
El Banco Central Europeo se prepara para iniciar la siguiente fase de creación del euro digital, la de preparación. La intención es crear una divisa digital que funcione de la misma manera que el efectivo, pero en ningún caso sustituirlo, como se han cansado de explicar desde Bruselas.
Esta nueva etapa del euro digital arrancará el próximo 1 de noviembre y durará dos años, tal y como han explicado desde el organismo con sede en Fráncfort. Un proceso en el que se completará las reglas que se aplicarán a la divisa digital y se seleccionarán los proveedores que puedan desarrollar una plataforma a nivel comunitario, así como su infraestructura.
La presidenta del BCE, Christine Lagarde, ha señalado que proyecta "el euro digital como una forma digital de efectivo que puede utilizarse para todos los pagos digitales, de forma gratuita, y que cumple las normas de privacidad más estrictas. Coexistiría con el efectivo físico, que siempre estará disponible".
Será, no obstante, una etapa en la que el Banco Central Europeo continuará buscando la perspectiva del público y de las partes interesadas para que, en el plazo de dos años, el Consejo de Gobierno del BCE decida si pasar a la siguiente fase de preparación para la emisión y despliegue del euro digital. La decisión no se tomará hasta que finalice el proceso legislativo a nivel comunitario.
Una de las prioridades de esta nueva divisa será la protección de datos, de tal manera que no se podrá identificar la información personal del usuario ni efectuar vínculo alguno a sus pagos. La idea es que garantice un nivel de anonimato similar al del efectivo.
"Un euro digital aumentaría la eficiencia de los pagos europeos y contribuiría a la autonomía estratégica de Europa", ha indicado el miembro del Comité Ejecutivo del BCE, Fabio Panetta. Este último punto entronca con una de las razones de ser del euro digital, que es evitar que terceros proveedores de fuera de la UE gestionen los pagos digitales y, por ende, la información asociada a ellos.
La idea es que hasta aquellos que no disponen de una cuenta bancaria o un dispositivo digital puedan utilizar este sistema de pago. La fórmula para resolver tal situación seria, por ejemplo, una tarjeta proporcionada por un organismo público. También se podrá intercambiar la divisa digital por dinero en efectivo y viceversa.
La idea es que el euro digital sea gratis para todo el mundo y se establezca un modelo de compensación con los intermediarios que les garantice ciertos incentivos por distribuirlo. Se establecerán también salvaguardias frente a comisiones de servicio excesivas para los vendedores.
La propuesta de Bruselas
La Comisión Europea presentó el pasado junio una propuesta para la creación del euro digital en la que plantea que el Banco Central Europeo establezca límites respecto a los umbrales de tenencia de la divisa. Un intento por que no compita con los depósitos bancarios y, por tanto, repercuta en la estabilidad financiera pero también por evitar el blanqueo de dinero o la financiación de terrorismo en lo que respecta a su uso sin acceso a internet.
No habrá restricciones en lo que respecta a los productos que se adquieran ni tampoco sobre su importe. La propuesta aún debe ser respaldada por los países de la zona euro y el Parlamento Europeo y dejará en manos del Banco Central Europeo la decisión sobre cuando introducir el euro digital. Algo que no está previsto que suceda antes de 2028.