
Tras su mala experiencia con la emisión de dinero, el Gobierno de Zimbabue quiere apostar por las criptomonedas, en un intento más de estabilizar su maltrecha economía y frenar la enésima crisis inflacionaria que sufre el empobrecido país. Y para ello mira de reojo a la experiencia de su vecina Nigeria, que ya ha lanzado una 'criptomoneda de banco central', controlada por el propio Estado, sin demasiado éxito.
Es poco probable que la lenta adopción de la 'eNaira', la primera criptomoneda oficial de África, haga dar marcha atrás al Gobierno de Zimbabue, según Innocent Matshe, vicegobernador del Banco Central zimbabuense. Matshe asegura que los preparativos para introducir una moneda digital siguen en marcha, pese a que todavía hay un amplio debate en el mundo económico internacional sobre la verdadera utilidad de las criptomonedas oficiales.
"Ciertamente es un punto a considerar que hay dudas en el mercado", dijo Matshe el martes en una entrevista. "No creemos que sea un elemento disuasorio en este momento, solo creemos que es un punto de aprendizaje para nosotros. Luego podemos adoptar medidas para tratar de mitigar los factores que están causando esa vacilación en el mercado nigeriano".
Desde que entró en circulación, menos del 0,5% de los nigerianos realizan transacciones con la naira digital. Esta falta de interés ha llevado al banco central a buscar nuevas formas de introducir la moneda entre los ciudadanos, con ofertas como los descuentos a los conductores y pasajeros de taxis que paguen con la moneda digital.
Zimbabue lleva varias décadas sin tener una moneda estable. Después de sufrir la hiperinflación más larga del mundo hace 15 años, el dólar zimbabuense sigue sin levantar cabeza: este año ha perdido más del 80% de su valor frente al billete verde, y la crisis inflacionaria mundial está dificultando aún más las medidas del Gobierno para frenar la subida de precios galopante.
El gobierno del país ha mandado equipos del Banco Central a visitar a sus homólogos de todo tipo de países, para estudiar sus planes para lanzar criptomonedas propias, como ya ha hecho China en fase de prueba, dijo Matshe. Aun así, el país sigue sin poder permitirse la forma más rápida de frenar el hundimiento de la moneda local: atar su valor al de una divisa mundial estable, como el dólar o el euro. "No esperamos que la nueva moneda esté directamente vinculada a ninguna otra, mantendremos todas nuestras opciones abiertas", aseguró.