
Las rentas más altas, aquellas con ingresos de entre 91.570 y 233.200 euros brutos anuales, contribuyeron -a través del pago de sus impuestos- un 24,3% más de lo que recibieron del Estado. Se trata de casi dos puntos más de la diferencia registrada en 2020, según datos de Fedea. Detrás del alza, se encuentran el repunte que registraron las rentas societarias -del 102,5%- con respecto al año anterior, después de que el estallido de la pandemia provocara un shock económico. De hecho, el impuesto de sociedades recaudó 26.627 millones de euros en 2021, un 67,9% más, después de elevar su presión fiscal dos puntos, hasta el 10,2%, según los datos de la Agencia Tributaria.
El informe confirma -no obstante- que el cerco de los impuestos indirectos, y el límite de los tipos máximos de tributos como el IRPF, fue menos lesivo para las muy grandes fortunas en detrimento de los hogares con rentas un escalón inferior. Es decir, aquellos con ingresos anuales superiores a los 233.200 euros brutos aportaron al Estado un 18% más de los que recibieron, seis puntos menos de lo que se vieron obligados a contribuir las rentas superiores a los 91.570 euros con respecto a las beneficios públicos adquiridos. Este tramo sufre así un importante castigo por parte de las políticas de los recientes Gobiernos de coalición.
La implantación del Impuesto de Solidaridad de las Grandes Fortunas desempeña un rol clave en esa exacción. El gravamen, que afecta a los contribuyentes con patrimonios netos superiores a los 3 millones de euros, recaudó 623 millones de euros extraordinarios el pasado 2023. A ello, se suma el efecto que tendrá en las próximas estadísticas el alza del impuesto a las rentas de capital acometido el año pasado. Hacienda incrementó un punto -al 27%- el tipo para rendimientos de entre 200.000 euros y 300.000 euros. La subida fue de dos puntos -hasta el 28%- para aquellos rendimientos superiores a los 300.000 euros. Sumar pretender incluir un nuevo aumento en los presupuestos para 2025. Los de Yolanda Díaz pretenden introducir un nuevo escalón que actúe sobre las plusvalías superiores a los 120.000 euros "para llegar, al menos, hasta un tipo del 30%".
El hogar medio obtiene más de lo que aporta
Sin embargo, el escenario es bien distinto para el resto de hogares españoles. La inmensa mayoría obtuvieron en 2021 un beneficio neto por parte del Estado mayor al conjunto de los impuestos que debieron afrontar. Fedea concreta que el hogar español medio, que en 2021 contaba con unos ingresos disponibles de 39.052 euros, vio elevar su renta en 793 tras descontarle el pago de impuestos y sumarle las prestaciones públicas.
El informe revela que el saldo fue positivo para todas aquellas familias con ingresos inferiores a los 45.500 euros brutos anales. La diferencia se amplió en entre las más vulnerables. El think tank calcula que aquellas con rentas por debajo de los 17.568 euros brutos recibieron un 89,3% más de los que aportaron. Detalla que más de un 69% de los beneficios se disfrutaron a través de prestaciones en efectivo; es decir, en concepto de pensiones de jubilación, desempleo o supervivencia. Fueron también los que más se beneficiaron de los servicios públicos, tales como la educación o la sanidad.
La intervención pública se extendió por los dos escalones superiores. Aquellos con ingresos de entre 17.568 y 30.429 euros brutos anuales percibieron un 45,5% más de recursos de los que tuvieron que aportar; lo mismo ocurrió con aquellos con ingresos de hasta 45.500 euros. En su caso, el saldo positivo entre beneficios e impuestos se situó por encima del 20%.
La desigualdad entre los hogares cae un 35%
El observatorio elaborado por Fedea arroja una caída de la brecha que existe entre los diferentes hogares españoles. La intervención pública combinada con impuestos y prestaciones redujo en 2021 un 35% la desigualdad de la renta de mercado, gracias a la actuación del Gobierno y a las medidas de protección aprobadas en torno a los colectivos vulnerables. Las prestaciones por asistencia social aumentaron casi un 40%, y de manera sustancial para el 40% de los hogares con menos renta, coincidiendo con la aplicación gradual del Ingreso Mínimo Vital.
Por otro lado, el documento muestra que el conjunto de impuestos considerados en el análisis representa un 34,9% de la renta bruta de los hogares en 2021. La suma de las prestaciones monetarias y en especie analizadas supone el 36,5% de la renta bruta de las familias en 2021. Es decir -en total- los españoles recibieron beneficios en una relación mayor -1,6 puntos- a la aportación tributaria que ejecutaron. No obstante -más allá de el auxilio social- la protección del Estado cayó con respecto a 2020 en 3,8 puntos porcentuales. Esto responde a la recomposición de la economía tras el shock inicial provocado por la pandemia, especialmente el mercado de trabajo. En concreto, la bajada de las prestaciones y subsidios por desempleo explican, en buena medida, este descenso.
El informe detalla el reparto de impuestos y prestaciones por comunidad autónoma. Los hogares con rentas más altas de la Comunidad de Madrid fueron en 2021 las mayores perjudicadas por el equilibrio entre contribución y beneficio. Aquellas familias con ingresos superiores a los 88.000 euros aportaron un 23,6% más de los recursos públicos que recibieron. La brecha se ensancha en aquellos con rentas mayores a los 124.000 euros. A penas accedieron a los servicios público, en cambio tributaron un 29,2% por encima de lo que disfrutaron en prestaciones monetarias o en especie. Galicia y Castilla y León ofrecieron los sistemas más equilibrados. En ambas regiones los hogares con hasta 63.000 euros anuales fueron beneficiarios netos del Estado.