
Cuando la propia eurozona continúa coqueteando con la recesión técnica (dos trimestres consecutivos de contracción del Producto Interior Bruto) y evitándola por una cuestión de décimas en las revisiones de los datos, uno de sus integrantes está experimentando un calvario notablemente mayor. La economía de Estonia está teniendo serias dificultades para salir de la contracción más sostenida no solo de la eurozona (los países que integran el euro), sino de la Unión Europea, debido a la caída del comercio con la región nórdica y a la crisis energética provocada por la guerra de Rusia en Ucrania.
El país báltico, de 1,3 millones de habitantes, registró su séptima caída consecutiva del PIB en el tercer trimestre, con un descenso del 1,3% respecto a los tres meses anteriores, según informó este jueves la oficina nacional de estadística. La cifra supone un descenso de más del 4% desde el máximo alcanzado a finales de 2021, según el Banco de Estonia.
El dolor para esta economía de casi 35.000 millones de euros se ha visto agravado por una desaceleración entre sus vecinos nórdicos. Suecia entró en recesión en el tercer trimestre y Finlandia registró una contracción debido a la caída de los inventarios y al recorte del gasto de los hogares, que deben hacer frente a unos costes de endeudamiento más elevados.
"En el pasado, cuando Estonia atravesaba una crisis económica, salía de ella gracias a la recuperación de las exportaciones", ha afirmado Rasmus Kattai, responsable de política económica y previsiones del Banco de Estonia, en unas declaraciones recogidas por Bloomberg. "Ahora son las exportaciones las que tienen problemas. Va a ser una recuperación larga y difícil", explica el estonio.
El comercio se ha visto alterado por la evolución de la región, donde el desplome del mercado inmobiliario nórdico, la caída del valor de las monedas sueca y noruega y el aumento de los costes de la electricidad en Estonia han contribuido a la desaceleración. "El desplome de la demanda de los mercados escandinavos y alemanes ha provocado un descenso de las exportaciones de bienes, lo que a su vez ha provocado una caída de la inversión privada", señaló Erste Group sobre Estonia en un informe publicado este lunes.
"La marea baja en el comercio exterior es especialmente problemática para el sector manufacturero de Estonia, que exporta la mayor parte de su producción. La producción industrial ha ido disminuyendo desde mediados de 2022 y ahora ha alcanzado niveles vistos por última vez en 2018. Parece poco probable que se produzca una recuperación rápida a medida que disminuyen los nuevos pedidos. Siendo el mayor sector económico en términos de valor agregado y empleo, su desaceleración está afectando a muchas otras partes de la economía. No se producirá una recuperación notable de las exportaciones antes de 2025", escribe en una nota para clientes Mihkel Nestor, economista del banco sueco SEB para Estonia.
El volumen de ventas minoristas, agrega el experto, ha estado cayendo durante más de un año debido a que los hogares se han vuelto más cautelosos. En los últimos meses, las ventas también han disminuido en términos nominales. La confianza del consumidor es mayor que hace un año, pero sigue muy por debajo de su promedio histórico. Por otro lado, el mercado inmobiliario se ha desacelerado claramente, pero esto no ha llevado a una caída significativa de los precios de las viviendas. Los promotores se están adaptando reduciendo el número de nuevos proyectos, reduciendo así la demanda de servicios de construcción.
Es un cambio brusco para el país. Estonia se ha autoproclamado cuna de la innovación digital en Europa del Este, acogiendo a startups multimillonarias como Uber, su rival Bolt o fintech como Wise. La Comisión Europea prevé que la economía de Estonia se contraiga un 2,6% este año, la recesión más profunda de la UE, mientras que el desempleo ha subido al 7,3%, un nivel visto por última vez durante la pandemia. Fitch Ratings rebajó la calificación crediticia del país a A+ en julio, la primera rebaja de Estonia desde la crisis financiera mundial de 2009.
"Aunque la tasa de empleo sigue estando entre las más altas de la zona del euro, la situación del mercado laboral ha comenzado a deteriorarse. A medida que las empresas se ajusten a la menor demanda, la tasa de desempleo seguirá aumentando en los próximos trimestres, pero será limitada, alcanzando solo el 7,5%en 2024", pronostican desde SEB.
La tormenta económica ha metido a Estonia en un aprieto fiscal. La primera ministra, Kaja Kallas, sigue enfrentándose a un desfase presupuestario después de que su coalición introdujera una serie de subidas de impuestos, recortes presupuestarios y despidos en el sector público. Estonia está decidida a mantener su deuda en el nivel más bajo de los 27 países del bloque, aunque aumente el gasto en defensa al 3% del PIB. Esto está exacerbando las consecuencias de la guerra en Ucrania lanzada por Rusia, el gran vecino de Estonia al este, y una crisis de precios que ha disparado la inflación por encima del 20%.
"La inflación ha caído drásticamente en comparación con los extremos anteriores, pero los aumentos de precios seguirán siendo un problema el próximo año debido a un aumento de dos puntos porcentuales en el impuesto al valor agregado (IVA). Esto conducirá a una inflación medida por el IPC armonizado del 4,5% en 2024", avisa Nestor.
La oposición, indignada por el escándalo de los envíos a Rusia de una empresa de la que era copropietario el marido de Kallas, se ha lanzado en tromba. Los sondeos muestran que el partido de la primera ministra, el reformista, que obtuvo una sólida victoria electoral en marzo, está perdiendo terreno frente a los conservadores y la extrema derecha.
"En una situación en la que sentimos mucho resentimiento en la sociedad por estas subidas de impuestos, creo que el Ministerio de Finanzas tiene el enfoque correcto: que pensemos si podemos llenar este agujero ahorrando en lugar de pedir más dinero al contribuyente", dijo Kallas a principios de este mes. "El gobierno está tratando de mejorar las finanzas públicas buscando recortes presupuestarios y aumentando los ingresos fiscales, pero el déficit aumentará el próximo año hasta el umbral del 3%", admiten desde SEB.