Economía

Cuáles son los peores tipos de jefes que nos pueden tocar y cómo tratar con ellos

  • De siete tipos de jefe propuestos, cinco pueden causar renuncias de empleados
  • En general se debe mantener una comunicación constante con ellos
  • Si esos jefes no aparecen, se debe hacer una lista de las veces que se les contacta
Jefe desarrolla una presentación (Dreamstime).
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¿Qué es lo que se puede hacer si se tiene un jefe tan terrible como para provocar la renuncia del trabajo, pero se necesita cobrar esa nómina? De acuerdo con un estudio realizado en 2020 por el sitio web de consejos sobre CV, ResumeLab, tres de cada cuatro trabajadores en Estados Unidos soportan a malos jefes tan solo porque necesitan de ese salario.

En la misma encuesta se dio a conocer que el 62% afirmaba que se quedaron porque les gustaba su trabajo o sus compañeros, mientras que el 59% aseguraba que no quería perder sus beneficios, o el 53% no era capaz de encontrar una alternativa mejor.

Para aquellos en tal situación, el CEO de la agencia de empleo LaSalle Network, Tom Gimbel, asegura que de entre los siete tipos de jefes que existen, cinco pueden hacer que la vida del trabajador sea una pesadilla. Así, el mismo hace una serie de recomendaciones para gestionar las relaciones con estas personas.

Jefe molinillo

Esta clase de empleadores trabaja muy duro y espera que sus trabajadores hagan lo mismo, incluso en situaciones poco realistas. De acuerdo con Gimbel, la clave para tratar con ellos es hablar abiertamente de lo que quieren que el empleado logre, sea diaria, semanal o mensualmente.

Se creará entonces una lista definida de tareas que se pueden ir tachando. Y si no se completa la lista en el plazo de tiempo esperado por el jefe, este al menos verá que se trabaja con expectativas de cumplirla, lo que "suele ser suficiente para tranquilizarles".

El experto añade que estas personas nunca están satisfechas con el desempeño ajeno, así que al menos demostrarles que se hacen avances es un buen procedimiento.

Jefe fantasma

Según Gimbel, estos jefes llevan al extremo la no intervención, por lo que ni contabilizan el trabajo de su equipo, ni están disponibles cuando se les necesita. Por tanto, este aconseja actualizarle con frecuencia, y siempre preguntarle cuando se necesite ayuda.

Si este no responde, se debe entonces acudir a otro director o gerente en el equipo. Además, se deben elaborar pruebas documentales que muestren que se ha estado buscando su ayuda, así como que se ha tratado de mantener un feedback hacia ese jefe.

Así, si en algún momento se critica al empleado, este podrá servirse de sus registros para defenderse, y alegar que se estaba haciendo todo lo posible.

Jefe narcisista

Gimbel comenta que estas personas deciden y actúan según sus propios intereses y necesidades, sin considerar a la gente que les rodea en el trabajo. El mismo confirma que la clave para trabajar con ellos se basa en un hecho, y es que normalmente adoran los halagos.

Un buen proceder implicaría echar piropos a alguna de sus ideas, para así ponerse del mismo lado que él. Sin embargo, si esa idea no causa agrado, entonces se puede añadir al cumplido una petición para que aclare más la propuesta.

Algunos ejemplos son: "Suena bien. ¿Puedes explicar cómo funcionaría si ocurre este problema?", o "Me gusta la idea. ¿Cómo conseguimos los recursos suficientes para llevarla a cabo?"

Jefe que quiere ser tu mejor amigo

Tal y como suena, este jefe hacerse amigo de todo el mundo a su alrededor, sin importar si su liderazgo es insuficiente. Gimbel asegura que estas personas priorizarán siempre socializar antes que realizar bien su labor, y ello distrae a los trabajadores en el proceso.

El experto dice que quizás la solución sea poco cómoda: se debe por encima de todo trazar una 'línea roja' con este empleador, marcar los límites con alguien que está por encima en la jerarquía corporativa.

Si sucede que uno está 'atrapado' en una conversación que se ha alargado demasiado, se tendrá que encontrar una manera de verbalizar con respeto que se tiene que hacer el trabajo. Una opción que ofrece Gimbel es: "Me ha gustado hablar contigo. Tengo que terminar algunas cosas antes de que se acabe el día, así que luego seguimos".

Jefe volcán

Gimbel cuenta que este suele comenzar pareciéndose un 'jefe fantasma', sin estar presentes para dirigir al equipo mediante evaluaciones del trabajo. Sin embargo, cuando una tarea no cumple con sus expectativas, estos explotarán con sus empleados aunque no tengan la culpa, debido a la falta de liderazgo.

La estrategia para tratar con ellos es similar a la que se debe seguir con el tipo de empleador más parecido: mantenerles al día del trabajo, extenderles el brazo con preguntas y, sobre todo, documentar todo para tener pruebas de que se les pidió ayuda.

Cómo reconocer si se es uno de ellos

En caso de ser un empleador y no empleado, Gimbel recomienda hacer un esfuerzo para reconocerse como primer paso. Una buena manera es preguntar a sus empleados, incluso de manera anónima mediante una encuesta.  Se pueden aprovechar las definiciones de estos cinco tipos de malos jefes para preguntar si se tienen cualidades de alguno de ellos. Por ejemplo: "¿Cómo de involucrado estoy en tu trabajo? ¿Crees que estoy demasiado involucrado, o no lo suficiente?"

Si se descubre que se forma parte de una de estas categorías, entonces el problema ya estará identificado y podrá tomarse la decisión sobre cómo mejorar. Una manera sencilla es preguntar: "¿Qué crees que necesitan de mi los empleados y que no les esté dando?"

Gimbel comenta que: "El verdadero problema con la gente que tiene atributos de estos tipos de jefes es que no se da cuenta o que no les preocupa, por lo que no buscan arreglarlo. Si estás tratando de encontrar una solución, entonces probablemente estés siguiendo el camino correcto".

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