal es fundamental luchar por un mayor reconocimiento de esta baja laboral, porque logra "hacer visible nuestras circunstancias. No tenemos que ir a trabajar con penosidad [...] Las mujeres no somos heroínas, somos personas con problemas normales, algunos estructurales como éste. (...) Y no tenemos por qué ocultarlo, sino que tenemos que luchar para que no se nos discrimine".