
La revisión que el Instituto Nacional de Estadística hará el próximo mes de marzo bien podría dejar en negativo el crecimiento económico del cuarto trimestre de 2022 -hoy del 0,2%-, con una caída de hasta medio punto.
Tal y como explican los expertos consultados, los indicadores adelantados no solo constatan el decrecimiento del último semestre, lo que podría acarrear una revisión a la baja del cómputo total del año -con una estimación del 5,5%-, sino que también anticipan una caída en picado del PIB en el primer semestre de 2023, ya con valores negativos.
Así lo mantienen expertos como Lorenzo Bernaldo de Quirós, quien además de subrayar una serie de indicadores macroeconómicos que ya están en rojo -a falta de los datos definitivos de diciembre-, sustancia que la principal nota positiva relevante del cuarto semestre de 2022 fue el espectacular aumento del consumo final de las administraciones.
Ese incremento explicaría el crecimiento del 0,2% en este periodo, gracias a un chute de un gasto público histórico, que el Gobierno de coalición ha insuflado a la economía en los últimos meses del año. Se trata de 16.000 millones de euros, el mayor incremento de gasto de consumo final de las administraciones públicas en la serie histórica del INE, que viene de 1995. Y es que, de no haber sido así -explica Lorenzo Bernardo de Quirós-, el dato del PIB del cuarto trimestre habría quedado en negativo, al menos entre un -0,1% y un -0,2%.
Ya en la nota de prensa editada por el organismo, éste señala que la mayoría de los indicadores estadísticos coyunturales utilizados para el cálculo del PIB, solo recogen datos hasta el segundo mes del trimestre (noviembre), y por tanto -explica el INE-, "faltan por añadir algunos correspondientes al mes de diciembre -admitiendo al tiempo que-, el volumen de información adelantada del que se ha dispuesto en este avance ha sido menor que en ocasiones anteriores".
Error de cálculo
Esa falta de datos para el cálculo del cuatro trimestre es lo que esclarece la posición de los economistas consultados, como la del presidente de la consultora Freemarket Corporate Intelligence, para quien, hay muchos indicadores negativos como el consumo de los hogares, donde se ve una caída intertrimestral que pasa del 1,8% en el tercer trimestre, al -1,8% en el último.
En este punto, Bernaldo de Quirós defiende que el Gobierno se ha equivocado haciendo la lectura de los 40.000 millones de euros acumulados del ahorro de las familias, pues según sus cálculos, el 90% de ese ahorro corresponde a las rentas más altas, que no son las que mayor propensión de gasto tienen en la cesta de la compra. Y detalla; si para las rentas medias y bajas la cesta supone un 64% de su renta, para las altas, ésta solo significa el 30%, de manera que es fácil entender que el consumo de las familias haya caído hasta ese punto, con un crecimiento del consumo malo, que se traducirá en menor empleo y por tanto de las rentas disponibles.
Para este economista, todos estos indicadores tendrán su traslación en el primer trimestre de 2023 con un resultado del PIB en negativo, en un año, recuerda, en el que los controles fiscales de la Comisión Europea siguen congelados, al tiempo que la recaudación de ingresos tributarios será menor, sin olvidar que los intereses que el Estado pagará por la deuda pública serán más elevados, y eso perjudicará al crecimiento económico.
España tiene una tasa de paro el doble que la UE y cuatro veces mayor que Alemania
En este contexto, Bernaldo de Quirós subraya el aumento del paro registrado, la caída de la tasa de actividad, el desplome del empleo juvenil -hasta 16 puntos-, la destrucción del número de autónomos, y en definitiva, una tasa de paro doble de la media europea, -cuatro veces más que en Alemania.
Y con el mismo cariz negativo se ha pronunciado el exministro socialista de Administraciones Públicas, Jordi Sevilla. En un informe de Llorente y Cuenca, el también expresidente de Red Eléctrica de España, sostiene que "el PIB caerá en este primer trimestre".
Partiendo ya de los últimos datos del INE de la segunda mitad de 2022, apostilla el político valenciano, "la desaceleración empieza a notarse con fuerza" y por tanto ve evidente una "pérdida de impulso" que "se nota en el descenso de la demanda nacional; por lo que solo la demanda externa explica el saldo ligeramente positivo del crecimiento", verbaliza.
Pero aunque la economía española haya conseguido evitar la recesión en 2022 -puntualiza- "no podrá sortear el terreno negativo entre enero y marzo de 2023. "Con estos datos -colige el exministro de José Luis Rodríguez Zapatero- el primer trimestre de 2023 tendrá crecimiento negativo del 0,1%".
En opinión de Jordi Sevilla -tal y como plasma el informe de la consultora Llorente y Cuenca-, esos datos alientan "el discurso de Feijóo para las elecciones de mayo"; de manera que, "la desaceleración económica del último semestre de 2022 y un decrecimiento del -0,1% del PIB en el primer trimestre del 2023 posibilitan un marco narrativo de problemas económicos para el Partido Popular", indica.
Existencias acumuladas
Desde el Instituto de Estudios Económicos, Gregorio Izquierdo también distingue indicadores que no hacen presagiar el mejor de los escenarios, y que de alguna forma adelantan una ralentización persistente de la economía.
