
Erdogan no ligará la subida del salario mínimo a la inflación, pero casi. Y ello a pesar de las desmesuradas cifras del auge de los precios en los últimos meses en Turquía: el indicador oficial de inflación se sitúa en máximos de 24 años al alcanzar un 84,4%, aunque cálculos independientes lo ubican por encima del 180%.
En un discurso televisado esta semana, el presidente turco ha anunciado un incremento del 55% en el salario mínimo mensual, alcanzando las 8.500 liras (cerca de 429 euros al cambio actual). Esta medida afectará directamente al 30% de los empleados en el país, según cifras de las autoridades turcas.
La iniciativa despierta los recelos de los economistas, que creen que este importante auge de los salarios puede ayudar a reimpulsar una inflación que se había frenado levemente en el último mes, pasando del 85,5% interanual en octubre al 84,4% en noviembre. Se trata así de la primera vez en año y medio que el indicador de la subida de precios retrocede.
La decisión gubernamental coincide además con el mantenimiento de los tipos de interés por parte del Banco Central de Turquía, que venía aplicando una política contraria a la ortodoxia económica general: disminuir las tasas de préstamo del dinero a pesar de unos precios disparados. La última vez que el organismo subió los tipos fue en marzo de 2021, llevándolos al 19%, y desde entonces se han ido reduciendo en ocho ocasiones hasta alcanzar el 9% actual.
"Teniendo en cuenta los crecientes riesgos de la demanda mundial, el Comité considera que el tipo de interés actual es adecuado", declaraba el Comité de Política Monetaria, dirigido por el gobernador Sahap Kavcioglu.
Tanto la subida del salario mínimo acometida por Erdogan como el mantenimiento de los tipos por parte del banco central hay que analizarlas teniendo en cuenta que el país celebrará elecciones generales dentro de seis meses. El mandatario lleva como presidente de la República desde 2014 y ejerció como primer ministro durante más de una década.