Economía

Las empresas sortean un año endiablado con beneficios y ventas récord, pero hay letra pequeña

  • El sector privado recupera los niveles de ganancias previos a la pandemia
  • La deuda crece un 15% para hacer frente a los costes de producción
  • Los resultados del tercer trimestre ya reflejan el parón de la actividad
Fachada del Banco de España.

La Central de Balances del Banco de España recoge que las empresas españolas van camino de cerrar un año histórico en beneficios y facturación, si en el último trimestre la situación no se complica de forma dramática. En los nueve primeros meses del año, las ventas de las empresas crecieron un 48,7%, ha sido el incremento más elevado de la serie histórica. También pasa en beneficios y rentabilidad. Pero este ejercicio está siendo uno de los más complicados que se recuerdan en décadas por los altos precios de la energía, los problemas con los suministros y el elevado volumen de demanda, tras superar una vez por todas las restricciones del Covid. Pero las cifras del Banco de España tienen muchas aristas para un año récord.

La guerra energética, los cuellos de botella en las cadenas de suministro y una inflación cada vez más pegajosa para todos los eslabones de la economía. Es difícil pensar en un año más complicado para las empresas. Ha habido que atender a una demanda, que venía de estar total o parcialmente contenida, en un contexto de inflación endiablado. Las cifras que ha publicado hoy el Banco de España de la Central de Balances apuntan a que las empresas están superando las dificultades de forma triunfal.

La facturación de la empresa española se ha disparado un 48,7% en los nueve primeros meses del año. Nunca antes en la serie se había registrado tal incremento. Supera al mismo período de 2021, cuando crecieron un 16,2%, pero hay que tener en cuenta que los desplomes de actividad de 2020, año de pandemia. Es decir, que las cifras relativas de 2021 se deberían haber visto más favorecidas que las de este año. Pero lo más relevante es que la subida se ha producido en un entorno de elevada inflación. Las empresas han seguido vendiendo a niveles récord pese a que los precios de venta han sido elevados.

La lógica económica va en otra dirección. A precios elevados, menor consumo. Pero los ejercicios de después de la pandemia se están beneficiando de una demanda embalsada, que está favoreciendo la demanda final. Este fenómeno también se está viendo reflejado en los beneficios. Los resultados brutos, que no tienen gastos financieros, ni amortizaciones, ni impuestos, crecieron a un ritmo muy elevado del 38,5% en los nueve primeros meses del año, otro hito. Los resultados ordinarios, cercanos al término de beneficio neto, sin ingresos extraordinarios, aumentaron hasta el tercer trimestre un 94,7%, casi cuatro veces más que en 2021, el año de la recuperación y situarse a un nivel similar registrado antes de la pandemia. Además, el VAB, el valor añadido bruto de las empresas, aumentó hasta septiembre de 2022 un 21,1%, también el crecimiento más elevado registrado por este excedente en toda la serie trimestral.

En este ejercicio, las empresas, además, están saliendo reforzadas en otros ratios financieros. En los últimos años, las compañías que operan en España no habían tenido un crecimiento de rentabilidad tan notable. Concretamente, la rentabilidad ordinaria media del activo creció un punto y medio, y se situó en el 4,2 %, y la rentabilidad ordinaria media de los recursos propios se elevó hasta el 6,3 %, frente al 3,5 % de un año antes. De este modo, la rentabilidad media de los activos propios se situó "muy cerca de los niveles previos a la pandemia", destaca el informe del Banco de España. Donde el sector privado se vio un poco más debilitado fue en la liquidez y la deuda, que aumentó un 15% de media. Este mayor endeudamiento, que en buena parte de los casos se ha dado para mantener el ritmo operativo, ha provocado un aumento de los gastos financieros del 11,2%.

¿Ha habido traslación de precios al cliente final?

El principal desafío de las empresas ha estado en estos nueve primeros meses del año en hacer frente a los mayores costes de producción. La evolución de los consumos intermedios, ha aumentado un 54,3%, en un contexto de fuerte subida de los costes de la energía y de otras materias primas. Es el ítem de la Central de Balances que más crece en los nueve primeros meses del año. Dentro del balance de una empresa es la partida que más podría dañar a los márgenes de beneficio de una empresa. Pero lejos de disminuir, crece. El margen sobre VAB, que mide la proporción de este resultado que se quedan las empresas una vez deducidos los gastos de personal, sigue aumentando en 2022, hasta situarse en niveles similares a los existentes antes de la pandemia, según el Banco de España.

Y aquí surge el gran misterio de si los balances empresariales han sobrevivido a la alta inflación al endosar al cliente final gran parte de los costes de producción. Ante un aumento de precios, hay tres opciones. Lo asume la empresa y los márgenes y beneficios se van al garete, lo asume el cliente o se reparte. La última opción es la que tiene más papeletas para ser lo que está pasando. Pero se plantea otra pregunta, en qué proporción. El Banco de España lo intenta resolver con dos aproximaciones. El primero, con el margen sobre ventas, que se calcula como el cociente entre el resultado económico bruto y la cifra de negocios, y permite analizar en qué medida las empresas han sido capaces de trasladar el aumento de los costes medios de producción a los precios de venta.

