
Los supermercados no son los responsables de la subida del coste de la cesta de la compra, y, en consecuencia, de la inflación o el incremento interanual del IPC de los alimentos, que se situó en el 16,5% en marzo de este año. Lo reconoce el Gobierno en su Programa de Estabilidad 2023-2026, presentado el pasado 28 de abril.
De hecho, en el Programa se destaca que "en 2022 los costes importados explicaron casi el 95% del incremento de precios de las materias primas". El texto precisa que "a lo largo de 2022 el incremento de las cotizaciones internacionales de materias primas, incluyendo las alimentarias, contribuyó 11 puntos a la subida de los precios de los alimentos (11,6%)". El Ejecutivo concluye diciendo que "por lo tanto, la evolución de los componentes domésticos de los precios -márgenes y salarios de la cadena alimentaria- no está en el origen de este tensionamiento de los precios".
La variación interanual del IPC de los alimentos (ver gráfico) ha pasado del 1,6% en primer trimestre del 2021 al 15,5% en el cuatro trimestre del año pasado. Un incremento achacable, mayormente, a las importaciones, y, moderadamente, a los salarios del sector. Por el contrario, los márgenes de la cadena alimentaria han tenido una contribución negativa haciendo que los alimentos, en lugar de subir, bajen.
El Programa de Estabilidad señala que "la reducción del IVA de los alimentos se ha trasladado de forma íntegra tras menos de un trimestre en vigor y alivia las tensiones inflacionistas". Además, recuerda que a partir del pasado mes de enero se aplicó una reducción del IVA para una amplia cesta de alimentos frescos y elaborados.
El Programa del Ejecutivo refiere también que, "de acuerdo con los datos del IPC de marzo, se mantiene la traslación completa de la rebaja del IVA de alimentos", al tiempo que afirma que "los precios de la cesta de alimentos que fueron beneficiados por la medida han experimentado un incremento acumulado de 0,4% desde el 31 de diciembre de 2022".
Esta diferencia en la evolución de los precios de ambas cestas, dice el Gobierno, "también ha sido recogida por el indicador interno del precio de los alimentos". Y sobre el precio de los comestibles, su evolución y las medidas adoptadas, recuerda que, "a partir del último trimestre de 2022, los precios de los alimentos se convirtieron en el principal factor de contribución a la inflación debido a distintos factores de oferta: desde el aumento del precio de los carburantes y fertilizantes".
No obstante, apunta que "los precios energéticos fueron el principal causante directo de las tensiones inflacionistas en 2022, si bien el alza de estos precios también se acabó filtrando intensamente hacia otros bienes finales, como algunos productos químicos o alimentos elaborados".
En el documento, remitido a Bruselas, el Gobierno de España precisa que, "además, la guerra de Rusia también tensionó los mercados de materias primas alimentarias, como el de los cereales, que tuvo un impacto sobre los alimentos, tanto directo como indirecto, a través de un encarecimiento de los piensos. Finalmente, la sequía tuvo un impacto negativo sobre la producción agraria de hortalizas, algunas frutas y, especialmente, el aceite de oliva".
'Costes y no márgenes'
La gran distribución siempre ha insistido en que su márgenes son muy estrechos. Así, el sector europeo de la distribución alimentaria, asegura que la inflación y la creciente sensibilidad de los consumidores a los precios, "ha provocado en 2022 la mayor caída de los márgenes de los supermercados en cinco años, así como un descenso de la facturación en un 7,1%".
Desde la patronal de supermercados Asedas, que agrupa a 19.000 tiendas y a grandes cadenas, como Mercadona o Dia, alegan que los márgenes de la distribución alimentaria siempre han sido bajos, entre un 1,5% y un 3%. Su director general, Ignacio García Magarzo, habla de un problema de "costes y no de márgenes" cuando dice que "no es un problema de la distribución en España ni de sus márgenes, ni de los supermercados. Es importante que se traslade este diagnóstico a la sociedad: no hay un comportamiento anormal ni un enriquecimiento de los eslabones".
Por su parte, el presidente de la principal patronal de gran consumo Aecoc, Ignacio González, asegura que "cuando un supermercado vende un euro, su margen es de entre dos y cuatro céntimos", y que una rebaja del tipo impositivo del 10% al 5% en la carne y el pescado tendría un impacto de dos puntos sobre el IPC y de hasta cuatro puntos si se redujera a cero.
El campo, sin embargo, afirma que soporta todos los males de la cadena. Así, desde asociaciones agrarias como Coag denuncian que mientras que las cadenas de distribución mantienen sus márgenes, los beneficios de los agricultores cayeron un 8,7% el año pasado.
Subidas en origen
La diferencia entre los precios que cobran los agricultores y ganaderos y lo que pagan los consumidores en los supermercados ha caído al mínimo en un década. De acuerdo con el informe mensual que elabora Coag, el Ipod -el índice que mide las veces que se incrementa el precio entre el origen y el destino- cayó hasta 3,66, el nivel más bajo desde 2013. En febrero de 2021 el índice tocó máximos en 4,74 y hace un año se sitúo en 4,37.
Desde Coag reconocen que, debido al aumento de los costes, los precios en origen han subido, por lo que las diferencias se han estrechado. Algo que no hubiera sido posible si, al mismo tiempo, la industria y los distribuidores no hubieran ajustado sus márgenes.
Por ejemplo, hace un año las naranjas (uno de los producto que más ha reducido las diferencias) se vendían en el campo a 016 euros por kilo y se ofrecían en el súper a 1,56, casi diez veces más que caras. En cambio, hoy la diferencia de precios, aunque sigue siendo muy abultada entre el principio y el final de la cadena, se ha reducido hasta cinco veces. El precio en el campo es de 0,37 céntimos y en las tiendas de 1,89 euros.
Hacerse de oro
El pasado 21 de enero, tras un acto organizado por su formación política, Podemos, en Zaragoza, la ministra de Derechos Sociales y Agenda 2030, Ione Belarra, consideró "indecente" que grandes empresas de distribución en España, como Mercadona o Carrefour, "se estuvieran haciendo de oro a costa de la crisis económica derivada de la Guerra de Ucrania".
Y añadió: "Es indecente que el señor Juan Roig se esté llenando los bolsillos siendo un capitalista despiadado", sentenció convencida de que, "hay que decirlo claro: son capitalistas despiadados a los que tenemos que frenarles los pies".