
La presión fiscal de los cuatro impuestos con mayor peso sobre la recaudación alcanzó en 2022 el 18,2%, un nivel que supera en dos décimas al máximo registrado en 2007, coincidiendo con el final del boom inmobiliario. Funcas confirma que el asedio del IRPF, el Impuesto de Sociedades, el IVA y los Impuestos Especiales – responsables del 49% de los ingresos del tributarios- se ha acelerado a partir del estallido de la pandemia, cuando pasó del 16,6%, al 17,8% registrado en 2023, tras tocar su techo un año antes.
La entidad desvela que el impuesto sobre la renta es el tributo donde más ha crecido la presión fiscal desde 2010 con un incremento de dos puntos de PIB hasta 2023; el aumento ha sido de 1,3 puntos entre 2019 y 2023. Detrás del alza se oculta el viento de cola de la inflación, pero también "la ausencia de corrección de la progresividad en frío", según explica el investigador y catedrático Desiderio Romero. La AIReF estima que el efecto de la crisis de la inflación ha generado un alza de la recaudación por el IRPF del 6.200 millones de euros entre 2021 y 2022. En 2023, el tributo ingresó 120.280 millones de euros en la Agencia Tributaria, casi un 10 puntos más que el año anterior.
Lo mismo ha ocurrido con el IVA. La presión fiscal ha sufrido un incremento de 1,2 puntos entre 2010 y 2023. Las previsiones del organismo presidido por Cristina Herrero calcula que la escalada del IPC -a raíz del estallido de la guerra en Ucrania- ha elevado la recaudación de manera escalonada durante los último tres años: el 23,5% en 2021, el 60,6% en 2022 y el 71,7% en 2023. No obstante, las medidas de auxilio integradas en los paquetes anticrisis decretados por el Gobierno aminoraron el ritmo de la recaudación. El año pasado la Agencia Tributaria ingresó 83.909 millones de euros, a pesar 0,5 puntos más que en 2022. No obstante, Romero advierte de un incremento de la presión durante 2024, una vez desaparezcan todas las reducciones aplicadas, como a los alimentos básicos o a la energía.
La irrupción de los gravámenes temporales a la banca y las energéticas también tuvo su efecto sobre la presión fiscal del Impuesto de Sociedades. Funcas incluye estos dos tributos en sus cálculos, y afirma que cerco fiscal se elevó hasta el 2,6% en 2023. Además, la entidad anticipa que la transformación de esta figuras temporales en definitivas aumentará en el largo plazo la carga fiscal que soportan las sociedades.
Por último, la presión fiscal de impuestos especiales muestra una trayectoria descendente. El autor del informe recuerda la ausencia de actualización de los tipos de gravamen. El documento pone como ejemplo el impuesto especial sobre la cerveza, que sigue sin actualizarse desde 2005. Lo mismo ocurre con el que soportan las diferentes labores del tabaco, fijo desde 2013 y el de alcohol desde 2016, según datos de la AEAT.
Sin embargo el alza de la presión fiscal de los impuestos considerados la espina dorsal de los recursos del Estado, no se debe tan solo al efecto de la crisis de la inflación. Funcas apunta a otros aspectos como el ciclo económico, los cambios normativos, o la elusión y evasión fiscal.