
Europa abarca una gran geografía, y la Eurozona recoge brechas entre los países miembros de la Unión Monetaria. España busca desde 1985, cuando entró en la Comunidad Económica Europea, una convergencia cada vez mayor con el centro y el norte del continente. Sin embargo, en los últimos años, los españoles se alejan del nivel de vida del resto de economías: son los habitantes que más riqueza por persona pierden desde 2019, con datos disponibles hasta 2021, al compararlo especialmente con el resto de grandes economías. La renta nacional bruta, como suma de todo lo que ganan limpio los españoles, ha descendido sucesivamente el pasado trienio y en el segundo año de pandemia ya era más de 1.700 euros inferior por cabeza.
Así, la pérdida entre 2021 y 2019 -con datos actualizados en diciembre por la oficina estadística europea, Eurostat- hace que el PIB real pase de 25.180 en el año previo a la pandemia, el primero completo de la era Sánchez, a 23.450. Una economía en contracción, pues hace algo más de un lustro, en 2017, alcanzaba 24.430 euros.
Un dato, y una pérdida, que mide el empobrecimiento de los españoles. La renta nacional bruta excluye la inflación, y representa todo lo que perciben las personas, y en este caso lo que están dejando de ganar. Mide los salarios, los impuestos menos subvenciones a la producción y las importaciones, las rentas a la propiedad (la diferencia entre las rentas percibidas y pagadas), los beneficios empresariales y la renta mixta.
Desde el pasado 2019, el conjunto de la Eurozona se ha dejado, de media, algo más de 400 euros per cápita. Una pérdida similar a la de Alemania, mientras que los italianos perdieron algo más de 500 euros per cápita y los franceses algo más de 700 euros. Junto a ellos,el caso llamativamente de Irlanda, ya que en el país insular se ha producido un espectacular incremento desde los 53.400 euros per cápita de 2017 hasta los 70.530 de 2021.
Con todo, la convergencia en renta con el resto de Europa también se desploma. Si España estaba en 2018 en el 91,2% de la renta nacional bruta por habitante media de la UE, en 2021 hemos pasado al 83,4%, todo un récord en apenas tres años. También en la pérdida de convergencia mayor de toda la Unión Europea.
El discurso económico del Gobierno ha mantenido en el huracán a las empresas, mientras de fondo introduce rigideces en el sistema productivo y presiona las nóminas de los trabajadores con unas cargas fiscales cada vez mayores que liman el resultado del PIB per cápita mencionado. Además, economistas consultados consideran que está frenando e, incluso, echando marcha a tras con reformas estructurales que permitieron salir de la crisis a la Eurozona.
Junto a ello, las consecuencias de unas cuentas públicas sin sanear que España arrastra y ha emporado exponencialmente desde la primera década del siglo. España mantiene un déficit excesivo, por encima del 3%, que no prevé corregir hasta 2025. La deuda pública tampoco bajará del 110% hasta el medio plazo, y las trabas suponen una señal negativa en forma de barrera de entrada para la inversión nacional y extranjera.
Perdiendo puestos
Mirando algo más atrás, los datos de Eurostat relegan a España en la tabla europea. La economía del sur ha pasado de ser el país número 13 de la Unión Europea en nivel de vida en 2018 algo por encima del medio de la tabla, al número 18, bajando a posiciones de cola. En este breve tiempo, España ha sido adelantada por este orden: Malta, Eslovenia, República Checa, Estonia y Lituania.
De hecho, un reciente informe también relega a España en la escala mundial, en este caso solo del PIB en paridad de poder adquisitiva, lo que elimina la distorsión que generan los precios (inflación) en cada país a lo largo de los años, siendo superados por México y bajando hasta el puesto 16. Tal y como publicó elEconomista.es, en 2007 España llegó a ser la octava potencia mundial antes de la crisis financiera y desde entonces se comporta como una economía prácticamente estancada, según el ránking que elaboran los economistas del think tank británico Cebr.
¿El crecimiento más fuerte?
Unas declaraciones recientes de la ministra de Hacienda y Función Pública, María Jesús Montero, presumen de un crecimiento del PIB superior al 5% a cierre de año, mejor de lo previsto inicialmente por el INE. Posiciona a la economía española entre las que más tracción arrastra tras la pandemia y uno de los mejores crecimientos del euro.
Gregorio Izquierdo, director general del Instituto de Estudios Económicos (IEE) indicaba a este medio que, pese al aparente ritmo superior del PIB español que recoge el INE, aún se mantiene por debajo de los niveles previos a la pandemia, muy condicionados por una caída de 11 puntos en 2020. El PIB potencial se mantiene sobre el 1%, lo cual considera "reducido y exiguo".
De hecho, las previsiones de los principales organismos internacionales y nacionales rebajan el crecimiento para este 2023 hasta el entorno del 1%, incluido el Banco de España que prevé un 1,3% en su última pronunciación, mientras preveía un 4,6% para 2022.
"Hay un retraso en el impacto de los fondos europeos sobre el crecimiento que lastra el PIB potencial este 2023, que es similar también al del 2022 (1%)", consideran desde el IEE, que alientan a las instituciones a mejorar este dato y que acompañe al desempeño del resto de pilares económicos, como la presión fiscal sobre empresas y trabajadores y la creación de empleo.