
Si la polémica sobre los fijos discontinuos 'inactivos' parece no tener fondo, la razón está cada vez más clara: ni siquiera el propio Gobierno sabe cuántos son. Esta semana, la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz intentó zanjar el debate ofreciendo una cifra: 55.300 personas, cantidad extraída de la Encuesta de Población Activa (EPA) que elabora el Instituto Nacional de Estadística. El problema es que este dato choca frontalmente con uno que publica el Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE), dependiente de su propia cartera: hay 169.456 fijos discontinuos que no trabajan y están cobrando una prestación por desempleo.
No es la primera vez que el SEPE y su 'jefa' se contradicen por esta cuestión. Hace un año, el PP recibió una respuesta parlamentaria del Gobierno que arrojaba una cifra de 443.078 personas con contrato fijo discontinuos 'inactivos' en los servicios públicos de empleo, de los que 268.402 cobraban prestación. Aunque dicha comunicación provenía del propio gabinete de la ministra –que entonces dirigía Josep Vendrell– Trabajo se desvinculó de ella, alegando que eran datos incompletos, e incluso algunas 'fuentes' del Ejecutivo intentaron difundir la idea de que el propio SEPE la había mandado por su cuenta.
Todo ello provocó cierto malestar en el organismo autónomo, que se ha visto en el centro de la polémica por las acusaciones de maquillaje cuando dispone de datos que podrían despejar cualquier tipo de sospecha. Cierto sus estadísticas mensuales no clarifican cuántos fijos discontinuos hay inscritos como demandantes de empleo y cuántos de ellos son 'inactivos', un dato que como Diaz recuerda, también tienen las comunidades autónomas, que son las que registran esas demandas. Pero el SEPE sí sabe a cuántos de ellos les paga una prestación de paro, y ese dato es público.
Según los últimos datos de protección por desempleo, correspondientes a enero, en el primer mes del año se produjeron 32.467 altas iniciales de prestación de indefinidos fijos discontinuos "por el fin de la relación de carácter temporal" y 53.929 reanudaciones. Descontando las bajas que se produjeron, arroja una cifra de 169.456 personas cobrando la prestación en ese mes. Las altas y el saldo reflejan una elevada volatilidad de los beneficiarios.
Así, si analizamos los datos de todo 2023, encontramos que en todo 2023 se produjeron 355.168 altas iniciales y 433.813 reanudaciones. Ambos datos se cruzan para una actividad marcada por la rotación, aunque en diciembre solo había 157.441 beneficiaros. El SEPE tampoco desglosa las bajas de prestación de estas personas al volver a ser llamadas para trabajar, pero de todo lo anterior se puede deducir que también fueron numerosas.
Ante esta volatilidad, el SEPE también ofrece una media anual de beneficiarios mensuales. En 2023 fueron 124.204, un 37% más que en 2022 y un 117% más que en 2019, antes de la pandemia. Respecto a 2024, solo disponemos de los datos de enero, pero apunta a que siguen al alza.
Hay que recordar que los fijos discontinuos son trabajadores con contrato indefinido, con lo cual su contrato solo termina (y genera derecho a paro) si son despedidos. Peo los casos en los que la causa es "el fin de una relación temporal" apuntan inequívocamente al pase a la inactividad, un supuesto en el que el contrato sigue vigente, pero incluso son dados de baja se afiliación a la Seguridad Social y les acerca más a los temporales cuyo contrato finaliza (un supuesto que tampoco se considera despido) que a los fijos propiamente dichos.
De hecho, el pase a la inactividad de un fijo disconitnuo e sla segudna causa de afiliación mensual a la Seguridad Social, después de la caducidad de un empleo eventual, como ha denunciado incluso el sindicato Comisiones Obreras, cuyo secretario general Unai Sordo sí da por buenos los datos de Díaz.
En cualquier caso, las cifras de enero son muy inferiores a los 778.000 demandantes con relación laboral que había en ese mes. Esta es la categoría en la que los demandantes de empleo fijos discontinuos se integran, pero no se detalla cuántos del total tiene este contrato, ni cuántos están inactivos, cobrando prestación o no, o, simplemente, vuelven a trabajar y mantienen en alta la inscripción. Lo que no es compatible es trabajar y cobrar el paro, por lo que los datos de prestaciones son un indicador mucho menos cuestionable.
Unos datos que no aclaran nada
Por ello sorprende que Díaz haya elegido 'externalizar' la elaboración de la cifra en el INE y obviar la que publica un departamento que sí depende de Trabajo. Aunque no tanto como la cifra presentada. Si el SEPE permite estimar un mínimo de 150.000 inactivos en diciembre, la que esgrime la ministra, procedente de los microdatos de la última Encuesta de Población Activa (EPA), es tres veces inferior.
En este punto, hay que explicar que el INE no cuenta a los fijos discontinuos como el SEPE. LA EPA, como su propio nombre indica, es una encuesta y esto significa que los datos se obtienen de la respuesta de una muestra de ocupados, parados e inactivos. Si un trabajador con un contrato fijo discontinuo vigente no trabaja, es decir, si ha pasado a la "inactividad" se le clasifica en función de lo que declara. Si busca empleo y está disponible, se le considera parado; si no tiene disponibilidad o no busca activamente empleo, por ejemplo, por estar pendiente de un próximo llamamiento, se le considera 'inactivo'.
Si los datos de la ministra se refieren solo a este supuesto, la cifra no es tan descabellada, pero deja fuera a los que sí se consideran 'parados'. Pero esto abre una posibilidad incómoda para el Gobierno: que Díaz, haya confundido el "pase a la inactividad" de los fijos discontinuos con el concepto de "inactivo" que se utiliza en la metodología de la EPA.
En cualquier caso, los datos de parados del INE no reflejan una discrepancia con los del SEPE que indique una 'bolsa' de paro oculto de 700.000 personas (la diferencia es de menos de 100.000), lo cual si los 55.300 a los que alude Díaz son inactivos como los mide el Instituto, la cifra de desempleo oculto generado por estos trabajadores es escasa.
Además, existe otro dato ignorado por Díaz: el de los desempleados que quieren trabajar que no cuentan como parados por no buscar empleo o no encontrase disponibles, una categoría en la que se engloban los desanimados y personas que por sus circunstancias personales tienen mayores dificultades para emplearse, o también los fijos discontinuos. Su número ha aumentado un 10% en el último año y supera el millón, pero esto tampoco casa con la cifra de "demandantes de empleo con relación laboral".
Así las cosas, las explicaciones de Díaz, dadas a instancias del PP en el marco de una interpelación parlamentaria en el Senado, contribuyen a generar más ruido que otra cosa. Lo que dejan claro es que esta confusión resulta cómoda a la número tres del Ejecutivo, que, pese a su promesa de clarificar la situación de los fijos discontinuos tras la reforma laboral, insiste en ningunear el debate sobre la situación de estos empleos
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