El economista y director general del IEE pone la atención en la variación que está habiendo en las existencias acumuladas -dentro de la formación bruta de capital-; es decir, el stock productivo que se queda en los almacenes, y a los que no se les da salida.
Según Izquierdo, eso puede condicionar a la baja nuestra economía, porque se trata de una producción que no se ha aplicado. Es decir, se ha producido más de lo necesario.
En negativo también señala Izquierdo el hundimiento de las importaciones, que pasan, del 3,1% del tercer trimestre de 2022, al -4,2% en el cuarto y último. En opinión de Izquierdo la caída de esta variable no solo es un fuerte ajuste, sino que además es un indicador de ralentización intensa y persistente, lo que a corto plazo adelanta una contracción de la demanda interna.
Respecto a los últimos datos del empleo recogidos en la EPA, el director del IEE hace hincapié en la variable en diciembre de 2022, donde se aprecia el crecimiento del empleo en el sector público.
En el informe del 27 de enero de este año, el INE también se detiene en dos aspectos como la demanda nacional y el empleo. Y a la espera de la revisión del PIB que vendrá en 2022, el organismo estadístico presenta información añadida al cuadro macroeconómico, aportando lo siguiente, y es que "la contribución de la demanda nacional al crecimiento interanual del PIB es del 0,6% puntos, 2,0 puntos inferior a la del tercer trimestre. Por su parte -especifica-, la demanda externa presenta una aportación de 2,1 puntos, una décima inferior a la del trimestre pasado".
A propósito de la economía, describe que, "en términos interanuales, las horas trabajadas aumentan un 2,7%, tasa cinco décimas inferior a la del tercer trimestre de 2022. Y, los puestos equivalentes a tiempo completo crecen un 2%, ocho décimas menos que en el tercer trimestre, lo que supone un incremento de 386 mil puestos de trabajo equivalentes a tiempo completo en un año".
Formación bruta de capital
Para el economista Javier Santacruz, el dato que más llama la atención y preocupa del crecimiento económico del último trimestre de 2022, leyendo los datos del INE, no es tanto el consumo de las familias, como la segunda caída consecutiva intertrimestral de la formación bruta de capital; es decir, de las inversiones (del -0,8% del tercer trimestre al 1,2% del cuarto).
Llama la atención de la crítica situación el desplome de la compra de maquinaria, bienes de equipo, sistemas de armamento y recursos biológicos cultivados, con tres trimestres consecutivos en números negativos, es decir, en técnica recesión (serie: II trimestre, un -2,2%, III trimestre, con un -0,9% y, el IV trimestre, con un -5,8%). Elementos, que según Santacruz abocan a una rebaja del PIB del último trimestre del año, revisión que puede dejar en negativo el resultado final del trimestre.
De cara al año que viene, el economista y director general de Tressis, Daniel Lacalle, observa que las cifras de empleo de enero reflejan que será muy probable que "en el primer trimestre veamos cifras bajas de consumo; de una ligera mejora de la inversión y, probablemente de una ligera mejor de las exportaciones, pero con un aumento de las importaciones, por lo tanto, es posible que el Producto Interior Bruto del primer trimestre lo vuelva a dictar el aumento del gasto público".
En opinión de Salvador Marín, responsable del area de Estudios Económicos del Consejo General de Economistas, en el primer trimeste de 2023 vamos a notar los efectos de desaceleración que y apuntaban los índices adelantados en el tercer trimestre del 22 y que se confirmaron en el cuarto trimestre del 22, concretamente "creemos que el IPC podría seguir bajando pero se mantendrá en ese trimestre aún entre 5,5% y 6%; el PIB en tasa trimestral será prácticamente igual a la del cuarto trimestre del 22, pero no creo que esté más allá del 1,5% o 2% y, en cuanto a la tasa de paro no se movería con respecto al último dato del 22, o algo al alza muy ligeramente. Es decir, seguiría una economía a ralentí", explica.
A dos puntos de 2019
En el informe ejecutivo presentado por el FMI a mediados de enero, el organismo señalaba que la actividad de la economía española está dos puntos por debajo de los niveles prepandemia.
Es decir, que España aún no ha recuperado el Producto Interior Bruto de 2019, y por tanto es el único de la Unión que no ha cerrado brecha, en un marco en el que somos uno de los estados menos expuestos a los efectos negativos de la guerra -lo que confirmó el Ministerio de Economía esta semana-, entre otras razones -explican expertos a eE-, entre otras cuestiones, porque las relaciones comerciales y financieras con Rusia y Ucrania, así como su dependencia energética, son marginales.
Y como muestra, un botón. Las exportaciones e importaciones de y hacia Rusia apenas suponen un 2% del total.
En este mismo documento ejecutivo, el Fondo Monetario Internacional destaca que España ya ha recibido un 40% de los fondos Next Generation, pero que, la falta del desarrollo informático de y registros de control sistematizados -recordemos que la herramienta Coffee aún funciona a medio gas-, impide conocer cuántos recursos han llegado de verdad a la economía real.