
El superávit de la cuenta corriente de la Zona Euro subió con fuerza durante el mes de febrero con respecto al año pasado. Concretamente, la diferencia entre importaciones y exportaciones en el mercado común cerró el segundo mes del año con un excedente de 24.000 millones de euros.
Según los datos publicados este miércoles por el Banco Central Europeo (BCE), esta cifra es 24 veces mayor que la registrada en febrero de 2022, que cerró en lo 1.000 millones de euros. Con respecto al mes anterior, el superávit de la balanza por cuenta corriente de la eurozona creció un 26,3% (19.000 millones de euros).
La clave de este repunte está en los excedentes que se registraron en la parte de los bienes, que cerraron el mes de febrero en 28.000 millones de euros, tras haberse quedado a cero en el año anterior, mientras que los servicios se mantuvieron constantes en 12.000 millones de euros.
En el caso de las rentas, los datos no son tan positivos. Las primarias (correspondientes a las que reciben las personas por su participación directa en el proceso de producción) tuvieron un déficit de 5.000 millones de euros, frente al superávit de 1.000 millones que registraron en el mismo mes del año anterior. Por otro lado, las rentas secundarias, que corresponden al cómputo de operaciones derivadas de la distribución de la renta como prestaciones sociales, mantuvieron su déficit de 12.000 millones interanual.
En el acumulado, la cuenta corriente de la zona euro cerró febrero con un déficit a doce meses de 114.000 millones de euros, lo que corresponde al 0,9% del Producto Interior Bruto (PIB) de la zona euro. Esto dista mucho del acumulado de febrero de 2022, que cerró con un superávit de 222.000 millones de euros (1,8% del PIB de la eurozona).
Según informan desde el BCE, este cambio en el saldo de la cuenta corriente se debió, principalmente, al un cambio de superávit de 214.000 millones de euros acumulado en bienes, a un déficit de 51.000 millones. A esto hay que añadir que se pasó de un superávit de 57.000 millones de renta primaria a un déficit de 20.000 millones y, en menor medida, se incrementó el déficit de la renta secundaria, que pasó de los 158.000 millones de euros a los 161.000 millones.
Pero lo cierto es que el superávit de los servicios sirvió para compensar esta desviación, ya que pasaron de los 109.000 millones a los 118.000.