
Tras un primer y segundo trimestres de 2022 en contracción (un -1,6% y -0,6% anualizados), lo que se conoce como recesión técnica, el PIB de EEUU volvió a terreno positivo y con fuerza en el tercer cuarto. Según los datos de la Oficina de Análisis Económico (BEA por sus siglas en inglés), el PIB del país subió en el tercer trimestre un 2,6% anualizado (un 0,6% intertrimestral), incluso más que el 2,4% que esperaban los analistas.
El consumo personal, la mayor parte de la economía, aumentó a un ritmo del 1,4%, mejor de lo previsto, pero sigue siendo una desaceleración con respecto al trimestre anterior (2%). El indicador de PIB en tiempo real de la Fed de Atlanta (GDPnow) ya avanzaba un crecimiento anualizado del 2,9% en el periodo.
Los detalles del informe mostraron un fuerte aumento de la inversión empresarial, impulsada por los productos de equipamiento y propiedad intelectual. El gasto de los consumidores se vio impulsado por un aumento de los desembolsos en servicios (+2,8% anualizado). El mayor contribuyente al PIB fue la volátil categoría de exportaciones netas (subida de un 14% anualizado y una aportación de 2,8 puntos porcentuales al dato global, la mayor desde 1980 y un salto difícil de repetir). La inversión residencial prosigue con su desplome (-26,4% anualizado, el sexto descenso trimestral consecutivo), restando el componente un 1,4 puntos porcentuales a la cifra global del PIB en el trimestre. Un síntoma de que el mercado de la vivienda está pasando de un periodo de importante exceso de demanda a otro de modesto exceso de oferta.
La economía estadounidense cumplió la definición técnica de recesión cuando el PIB cayó tanto en el primer como en el segundo trimestre del año, pero no se sintió como una verdadera recesión. El gasto de los consumidores y los gastos de capital de las empresas aumentaron, y la economía creó más de 3,5 millones de puestos de trabajo. En cambio, fue la referida volatilidad en el comercio y los inventarios, un legado de los largos problemas de la cadena de suministro en todo el mundo, lo que llevó a la contracción.
El dato es positivo en la medida que demuestra que las dos contracciones anteriores no eran tan significativas y la economía de EEUU aguanta fuerte tras la pandemia. La lectura negativa es que este dato, junto a la fortaleza del mercado laboral, vaticina mayores dificultades para combatir la alta inflación y mayores esfuerzos por parte de la Reserva Federal para combatirla con subidas de tipos que hacen daño a la economía.
La lectura de este jueves no mueve el atado pronóstico de que la Fed procederá la semana que viene a su cuarta subida de 75 puntos básicos hasta el rango 3,75%-4%. Sin embargo, sí puede contribuir a crear más dudas con respecto a lo que pasará en la reunión de diciembre. La discusión está ahora mismo en si para esa cita mantener el ritmo de 75 puntos o bajar a 50. El mercado apuesta ahora mismo 56 puntos básicos.
"Por un lado, es bueno ver que la economía continúa creciendo y eso debería ser un buen augurio para el mercado de valores", comenta Chris Zaccarelli, director de inversiones de Independent Advisor Alliance. "Sin embargo, dado que estamos en medio de una lucha contra la inflación, es probable que la Fed sienta que debe seguir siendo agresiva en sus aumentos de tipos".
Aunque la expansión trimestral puede ayudar a aliviar la preocupación de que EEUU esté ya en recesión, el principal motor de la economía -el gasto de los consumidores- sigue bajo la presión de la mayor inflación en una generación. La solidez del mercado laboral -este jueves se ha vuelto a ver con las peticiones de subsidio por desempleo- y los ahorros acumulados durante la pandemia han proporcionado hasta ahora a los estadounidenses los medios para seguir gastando.
No está claro cuánto tiempo podrán aguantar los hogares, ya que los esfuerzos de la Fed por controlar la inflación suponen vientos en contra del crecimiento. A corto plazo, ha hecho subir los tipos de interés de las hipotecas hasta el nivel más alto en dos décadas, provocando un rápido deterioro del mercado inmobiliario. Y en el próximo año, muchos economistas esperan que las acciones del banco central acaben por empujar la economía a la recesión.
ING: "Aunque EEUU acaba de salir de una recesión técnica, los vientos fríos se volverán mucho más fríos este invierno"
"El dato del tercer trimestre fue mejor de lo esperado y confirma nuestra opinión de que la economía no está en recesión. Pero bajo la superficie hay señales de que la actividad económica se está enfriando. Es poco probable que el avance del crecimiento del PIB del pasado trimestre persista, ya que los retos de la alta inflación y el agresivo endurecimiento de la Fed pesan sobre la economía", señala Kathy Bostjancic, de Oxford Economics.
"El aumento de los costes de los préstamos en toda la economía y la fortaleza del dólar están creando un enorme viento en contra. Al mismo tiempo, la debilidad del entorno exterior aumenta los riesgos a la baja para el crecimiento, encabezados por la próxima recesión de Europa, impulsada por la energía, y por el hecho de que China sigue limitada por las medidas de contención del covid. Así pues, aunque EEUU acaba de salir de una recesión técnica, los vientos fríos se volverán mucho más fríos este invierno y harán que la recesión sea mucho más real a principios de 2023", apuntan James Knightley y James Smith, de ING, en una nota.
"Se avecina una leve recesión, con unos tipos de interés relativamente elevados y unas presiones de costes persistentes que desencadenarán la recesión. La inflación puede estar alcanzando un punto de inflexión, pero es poco probable que se normalice rápidamente, y los tipos de interés se mantendrán bastante elevados. Aunque la temporada de resultados del tercer trimestre ha sido bastante decente hasta ahora (aparte de las tecnológicas), creemos que el menor crecimiento de los ingresos y las persistentes presiones sobre los costes pesarán sobre el sector empresarial en 2023. Vemos un menor crecimiento del PIB en el cuarto trimestre de 2022 y dos trimestres consecutivos de crecimiento negativo en el primer semestre de 2023. Mantenemos nuestra previsión de contracción del PIB para el próximo año", añade Bostjancic.
La recesión 'verdadera'
El camino hasta confirmar que haya una 'recesión de verdad' no será tan sencillo. En EEUU, quien dictamina si la hay o no es la Oficina Nacional de Investigación Económica (NBER por sus siglas en inglés) al incorporar sus cálculos tendencias más de fondo buscando dinámicas más nítidas y prolongadas.
"Formalmente un periodo recesivo debe cumplir unos requisitos para clasificarse como tal: bajada importante de la actividad, de forma generalizada en distintos ámbitos económicos y relativamente prolongada en el tiempo (definición según la NBER). Asimismo, es común que en estos casos se produzca una pérdida significativa de empleo. Un aspecto, este último, que no ha ocurrido: la tasa de paro se sitúa en el 3,6% y la creación de empleo se mantiene sólida", aclara Clàudia Canals, analista de CaixaBank Research.
Con todo, añade Canals, "es cierto que los más recientes indicadores de actividad económica ya empiezan a mostrar una desaceleración considerable de la economía americana". "De cara a la segunda mitad de año y 2023, el rápido ciclo de subidas en los tipos de interés iniciado por la Fed y la pérdida de poder adquisitivo de las familias como consecuencia de las elevadas tasas de inflación y del fin de los programas de ayudas masivas a los ciudadanos apoyarán el continuado deterioro que se empieza a observar en el consumo y que es ya más evidente en la inversión residencial", agrega la economista de CaixaBank.