
La escalada del conflicto en Gaza pone en riesgo 9.346 millones de euros en exportaciones directas a varios países de Oriente Medio en un momento en el que el parón de la demanda externa amenaza con derribar el buen ritmo del PIB en 2024. España mantiene un férreo acuerdo comercial con Israel que la presión bélica y el deterioro de las relaciones diplomáticas amenazan con socavar. El año pasado vendió bienes y servicios por valor de 2.170 millones de euros, principalmente en productos de automoción. El Gobierno en funciones ya reconoce que el saldo exterior se resentirá el año que viene. Según los datos incluidos en el Plan Presupuestario remitido a Bruselas, se desacelerará un 0,2%. Sin embargo, en sus números no se incluye el impacto que la tensión en la zona pudiera tener sobre el PIB español. "En el sector exterior, tanto exportaciones como importaciones han mostrado una caída significativa y ya acumulan dos trimestres consecutivos de retroceso, reflejo de la debilidad de la demanda mundial y, sobre todo, de nuestros socios europeos", afirma la CEOE en un comunicado en el que advierte de las consecuencias del contexto geopolítico en la actividad.
A la inestable situación de Israel, se añade la red de acuerdos que el Estado mantiene con los países del entorno, que podrían verse involucrados si las hostilidades alcanzan una magnitud mayor. Entre ellos, destacan las exportaciones con Arabia Saudí, que en 2022 rozaron los 3.000 millones de euros gracias al intercambio de productos industriales y bienes de equipo, según los datos publicados por el ICEX. Además, el Gobierno había señalado al país como un mercado estratégico. "Con un mercado en expansión que supera los 5.000 millones de dólares, destaca el papel de las importaciones para satisfacer el 94 % de la demanda local", apunta el departamento de Comercio en uno de sus últimos estudios de mercado. La monarquía saudita es además uno de los principales emisores de petróleo a España. En 2022 envió crudo por un valor de 5.116 millones de euros. El país había avanzado en un acuerdo de acercamiento a Israel que el estallido de la guerra en Gaza habría frustrado.
Peligra también la situación en el Líbano. "Si Hezbolá ataca Israel desde norte, es posible que Israel ataque Líbano", afirma el general de brigada Pedro Méndez de Vigo que recuerda que España comanda la misión de la ONU en el país. El primer ministro, Bejamín Netanyahu declaró la pasada semana persona 'non grata' al presidente de las Naciones Unidas, Antonio Guterres, provocando un cambio notable en la percepción que las instituciones internacionales tenían sobre el conflicto.
Sin embargo, todo podría ir a más. El también asesor senior en la oficina de Seguridad y Defensa en LLYC explica que todo dependerá de la intervención de Irán, hasta ahora instigador de las acciones de Hamás. "Si Irán decide entrar, el conflicto se globalizaría. Estados Unidos ha mandado dos portaaviones dejando entrever que si Teherán interviene, Washington también lo hará", afirma. Llegado el momento, crece la posibilidad de que las relaciones comerciales con terceros países, como Jordania y Emiratos Árabes, también se paralicen. Esto supondría una mella para las exportaciones españolas de 349 millones y 1.711 millones, respectivamente.
Aunque sin duda, el gran golpe para los intereses españoles llegaría desde Egipto. España cuenta con una fuerte dependencia energética sobre el país, que comparte frontera al norte con Israel. "En el 2022, debido el gran aumento de las exportaciones de gas natural de Egipto a España (se calcula que podrían superar los 1.200 millones) a causa de la guerra de Ucrania y la actual situación diplomática con Argelia, ha surgido un gran déficit comercial", reconoce el Gobierno a través de la Oficina Económica y Comercial de España en El Cairo. Aun así, el Estado exporta 1.569 millones de euros en una cartera muy diversificada liderada por maquinaria mecánica, cobre y sus manufacturas y maquinaria eléctrica.
Al margen quedan los efectos secundarios derivados del conflicto. Uno de ellos apunta a la joya de la economía española, el turismo. El precio del petróleo sigue encarando un inesperado rally que presiona a la inflación en uno de los momentos más delicados, tanto de EEUU, como de la Unión Europea. Cuando los precios parecían haber empezado a desinflarse, un nuevo encarecimiento de la energía desbarataría los planes de los bancos centrales, que podrían verse obligados a volver a iniciar nuevas subidas de los tipos de interés. Las primeras víctimas serán las economía con un crecimiento más débil, entre las que destaca Alemania cuyo Gobierno revisó a la baja sus previsiones hace unos días, a pesar de haber dado por superada la recesión.
Según datos de Exceltur, el revés económico de Berlín ya se ha dejado sentir este verano en las costas españolas. La llegada de turistas alemanes cayó un -4,6% en el tercer trimestre. "La debilidad de la economía alemana vinculada al alto coste de la energía, problemas de suministro de materias primas y una acusada inflación se deja notar en la confianza de los turistas alemanes para viajar. En este contexto no ha ayudado la influencia de las olas de calor y la mayor competencia en destinos del Mediterráneo, como Turquía o Grecia", desvela el informe elaborado por asociación.
La situación va para largo y será complicado prever las implicaciones que se derivaran finalmente del conflicto. Durante las últimas semanas, la percepción sobre la actitud de Tel-Aviv ha dado un giro brusco que ha llevado a las instituciones europeas a replantearse su apoyo sin condiciones a Benjamin Netanyahu. El veto del primer ministro israelí al presidente de la ONU, Antonio Guterres ha desatado una oleada de críticas desde buena parte del viejo continente.