
El préstamo revolving es un tipo de línea de crédito que laa entidad financiera concede a sus clientes, y que cuenta con una cantidad límite de la que se dispone durante un plazo determinado. El usuario que se sirve de esta herramienta establecerá la cuota a pagar de manera mensual. Estos pagos se componen por el propio importe usado, más aquellos intereses que genera el importe del que se dispone. Cabe añadir que las entidades financieras suelen situar entre un 3% y un 5% del total.
Esta modalidad, que sitúa el préstamo en una cantidad que oscila entre los 500 euros y los 6.000 euros, sustituye a los préstamos personales. Su uso en las tarjetas de crédito está bastante extendido a la hora de amortizar gastos extraordinarios, como lo puede ser una avería del coche o un viaje cercano.
Ventajas e inconvenientes
El crédito revolving cuenta principalmente con dos ventajas:
-El pago es flexible, ya que el cliente de la entidad elige la cantidad que amortizará cada mes.
-Cuando el límite concreto haya sido autorizado en la tarjeta, el individuo dispondrá de la cantidad en todo instante, siempre y cuando no supere la cantidad contratada.
Sin embargo, su uso también viene acompañado de algunas desventajas:
-El tipo de interés cobrado por las entidades suele ser elevado.
-Su utilización puede llevar a fuertes comisiones por apertura, pero también por indisponibilidad del límite que se ha concedido.
Unos riesgos adicionales
Muchas familias buscan financiar con rapidez sus compras navideñas, así como sus gastos extra, y parte de ellas echarán mano de estos préstamos. Aunque, de manera similar a las tarjetas de crédito, permitan sacar dinero del banco o hacer adquisiciones a crédito, poseen una importante diferencia que entraña ciertos riesgos: al devolverse parte de la deuda, el préstamo estará de nuevo disponible, por lo que un despiste podría propiciar que se acumulase una deuda elevada.
Esto es así, porque por cada uso en una tienda, se está solicitando un préstamo. Otro riesgo radica en el hecho de que, normalmente, el crédito prestado se devuelve pagando una cantidad fija y normalmente muy baja.
Ello implica que el consumidor apenas devuelva el capital del crédito, y que mayoritariamente pague intereses. El crédito revolving se convertiría en este escenario en un préstamo que nunca se termina de devolver.
El problema de una devolución 'sin prisas'
La Asociación de usuarios financieros, Asufin, ha utilizado un caso de un cliente que ha contratado 1.000 euros con tarjeta revolving, acordando devolver 25 euros mensuales a su banco. Aquí la devolución del importe se alarga mucho en el tiempo, debido a la reducida cuota a pagar, mientras que a la parte que no ha sido devuelta se le aplican unos elevados intereses de en torno a un 20%. El resultado, según Asufin: 4 años y 11 meses para finalizar la devolución del préstamo, con 464 euros en intereses (casi un 50% de interés real).
En la Asociación comentan que: "Además, la primera opción que ofrecen las entidades o compañías que comercializan estas tarjetas es que utilicemos el fraccionamiento. A diferencia de otras tarjetas, que tenemos liquidación a final de mes, con las revolving se nos incita a que alarguemos el pago de la deuda en el tiempo".
Asufin aconseja créditos al consumo como primera opción, y no los créditos revolving, si se está interesado en financiar, pro ejemplo, unas vacaciones, pues los primeros son menos costosos. Si finalmente, por el motivo que sea, se escoge el segundo, la Asociación ofrece una serie de consejos:
-Intentar pagar la máxima cuota posible en cada mes.
-Evitar traspasar fondos desde la cuenta corriente a la de crédito.
-Evitar los descuentos e incentivos por fraccionar el pago.
-Evitar los seguros de protección de pago que suelen añadir estas tarjetas.