
El dinero en efectivo está muy controlado en España. No por un afán de autoritarismo, la razón es mucho más simple: su vinculación a actividades delictivas como el fraude fiscal o la financiación del terrorismo obliga a Hacienda a estar al tanto de todo lo que se mueve en billetes y monedas en nuestro país.
La labor de vigilancia de la Agencia Tributaria hace que el organismo tenga que asumir ciertas funciones muy concretas. Una de ellas es la de monitorizar las operaciones que considere más sospechosas, es decir, con más opciones de encuadrarse en una situación de economía sumergida, de fraude fiscal, de blanqueo de capitales...
Para ello, Hacienda recopila información de esas operaciones que, por sus características, encajan en los patrones de actividad sospechosa. Y, aunque parezca mentira, esa labor casi automática puede afectar al dinero en efectivo que la gente guarda en casa 'bajo el colchón'. Ahorrar el dinero en efectivo en casa no es ilegal, pero obviamente hay que ceñirse a lo que dice la ley.
Y, por supuesto, hay que asumir que Hacienda estará al tanto de varias de nuestras operaciones que se asocien a almacenar dinero en efectivo 'bajo el colchón'. Básicamente, porque en algunos casos cuando el ciudadano retire el dinero de su cuenta para tenerlo en casa estará dentro de los supuestos que investiga Hacienda.
En concreto, Hacienda vigilará todas las operaciones que impliquen el uso de billetes de 500 euros y las entradas o retiradas de efectivo por encima de 3.000 euros. Así, si una persona retira más de 3.000 euros o si retira menos pero lo hace en billetes de 500 euros verá sometida esa operación al escrutinio de Hacienda.
Quién advierte a Hacienda sobre el dinero en efectivo
Esto no significa que todas las operaciones se lleguen a investigar. Hacienda recopila toda la información que le llega, pero las investigaciones solo tendrán lugar cuando existan indicios muy claros de actividad sospechosa y potencialmente delictiva.
Pero, ¿de dónde le llega a Hacienda toda esa información? El organismo tiene un aliado establecido por la ley: los bancos. Las entidades bancarias, que al fin y al cabo registran todas las operaciones en sus cuentas, están obligadas a transferir la información a la Agencia Tributaria, tal y como se explica en el artículo 93 de la Ley General Tributaria (se puede consultar en este enlace del Boletín Oficial del Estado).
La ley menciona la obligación de los bancos de "proporcionar a la Administración tributaria toda clase de datos, informes, antecedentes y justificantes con trascendencia tributaria relacionados con el cumplimiento de sus propias obligaciones tributarias o deducidos de sus relaciones económicas, profesionales o financieras con otras personas".
La información, siguiendo con el redactado de la Ley General Tributaria, afectará a todos los movimientos relacionados con cuentas corrientes, depósitos de ahorro y a plazo, cuentas de préstamos y créditos y demás operaciones activas y pasivas, incluidas las que se reflejen en cuentas transitorias o se materialicen en la emisión de cheques u otras órdenes de pago".
Cómo declarar el dinero en efectivo 'bajo el colchón'
El ciudadano no tiene nada que temer respecto a esta vigilancia rutinaria de Hacienda. El organismo simplemente reúne la información de forma automática, por el imperativo de la ley. Solo en el caso de sospechas concretas podría iniciar una investigación.
Sea como fuere, la mejor cobertura del ciudadano contra ese tipo de problemas es la correcta declaración del dinero en efectivo que ha guardado 'bajo el colchón'. Esto se consigue a través de la declaración de la Renta, que todos los años protagoniza una campaña para que los contribuyentes salden sus cuentas respecto al Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF).
Así, el ciudadano solo tendrá que indicar cuál es el origen del dinero en efectivo que guardado 'bajo el colchón': si procede de rentas del trabajo (como salarios o pensiones), de capital mobiliario o inmobiliario, de ganancias patrimoniales...