El atentado del pasado sábado en el aeropuerto de Barajas ha caído como un pesado mazo sobre las ansias y esperanzas de paz de los empresarios vascos. Para ellos, ha resultado tan demoledor como la densa columna de humo que inundó el aeropuerto de Madrid, la posibilidad de que haya dos fallecidos bajos los escombros del maltrecho aparcamiento de la terminal T-4 de Barajas.
A pesar de que, en las últimas semanas, desde las organizaciones patronales se percibían los nubarrones que se cernían sobre el proceso abierto a raíz de la tregua de ETA, nada ha sido tan demoledor como la densa columna de humo que inundó el aeropuerto de Madrid y la posibilidad de que haya dos fallecidos bajos los escombros del maltrecho aparcamiento de la terminal T-4 de Barajas.
Ya en sus últimas manifestaciones públicas, las organizaciones empresariales vascas habían transmitido su creciente preocupación por los malos indicios que se estaban registrado como consecuencia de la reactivación de la violencia callejera y el mantenimiento de cartas de extorsión sobre empresarios.
La esperanza en el proceso
A pesar de ello, en todo momento mantenían intacta la esperanza y su apoyo al Ejecutivo de Rodríguez Zapatero en su empeño por buscar la paz.
Este apoyo se manifestaba por parte de la patronal vasca Confebask y de sus organizaciones territoriales (Adegi, Sea y Cebek) a través del que nació a raíz del asesinato del presidente de la patronal guipuzcoana, José María Korta: "Por la paz merece la pena arriesgarse e incluso equivocarse". Este mismo margen de confianza y "apoyo institucional claro" a los gobiernos central y vasco en su búsqueda de la paz, era reiteradamente citado por el Círculo de Empresarios.
Gran frustración
Frustración es el calificativo que mejor define el estado de ánimo que se vive entre los empresarios vascos desde el pasado sábado, algo que contrasta claramente con la euforia de la primavera pasada. La encuesta de elEconomista en el mes de abril, una semana después del comunicado de ETA, mostraba que casi la totalidad de los empresarios vascos era optimista con el alto el fuego, y el 80 por ciento consideraba que esta vez era factible la paz definitiva. Auguraban beneficios económicos inmediatos para el País Vasco y un claro incremento de las inversiones productivas, tanto locales como foráneas.
Pero en los últimos meses, la palabra más citada pasó a ser la "preocupación". Y ahora, la frases de condena y repulsa total por el atentado, la solidaridad con las víctimas y la insistencia en que cualquier tipo de violencia es incompatible con un proceso de paz.
Demandan soluciones
A pesar de la consternación generalizada, los empresarios vascos se resisten a dar por totalmente truncada su esperanza. Considerar que la nueva situación creada tras el atentado de Madrid es irreversible les colocaría en un escenario al que se niegan a volver, a un escenario de violencia sin esperanza de solución a corto plazo y de extorsión generalizada.
Confebask aboga por analizar la situación con "cautela y sosiego" y brinda su "apoyo" a los partidos e instituciones "en un momento que exige de ellos tanta responsabilidad, unidad, serenidad y fortaleza".
La patronal guipuzcoana Adegi insiste en que se debe trabajar en pro de la paz "sin caer en la desesperanza" para conseguir "un país donde siga mereciendo la pena emprender, invertir y convivir en paz y libertad". El Círculo de Empresarios vascos exige a ETA un alto el fuego "definitivo y permanente" en el que la organización "deponga las armas".