
La cuestión del dominio del inglés de nuestros políticos vuelve a cobrar actualidad después de que el líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, reconociera públicamente que necesita mejorar en este ámbito. Si llega a ganar las elecciones, no sería el único inquilino de La Moncloa que ha estado en esta situación, lo que lleva que muchos se pregunten cómo alguien puede aspirar el Ejecutivo sin dominar la lengua de Shakespeare. Aunque lo cierto es que la política española no parece tan diferente a las empresas: solo el 20,5% de las ofertas de empleo en nuestro país exige hablarlo, una tasa 14 puntos inferior a la media de la Unión Europea.
Según el estudio "La demanda de conocimientos lingüísticos en el mercado laboral europeo" publicado recientemente por la OCDE, el inglés es el idioma más demandado en las ofertas de empleo publicadas en los países europeos. Aparece en un porcentaje del 34,2% de las publicadas en la UE, seguido a mucha distancia por el francés (4%), el alemán (3,3%), el español (2,74%) y el mandarín (0,4%).
En España estos datos son mucho más modestos: un 20,5% de las vacantes piden inglés, un 1,03% alemán y un 1,04% francés. El porcentaje para el mandarín es el 0,0%. En total un 22,6% de las vacantes piden algún idioma foráneo, frente al 41,7% de la media de la UE.
Muy por detrás de las otras tres grandes economías de la zona euro: Alemania (40,4%), Francia (47,2%) o Italia (28,8%), pero también de países como Rumanía, que llegan al 57% o Grecia, que supera el 50,5%.
Aunque los campeones del plurilingüismo son Luxemburgo y Bélgica (donde tienen su sede las instituciones europeas), que recurren al inglés con mayor intensidad que al francés.
Turismo sin inglés
El estudio incluye a Reino Unido junto a los 27, aunque para realizar el cálculo de los porcentajes de cada idioma se excluyen los países en los que cada uno se considera lengua oficial (Inglaterra, Irlanda y Malta para el inglés, Alemania y Austria para el alemán, Francia para el francés y España para el español). Teniendo esto en cuenta, el nuestro ocupa el puesto 18 de los países no anglófonos por porcentaje de ofertas que requieren esta lengua para trabajar.
Sin embargo, España tiene un porcentaje relativamente alto de ofertas escritas directamente en inglés, seis de cada diez. Un porcentaje, que dobla la media de la UE. Por el contrario, solo el 83,7% de las ofertas están escritas en español, muy por debajo de lo que ocurre en Reino Unido, Irlanda, Alemania o Francia con sus respectivos idiomas oficiales, en los que el porcentaje supera el 95%. En teoría, esto hace que nuestro mercado laboral sea más atractivo para trabajadores que no hablan nuestro idioma.
Curiosamente, además de España, los países que más demandan el castellano son Portugal (aparece en un 28,9% de las ofertas) y Croacia (15,7%).
Por nivel profesional, las exigencias idiomáticas varían mucho. Así, las ofertas para puestos directivos que requieren inglés llega al 50%, aunque sigue por debajo de la media de la Unión Europea. Sin embargo, la demanda se recorta según se reduce la responsabilidad y cualificación exigida.
Así, a los trabajadores de sectores intensivos en mano de obra hostelería y el comercio solo se les pide este idioma en un 10% de los casos, pese a que son los más obligados a tratar con turistas y viajeros internacionales. De hecho, la región no anglófona en la que menos se pide este idioma para trabajar es la es la isla de la Gomera, pese a pertenecer a Canarias una comunidad marcadamente turística. En el extremo opuesto se sitúa la isla griega de Ítaca.
La Inteligencia Artificial al rescate
Aunque a tenor de estos datos, parece que el caso de Núñez Feijóo no es una excepción, el propio informe de la OCDE apunta a una solución más allá de la clásica de dar clases o recurrir a traductores: la inteligencia artificial. "Es posible que, en el futuro, las herramientas de traducción automática basadas en la IA faciliten a las personas con conocimientos lingüísticos limitados la posibilidad de vivir y trabajar en otros países de Europa, eliminando algunas barreras lingüísticas en el mercado laboral, especialmente en algunas profesiones", incide el documento.
En este sentido, aunque los algoritmos actuales ya llegan a ofrecer "un alto nivel de precisión", el desafío es la "interpretación sincrónica en tiempo real" de la voz. Ello también altera el "coste de oportunidad" de la educación lingüística.
Es decir, ya que el aprendizaje de las competencias básicas de comunicación en otro idioma estarían cubiertas gracias al software, se podría dedicar ese esfuerzo a centrarse en aprender mucho más rápido os aspectos culturales y técnicos clave para realizar de la mejor manera un trabajo en esa lengua.