
Noviembre se ha convertido en un mes negro para el empleo tecnológico, con la mayor oleada de despidos desde el estallido de la pandemia. Lideradas por Meta, Amazon y Twitter, las extinciones de puestos de trabajo golpean a empresas de todos los tamaños y sectores. Sin embargo, hay una sorprendente pauta en común: muchas de ellas fijan la reducción de plantilla en la misma franja, alrededor del 13%.
La mayoría de los análisis desde el punto de vista laboral sobre esta crisis se centran en si se trata de un ajuste cíclico o el colapso de la digitalización, pero no tanto de las particularidades internas de un modelo de empleo en estas empresas que ahora parece tocar a su fin.
Lo que los últimos acontecimientos dejan claro es que la idea de los gigantes tecnológicos de Silicon Valley como entornos casi utópicos para trabajar ha terminado. Las compañías llevan meses lidiando con un soterrado enfrentamiento con sus plantillas respecto a la flexibilidad, los salarios y el teletrabajo. La guerra por el talento en el sector entregaba a los trabajadores el mango de la sartén.
Algo que no gustaba mucho a los inversores, sobre todo porque las plataformas ya no eran tan rentables y que tampoco habían propiciado la gran revolución 5.0 que se auguraba tras la pandemia y que dio lugar a aventuras tan sorprendentes como la de Mark Zuckerberg en el Metaverso.
Tampoco que la nueva hornada de trabajadores más jóvenes se resistiera a seguir las pautas de trabajo de sus compañeros más seniors. La visibilidad de sus reivindicaciones en las redes sociales, al hilo de la conocida 'Renuncia Silenciosa', han sido bastante criticadas no solo por estos, sino por muchos accionistas que ven en este 'cambio de valores generacional' una amenaza a la productividad.
En este contexto, la entrada de Elon Musk en Twitter despidiendo al 50% de la plantilla (3.700 personas) y amenazando con condiciones laborales más duras a los que se queden ha supuesto un aval a estas críticas. La jugada del magnate sudafricano, que puede parecer sorprendente por el coste reputacional, e incluso judicial, que le supone, ha sido valorada por el sector financiero.
Entienden que se trata de un golpe en la mesa imprescindible ante la difícil situación de endeudamiento en la que queda el hombre más rico del mundo, que tiene que demostrar que la empresa es viable y que la operación va mucho más allá del simple deseo de tener un "juguete". Por eso, se pide cada vez más seguir esa senda. Y en voz más alta.
El paradigma Zuckerberg
La dureza de los ajustes impuestos por Musk deja en buen lugar los realizados por Amazon, cuyos despidos apenas afectan al 3% de su personal tecnológico (y a un 0,75% del total) y de Meta, que alcanzan al 13% de su plantilla. Aunque en ambos casos las cifras de afectados son mucho mayores que las de Twitter: 10.000 y 11.000 despidos, respectivamente.
Entre las tres suman la mitad de los despidos anunciados en noviembre, según la web de seguimiento Layoffs.fyi. Pero no son las únicas en un mes que, a una semana de terminar, triplica la media de todos los meses precedentes de 2022.
En lo que va de año, un total de 859 compañías ha suprimido 137.000 empleos en el sector, aunque las cifras (sobre todo de despidos) han cogido velocidad de crucero en las últimas semanas.
Pero hay otra característica de los ajustes llama la atención: una buena parte de ellos se ajusta a la cifra dada por la matriz de Facebook: el 13%, fluctuando entre el 12% y el 14%.
Es el caso de la tecnoinmobliliaria Redfin (13%), la plataforma de pagos Stripe (14%) , la logística de mudanzas Lyft (13%), la empresa de crowfunding GoFundMe (12%), o el equipamiento de gimnasios en casa Peloton (12%).
Esto son los casos más destacados por el periodista experto en el sector tecnológico Bill Murphy JR. en un artículo publicado en Inc. Se trata de empresas de sectores y tamaños diferentes y que se encontraban en situaciones variadas.
Todas anunciaron sus ajustes antes o al mismo tiempo que Meta, aunque en los días posteriores muchas más se han sumado a la lista en una franja similar.
Murphy baraja varias explicaciones complementarias a este fenómeno, desde la casualidad a que se trata de ajuste que compensa la inflación (que en octubre se situó en Estados Unidos en el 7,8%). Un tercer factor es el "pensamiento grupal" que ha llevado a que varias empresas de negocios diferentes, pero todas bajo la misma etiqueta "tech" hayan optado por aprobar umbrales similares de despidos. "Es más fácil defenderse cuando el resto también lo hace", resume Murphy.
Una señal (contenida) de fuerza
Pero la razón que tiene más fuerza es la cuarta: que se lanza un mensaje de fuerza a los inversores. Y es que, como explicábamos unos párrafos más arriba, lo que tienen en común muchas de estas empresas, aparte de la digitalización, es la presión de sus accionistas. Incluso gigantes como Alphabet (matriz de Google) reciben peticiones de sus accionistas para recortar hasta un 6% de sus empleos.
En este sentido, la psicología también juega su parte: una cifra que supere el 10% y no sea 'redonda' transmite credibilidad a la hora de hacer unos ajustes que tampoco pueden resultar demasiado bruscos (lo que equivaldría a pasar de ser realista a airear las dificultades del negocio, como ha ocurrido con Twitter). Y es que lo que la mayoría de los mensajes tiene en común es que pese a estos "dolorosos" ajustes, solo se trata de un bache que el negocio superará.
En cualquier caso, la estimación del 13% es orientativa, ya que algunas empiezan a darse cuenta de que puede parecer que 'copian' a Meta. Lo cual compromete, paradójicamente, la misma credibilidad buscada.
Por ello, en las anunciadas en los últimos días el umbral se ha ampliado un poco del 11% hasta el 17% (en algunos casos llegando al 20%). Aunque no son pocas las que siguen cayendo en el número mágico del 13%