Economía

Choque en la UE con el norte en el primer debate sobre un aumento del presupuesto comunitario

  • Alemania, Países Bajos, Austria y los países nórdicos rechazan aumentar la aportación de los Veintisiete
  • Defienden redirigir partidas de otros programas, como Cohesión
  • Bruselas ha pedido al conjunto de Estados miembro 66.000 millones de euros más en la revisión 2024-2027
La ministra de Asuntos Europeos de Suecia, Jessika Roswall, y el secretario de Estado para la Unión Europea, Pascual Navarro.
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La revisión del presupuesto plurianual de la UE vuelve a generar escisiones en la UE con un frente unido entre los países del norte de Europa. Aunque el posicionamiento no pilla del todo por sorpresa. Alemania, Austria, Países Bajos y los países nórdicos han rechazado este lunes la propuesta de la Comisión Europea de aumentar en 66.000 millones de euros la contribución de los países de la UE al presupuesto comunitario 2024-2027.

Lo que planteaba Bruselas, este junio, es aumentar la dotación, principalmente, con 50.000 millones de euros para Kiev, 15.000 millones de euros para coordinar las políticas de migración con los países vecinos y otros 10.000 millones de euros para crear una plataforma de Tecnologías Estratégicas, en un intento por sustituir el anunciado fondo de soberanía con una fórmula menos conflictiva para impulsar la autonomía estratégica de la UE.

En su lugar, lo que plantean estos países es que se redirija la financiación de otros programas, como el de Cohesión, para estas partidas económicas. Una postura por la que también se han inclinado otros Estados miembro como Polonia y Hungría, que han visto su dotación de fondos congelada por no cumplir con las garantías del Estado de derecho.

Las divisiones no sorprenden, aunque sin duda dificultan el objetivo de sacar adelante la revisión del marco financiero plurianual este año, en una decisión que debe ser adoptada por unanimidad entre los Veintisiete. Advirtió ya en el Consejo de Economía y Finanzas de la UE, en junio, el ministro de Finanzas alemán, Christian Lindner, que no respaldaría un aumento de la contribución de los países.

Menos aun cuando el motor económico de la UE se prepara para apretarse el cinturón ante la recesión técnica que atraviesa. Berlín ha anunciado que reducirá el puesto del próximo año en 30.600 millones de euros, con recortes en Sanidad o Transporte Público y recurrirá a políticas fiscales más estrictas. Una decisión que Lindner achacó al incremento de la deuda pública por la pandemia y la guerra de Rusia y que ha generado revuelo en la coalición de Gobierno alemana, formada por los socialdemócratas del canciller Olaf Scholz, los Verdes y el Partido Democrático Libre de Lindner.

La controversia radica también en qué se considera necesario para el marco financiero plurianual y qué no. Si hay cierto consenso sobre dotar de apoyo económico a Ucrania, no genera la misma aprobación la plataforma de Inversiones en Tecnologías Limpias, algo que rechaza Suecia.

De fondo hay otro debate. Uno que mantiene todavía más en tensión a los Estados miembro y es el alza de los costes de endeudamiento tras la política de subida de tipos de interés emprendida por el Banco Central Europeo para contener los altos niveles de inflación. Los costes de la emisión de deuda para el programa de salida de la pandemia, el Plan de Recuperación, han resultado más elevados de lo previsto inicialmente. Y este aumento repercute, precisamente, en el presupuesto comunitario.

El bono a diez años de la UE ha experimentado una escalada de tipos de interés del 0,09% en el verano de 2021 a niveles de cerca del 3% a finales del pasado año. Y en esta ecuación, no es trivial que el marco financiero plurianual resultante de las negociaciones durante de la pandemia se fijó en 1,1 billones de euros para el periodo entre 2021 y 2027. Un compromiso "delicado" que Dinamarca rechaza reabrir, también por las perspectivas de alargarse tales negociaciones.

Lo cierto es que ya, en calidad de presidencia rotatoria del Consejo de la UE, España actúa de arbitro frente a otras posturas más proclives a aumentar la capacidad europea en defensa, con mayor empuje desde los países del este comunitario. No obstante, en junio la ministra de Asuntos Económicos, Nadia Calviño fue clara al señalar que España no apoyará "ninguna revisión a la baja de los programas más importantes para nuestro país de la Política Agrícola Común y los Fondos Estructurales". Y fue tajante en su postura "no es el momento de parar o volver atrás".

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