El indicador se eleva cuando los ingresos procedentes de las ventas crecen en mayor medida que el coste de producción y se reduce cuando ocurre lo contrario. Si hay un trasvase de los costes de las empresas al precio final, debería subir. Y el Banco de España defiende que "este indicador se habría visto presionado a la baja durante 2022 por el fuerte incremento de estos costes, en particular, de los asociados a los insumos", pero de manera muy dispersa por sectores. El único sector que trasladó precios fue comercio y hostelería. Los márgenes sobre ventas siguieron aumentando, en un contexto de fuerte recuperación de la demanda tras el levantamiento de las restricciones vinculadas con la pandemia.

La segunda aproximación del Banco de España la realiza con el margen sobre el VAB, que se obtiene dividiendo el REB entre el valor añadido bruto (VAB) y mide la proporción de beneficio que queda para la empresa una vez deducidos los gastos de personal. "Esta es una medida equivalente a la que se suele usar para aproximar el margen empresarial a partir de datos agregados como los que proporciona la Contabilidad Nacional", explican desde el Banco de España y se aleja más del objetivo de seguir la evolución de precios en el cliente final. Pero se observa cómo al final todos los sectores, salvo información y comunicaciones, han terminado elevando el margen. Aunque el Banco de España lo desaconseja, la interpretación con este indicador es que sí se ha producido una carga final para el consumidor.

Los economistas de la institución apuntan a que las empresas que operan en los sectores en los que los gastos de energía y el petróleo tienen un mayor peso en los costes de producción se observó un descenso de los márgenes, en comparación con el resto de las compañías. No pudieron trasladar gran parte de la carga inflacionaria. "También predominarían los descensos de márgenes en aquellas compañías que, con independencia del sector de actividad al que pertenecen, son más propensas a exportar o que partían de unos márgenes más elevados".

Sobrerrepresentación de la gran empresa

Asimismo, argumentan que las compañías con una posición financiera más vulnerable, por su endeudamiento elevado y por su menor capacidad para cubrir sus gastos financieros con los ingresos generados, son las que tienen mayor propensión a aumentar los precios a sus clientes. El proceso de despalancamiento que han experimentado las empresas españolas desde la anterior crisis ha favorecido la contención de precios finales para el cliente.

El Banco de España advierte de que las conclusiones y cifras de la Central de Balances es limitado por el reducido tamaño de la muestra, unas 900 empresas, y el sesgo hacia compañías de gran tamaño. Lo que viene a reconocer que la realidad de las pequeñas y medianas, que al final son las que forman el tejido productivo del país, no esté del todo representada en la estadística. En plata, que el récord de ventas y beneficios puede que no se haya dado en el pequeño comercio o en la pequeña constructora.

Las grandes cifras del informe están influidas sobre todo por los crecimientos más intensos del sector industrial (32,6%), condicionado por el avance en el subsector refino, donde operan un elevado porcentaje de empresas con mayores dimensiones. En el de comercio y hostelería (25,1%), formado por pequeñas y medianas empresas, crecieron a menor ritmo y en el agregado que engloba al resto de las actividades (24,2%), también estuvo impulsado por el buen comportamiento de las empresas de transporte.

¿Cómo va el empleo en las empresas?

También señala que a pesar de los notables crecimientos de beneficios y facturación, los datos referidos exclusivamente al tercer trimestre "evidencian una pérdida de dinamismo con respecto a la evolución del trimestre anterior", lo que resulta consistente con la fuerte desaceleración de la actividad económica que se recoge en la estimación preliminar del PIB del mismo período. En este período la economía creció apenas un 0,2%. En el segundo trimestre, avanzaba a un ritmo del 1,5%.

Los gastos de personal aumentaron un 6,9% entre enero y septiembre, en términos interanuales, evolución que se ha visto impulsada tanto por el incremento de las plantillas medias efectivas (3,6%) como por el ascenso de las remuneraciones, que crecieron un 3,2%, por debajo de los niveles de IPC, que se sitúan en el 5,3%.

El crecimiento del empleo se registró exclusivamente en el colectivo de trabajadores fijos, que aumentó un 6,4%, en tanto que el personal con contrato temporal descendió un 13,4%, lo que se explica por el impacto asociado a la reforma laboral aprobada este año, que habría provocado un traspaso hacia el empleo fijo de trabajadores que tenían contratos temporales, y en menor grado por ciertos ajustes de plantilla. En línea con la positiva evolución del empleo, casi la mitad de las empresas (un 49,7%) incrementaron sus plantillas efectivas, 4,8 puntos más que en el mismo período del ejercicio anterior.

Los aumentos de empleo se concentraron especialmente en los sectores de servicios. Así, en el de comercio y hostelería se produjo un incremento del 4,3%; en el de información y comunicaciones, del 2,9%, y en el denominado resto de actividades, del 4,6%; dentro de este último destaca el buen comportamiento experimentado por las empresas de transporte.

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