
La tasa de ahorro de los hogares cayó en el tercer trimestre al 5,7% en el tercer trimestre de 2022, al ritmo que lo hicieron las expectativas sobre la economía española. Las peores previsiones sobre el avance del PIB que buena parte de los analista llevaban anticipando tras el final del pasado verano, produjeron un deterioro en las finanzas de las familias que utilizaron parte del colchón embalsado tras la pandemia para mantener su consumo. Sin embargo, en la recta final del año el viento comenzó a soplar a favor de la economía y la mayoría de entidades corrigieron al alza sus pronósticos, tanto con respecto al cierre de 2022, como a 2023.
La caída pronunciada de la tasa de la inflación, que pasó del 8,9% de octubre al 5,8% con el que cerró diciembre, unido al buen dato de PIB de 2022, en el 5,5% por segundo año consecutivo, hizo florecer la confianza de los consumidores. Según el último avance publicado por el CIS, el indicador escaló hasta los 73 puntos en el último mes del año, situándose al nivel marcado en mayo.
"El índice de confianza es un buen indicador, no es 100% efectivo, pero si suele anticipar un cambio de ciclo económico", afirma Pedro Serrano, profesor de Economía Financiera y Contabilidad de la Universidad Carlos III, que recuerda la coherencia que muestran los índices de confianza estadounidenses con la curva del evolución de su PIB.
No obstante, los expertos piden cautela a la hora de interpretar la reacción de las expectativas de los hogares. "Estos indicadores de confianza sobrestimaron el impacto negativo de la actividad como consecuencia de la invasión rusa de Ucrania, y ahora está aumentando desde una base demasiado baja en muchos sectores", afirma Oxford Economics en su último documento en el que corrige al alza las previsiones para 2023. Aun así, la entidad interpreta que la mayor confianza de empresarios y familias da razones "para ser optimistas".
Estabilidad del empleo
Los cálculos de CaixaBank coinciden. Sus analistas esperan que el consumo en España se reduzca en 2023 a un ritmo más lento de lo previsto. "Esperamos que el consumo nominal crezca más de un 5%", afirma la entidad que señala al equilibrio de fuerzas entre el impacto negativo de la subida de las condiciones hipotecarias y el mayor dinamismo de la revalorización de pensiones y salarios.
A ello se sumó la sorpresa que dio el comportamiento del empleo, mejor al esperado, lo que ayudó a mantener la renta bruta disponible de los hogares a pesar de la presión que los precios de los alimentos sigue ejerciendo sobre las cuentas corrientes. "A pesar de esta moderación, el tono positivo que continúa mostrando el mercado laboral y el colchón de ahorro que las familias aún retienen de la pandemia actuarán de soporte a la actividad, lo que evitará una recesión profunda en la mayoría de las regiones desarrolladas", afirman los expertos de Banca March.
Esta será una de las claves. "El incremento del consumo puede venir por el aumento de las expectativas de la riqueza ligada a los ingresos", asegura Serrano, que señala directamente a la estabilidad del mercado laboral, "las familias tienen confianza en el futuro, en mantener su puesto de trabajo y el patrón de gasto que esto ofrece".
Todo ello, ha permitido a los expertos reformular sus cálculos para los próximos meses. El departamento de análisis de CaixaBank revisó sus previsiones de crecimiento para 2023 del 1% al 1,3%, en línea con el índice de sorpresas económicas elaborado por Citigroup que comenzó a despuntar con fuerza a partir de noviembre del año pasado en la eurozona, hasta rozar los 100 puntos. Este indicador, que mide la desviación entre los datos publicados y las expectativas de los analistas, demuestra que el pesimismo inicial fue excesivo.
Con ello, los pronósticos apuntan ahora a que el consumo aguantará en 2023, a pesar de los duros efectos que la crisis de la inflación está ejerciendo sobre los hogares. Uno de ellos, consecuencia de la política monetaria del Banco Central Europeo, tiene que ver con el endurecimiento de las hipotecas. El euríbor marcó la semana pasado su máximo desde diciembre de 2008, al alcanzar el 3,45%.
La curva de tipos
Mucho depende también de la acción del BCE, y de la duración de la estrategia de subida escalonada de los tipos de interés de interés iniciada en julio del año pasado, a la que se sumó el final de programa de compras de deuda de los países.
Los de Lagarde no tienen intención de poner fin a su estrategia, al menos en el corto plazo. Su vicepresidente, Luis de Guindos, confesó hace unos días que la institución subestimó la persistencia de la crisis de la inflación y anticipó nuevas subidas de los tipos más allá del próximo mes de marzo, cuando se prevé que el BCE volverá a elevarlos otros 50 puntos básicos.
"Los bancos centrales y otras organizaciones creyeron durante mucho tiempo que el aumento de la inflación era temporal, y tengo que admitir que eso fue un error", dijo el exministro de Economía que admitió que el BCE "debió haber actuado antes de lo que lo hizo". En su última reunión, el Consejo de Gobierno del organismo comunitario dejó los tipos en el 3% y no descartó futuras presiones sobre la moneda única.
Punto de inflexión en verano
De hecho, Joan Bonet, director de Estrategia de Mercados de Banca March no cree que los tipos bajen hasta el próximo 2024, pero si prevé que un freno en la estrategia monetaria, "2023 va a ser un año de muchos puntos de inflexión, uno de ellos será la pausa en los tipos de interés", asegura. Aun así, la eurozona llegará al verano con unos tipos al 3,5%, según el experto. Esto seguirá socavando los ahorros de muchas familias, que cada vez deberán dedicar mayor parte de su músculo financiero a pagar la cuota hipotecaria o la mensualidad de sus alquileres, dejando el peso de su consumo sobre su capacidad de ingresos recurrentes.
Aun así, el punto de inflexión previsto para los meses de julio o agosto, podría aliviar la incertidumbre de entidades financieras y hogares lo que sumará puntos a las expectativas previstas para los próximos meses de verano. Las pistas llegarán desde Estados Unidos. Banca March calcula que la Reserva Federal comenzará a bajar los tipos del dólar a finales de 2023, detrás vendrá el euro.
En su reunión de febrero, la Fed dio síntomas de que su estrategia de lucha contra el alza de los precio estaría llegando a su fin. Casi un año después de iniciar su ambiciosa acción sobre el valor del dólar, el banco central estadounidense redujo el ritmo de subida de los tipos hasta los 0,25 puntos básicos, aunque su presidente, Jerome Powell adelantó "todavía queda camino por recorrer".
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