El Consejo de Gobierno del Banco Central Europeo ha nominado este miércoles a la candidata alemana, Claudia Buch, para presidir el Mecanismo Único de Supervisión, la entidad que se encarga de controlar a los grandes bancos del bloque comunitario.
La vicepresidenta del Bundesbank se impone, así, a la candidata española, la subgobernadora del Banco de España, Margarita Delgado, para suceder a Andrea Enria durante un periodo de cinco años no renovables. Una carrera a la que inicialmente aspiraba la irlandesa Sharon Donnery, que finalmente se apartó de la competición.
La decisión se produce tras la comparecencia de las dos candidatas ante la Comisión de Asuntos Económicos y Monetarios del Parlamento Europeo el pasado julio. Tras una votación secreta, el Consejo de Gobierno del BCE se decantó por Buch.
Ahora el nombramiento debe ser aprobado por el Parlamento Europeo y por el Consejo de la Unión Europea. Un procedimiento de ratificación que normalmente transcurre sin sobresaltos, por lo que no se espera que ninguna de las instituciones comunitarias pueda rechazar la decisión del BCE. De recibir el visto bueno en ambos pasos, el relevo se produciría el 1 de enero de 2024.
Pese a las malas noticias para la candidatura de Delgado, lo cierto es que esta decisión confiere más números a la vicepresidenta primera y ministra de Asuntos Económicos, Nadia Calviño, en su aspiración a presidir el Banco Europeo de Inversiones. Y es que el difícil equilibrio de representación de Estados miembro en las instituciones comunitarias dejaba entrever que España no podría liderar dos organismos tan importantes a nivel comunitario.
La selección de la alemana al frente del MUS daría más opciones a Calviño de hacerse con un puesto en el que compite con la vicepresidenta de la Comisión Europea, Margrethe Vestager, el exministro de Finanzas italiano durante el Gobierno de Mario Draghi: Daniele Franco, la vicepresidenta del BEI, la polaca Teresa Czerwinska, y otro vicepresidente del BEI, Thomas Ostros, que fue ministro de Asuntos Financieros Educación y Comercio de Suecia en el arranque de los 2000.
Delgado contaba con el respaldo del Parlamento Europeo y un perfil que encajaba con los requisitos de la presidencia del Mecanismo Único de Supervisión. Su formación, su trayectoria profesional y los conocimientos sobre el mecanismo de control bancario comunitario la colocaban en un lugar aventajado para hacerse con el cargo.
Tanto es así que, en 2014 y tras la crisis financiera, ayudó al Banco Central Europeo a construir a marchas forzadas el organismo para controlar las grandes entidades financieras (que contarán con más de 30.000 millones de euros en activos), es decir, el Mecanismo Único de Supervisión.
En su contra no solo figuraba el choque de candidaturas con Calviño, sino el hecho de que sean varias las sillas de altos cargos financieros que actualmente están ocupadas por españoles, como la vicepresidencia del BCE en manos de Luis de Guindos, la presidencia de la Autoridad Bancaria Europea en manos de José Manuel Campa, la presidencia del Comité de Basilea a cargo del gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos o la presidencia de Fernando Restoy en el Instituto de Estabilidad Financiera (FSI) del Banco de Pagos Internacional (BPI).