El campo es cada vez más atractivo para los fondos de inversión especializados en agricultura y alimentación, cuyo número se ha multiplicado por más de veinte en los últimos 17 años. En la actualidad se contabilizan en el mundo casi 900 fondos con activos que rondan los 131.000 millones de euros.
Lo revela un análisis de la consultora luxemburguesa Valoral Advisor, especializada en inversiones en agricultura y alimentación sostenibles, dado a conocer por Cocampo, plataforma web dedicada a las inversiones en fincas rústicas en su informe Radiografía sobre suelo rústico en España 2023.
Según el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA), los cultivos que más interesan a los inversores son los leñosos, y los que más ha aumentado desde 2018 son las leguminosas (73,2%), el almendro (31,2%), el limonero (22%) y las hortalizas (11,1%). Por el contrario, el viñedo, el cereal y el naranjo han disminuido un 14,6%, 10,5% y 6,5% respectivamente.
El fundador y consejero delegado de Cocampo, Regino Coca explica que "el suelo rústico está volviendo a ganar el protagonismo que se merece como activo refugio para la inversión". En su opinión, "los fondos de inversión buscan en el sector primario o los bienes raíces (inmobiliario) estabilidad y certeza de retorno".
Además, apunta Coca, los fondos de inversión "han identificado el reto de alimentar a una población mundial que será de 9.700 millones de habitantes en 2050; un cambio en los hábitos del consumidor con productos ecológicos o dietas veganas; y el potencial de consolidación y transformación tecnológica".
Coca concluye "que las fincas son activos limitados (la tierra no se puede fabricar) que vienen de un mercado infravalorado, desestructurado y en el que es necesario el relevo generacional y la inversión en tecnología". El informe de Cocampo apunta también que la inestabilidad geopolítica por la guerra de Ucrania ha puesto de relieve la importancia de la agricultura y la ganadería para la soberanía alimentaria.
Asimismo, la volatilidad de los mercados financieros, con un 2022 que cerró con una inflación del 5,7%, unido a la subida de tipos de interés, han reforzado el apetito por la inversión en el sector primario y en las fincas rústicas, valores refugio para los inversores.
Por otro lado, el interés por el mercado de las fincas rústicas por parte de los fondos de capital privado se produce en un inevitable contexto de relevo generacional en la propiedad que, en muchos casos, conlleva la venta de las mismas. El 60% de los propietarios de fincas tiene entre 40-64 años y un tercio (31,3%) son mayores de 65 años. El cambio de titulares resulta, por tanto, inevitable.
Inversiones en España
En cuanto a las inversiones en España, el año pasado arrancó con un acuerdo entre el Grupo Atitlán y el Grupo de Prado para la venta de casi 9.000 hectáreas de olivar y almendro pertenecientes a Elaia, la plataforma agrícola del primero, repartidas por Portugal, Extremadura, Andalucía y Aragón.
En marzo, la gestora española Aurea Capital Partners lanzó el fondo Aurea Sustainable Agriculture Fund (ASAF) de 120 millones para agricultura sostenible. El fondo pretende alcanzar una rentabilidad de entre el 10% y el 12% en siete años. España será uno de los países de destino de las inversiones.
Por su parte, la gestora SLM Partners compró en abril, por 250 millones de euros, 300 hectáreas para la producción de almendras, pistachos y olivas en Murcia. En junio, el líder europeo de cítricos Citri&Co y la firma internacional PSP Investiments adquirieron tierras por valor de 150 millones para aumentar sus hectáreas de cítricos en España.
En el mes de octubre, entró en el negocio agrario la gestora española Azora con la compra del 33% de la compañía vasca especializada en la explotación de almendros en intensivo Iberian Smart Financial Agro (ISFA).
Azora prevé invertir 200 millones en el desarrollo de almendros en la Península y convertirse así en el mayor productor de almendros del país. En diciembre el fondo Climate Asse Management compró 400 hectáreas para almendras en Extremadura.
Semestre histórico
El mercado de fincas rústicas español completó un primer semestre histórico con 85.000 operaciones de compraventa, la mejor cifra de los últimos 15 años, según datos de Instituto Nacional de Estadística (INE). Estas cifras son superiores a las prepandémicas y supusieron un incremento del 4% con respecto al año anterior.
Pese a ello, 2022 cerró con 156.925 compraventas, una disminución del 2,2% en relación con el año anterior, ya que en el segundo semestre las operaciones cayeron un 8,6% por la sequía en España y la guerra en Ucrania.
Las cifras de compraventas hasta octubre del año pasado fue de 131.749 propiedades. Por comunidades autónomas, el 56,53% de las operaciones se concentraron en Andalucía (20.641 propiedades), Castilla y León (20.475), Castilla-La Mancha (17.190) y Comunidad Valenciana (16.170).
Las herencias, por su parte, alcanzaron las 175.771 propiedades, un 1,86 menos que en 2021, mientras que los arrendamientos crecieron un 32% y suponen el 37,4% de los 23 millones de hectáreas de SAU (Superficie Agraria Útil) que hay en España. Actualmente el 94% de los propietarios son físicos y el 6% jurídicos. En España el precio medio por hectárea de suelo rústico ronda los 10.000 euros.