Europa tiene la vista puesta en reforzar su seguridad económica y estratégica. Dejó constancia de ello cuando llamó a reducir riesgos con Pekín y lo llevo a la práctica con la investigación sobre los subsidios chinos al vehículo eléctrico anunciada hace unas semanas. Este martes, la Comisión ha presentado una recomendación sobre cuatro tecnologías críticas para la UE en las que poner el foco: los microchips avanzados, la inteligencia artificial, la tecnología cuántica y la biotecnología.
La propuesta presentada por el Ejecutivo comunitario abre, además, la puerta a incluir otras seis tecnologías restantes en este listado de "sensibles" tanto para la competitividad europea como por el riesgo que presentan si caen en manos de rivales estratégicos. La fórmula se inspira en acciones llevadas a cabo en el mismo sentido de otros países, cerca de un centenar de tecnologías designadas por Estados Unidos, sin ir más lejos, pero también Japón o Australia.
La Comisión Europea realizará esta evaluación sobre los cuatro sectores principales de aquí a final de año. No será hasta primavera que evalúe si ampliar la lista en función, también, de la investigación llevada a cabo en los Estados miembro, que incluyen consultas al sector privado y protección de la confidencialidad.
"Vamos a poner medidas de protección si fuera necesario. No proteccionista"; ha concretado el comisario de Mercado Interior, Thierry Breton, el primer elemento de la estrategia de seguridad económica anunciada en junio. "Responde a la nueva realidad geopolítica", ha añadido.
Los tres criterios que se han tenido en cuenta para elaborar esta lista son el potencial de la tecnología, el riesgo de uso para fines militares y los riesgos que representa para la violación de los derechos humanos. Por lo pronto, la lista no implicará control a las exportaciones pero, en última instancia, esta puede ser una de las medidas aplicadas sobre estos sectores. También se contempla un impulso a la producción europea en estos segmentos o asociaciones comerciales con socios fiables.
No es que desde el Ejecutivo comunitario hayan reconocido abiertamente que la estrategia presentada este martes tiene que ver con Pekín, pero en cierta manera es algo evidente. Desde el pasado abril, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, llamó a reducir la exposición de las empresas del bloque al gigante asiático.
"Esto concreta una Europa menos ingenua, más abierta, con condiciones. Una Europa capaz de proteger sus intereses en seguridad, es decir, una Europa con condiciones", ha sentenciado el comisario galo.
En junio Bruselas presentó una propuesta legislativa en la que planteaba reforzar el control sobre las inversiones en el extranjero en tecnologías avanzadas. Una medida que se articula como parte de la estrategia de seguridad económica de la UE y que, de alguna forma, entronca con la denuncia ante la Organización Mundial del Comercio del Ejecutivo comunitario a China por la falta de cobertura de las patentes europeas en el sector tecnológico.
También cabe considerar las presiones a las que ha estado sometida Países Bajos, proveedora de equipos de fabricación de semiconductores esenciales a China como sede de una de las principales empresas de este sector. Y es que Estados Unidos ha venido ejerciendo influencia sobre la UE para que impusiera sobre Pekín medidas restrictivas similares a las que aplica Washington. Una injerencia que, por lo pronto, se ha saldado con esta investigación a las ayudas al vehículo eléctrico.