
Uno de los grandes activos de la economía de cualquier país es la suma de toda su mano de obra y fuerza laboral. Lo que se conoce como el capital humano es una de los factores productivos esenciales no solo para conocer la riqueza actual de una economía sino también para medir el potencial para los próximos años.
Precisamente valorar el capital humano de España y su evolución ha sido el objetivo de un estudio de la Fundación BBVA y el Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (Ivie) incluido en el último documento de la serie Esenciales. Un informe que cuantifica en 15,2 billones de euros en 2021 el valor del capital humano existente en España.
Pese a ese elevado importe, la tendencia de este indicador de la salud de la economía nacional tiende a la baja desde hace más de una década, tanto en términos globales como si se desglosa por habitantes. El documento muestra una reducción acumulada desde el año 2000 del 5,6% en términos reales, descontando el efecto de la inflación.
Pero el desplome es aún más alarmante si se analiza el comportamiento en términos per cápita, con un descenso del 19,1% en lo que va de este siglo. Así, el valor que cuantifica lo que una persona aporta durante su vida laboral mediante su contribución total a la producción presente y futura, se situó en 320.975 euros por persona en 2021.
Los economistas de BBVA y el Ivie apuntan al envejecimiento como el principal responsable de este descenso en el caso español. Y no sólo eso, es también una de las principales amenazas para la economía durante las próximas décadas. "El envejecimiento previsto hasta 2050 supondría una caída acumulada adicional de otro 19%, algo que puede limitar sustancialmente la posibilidad de aumentar el bienestar de la sociedad española en las próximas décadas", señala el estudio.
Un fenómeno "preocupante" según los autores del informe y que muestra el estancamiento del que consideran "el principal elemento de la capacidad de producir bienes y servicios de España". Especialmente porque esta evolución contrasta con el comportamiento general que mantienen otros países en lo que llevamos de este siglo.
Las estimaciones realizadas por el propio Banco Mundial muestran incrementos del valor del capital humano per cápita para el conjunto de países miembros de la OCDE por encima del 17,6% entre los años 2000 y 2018. En términos relativos, España se encontraba en 2018 en una situación intermedia dentro del panorama mundial, que sin embargo se deteriorara en las próximas décadas. Su nivel era todavía superior a la mayoría de países, doblando prácticamente los valores medios mundiales o los de los países de renta alta no pertenecientes a la OCDE y también muy considerable respecto a una potencia emergente como China, recoge el análisis.
Sin embargo, el capital humano per cápita de España ya se situaba a mucha distancia de la media de la OCDE, en concreto, a la mitad. Y mucho más lejos aún se sitúan países desarrollados como Australia, Canadá o Japón y también las grandes economías de la Unión Europea, con apenas el 31,9% del capital humano per cápita de Estados Unidos, por ejemplo.
Las causas
La peor posición frente a otros países desarrollados viene motivada por varias razones. Entre ellas, el informe subraya el peor funcionamiento de su mercado de trabajo, una débil productividad y a la mayor intensidad del envejecimiento de su población, que además se ha agudizado. España es actualmente uno de los países con las mayores esperanzas de vida del mundo (83,1 años), a lo que suma una de las menores tasas de fecundidad (1,19 hijos por mujer) y una de las mayores tasas de desempleo (14,8%) en 2021.
El factor demográfico es especialmente alarmante ya que "las simulaciones realizadas suponiendo todos los demás factores constantes indican que, con una estructura demográfica tan envejecida como la prevista para 2050, el valor real del capital humano per cápita sería un 19% adicional más bajo".
Retrasar la jubilación
La Fundación BBVA y el Ivie también recogen medidas para paliar esos efecto del impacto del envejecimiento. Según sus simulaciones, "el retraso de la edad de jubilación a los 67 años incrementaría el valor del capital humano per cápita un 9,2%, y el retraso hasta los 70 años un 15,1%".
Pero aunque considera que el retraso de la edad de jubilación ya aprobado aliviará en una parte la presión del envejecimiento, lo considera insuficiente "si no va acompañado de mejoras en esos otros dos frentes: mercado laboral y productividad". Así, aboga por reformas estructurales y sostenidas en el mercado de trabajo. Según sus cálculos "reducir la tasa de desempleo hasta la media de la zona Euro tendría un impacto positivo del 8,5%" y podría llegar al 11,3% "de conseguirse una reducción hasta los niveles medios de la OCDE".
Otra de las asignaturas pendientes es incrementar la productividad del trabajo hasta los niveles medios de la zona euro, que "impulsaría el valor del capital humano per cápita un 22,7%". Esto reducir el abandono escolar, mejorar la calidad de la formación, un mayor esfuerzo en I+D y en digitalización, así como continuar acometiendo reformas estructurales.