
La última visita a España de los hombres de negro, altos cargos de la Comisión Europea, repasó el plan de reformas como parte de la vigilancia de Bruselas a cada país para desembolsar la financiación de los fondos de recuperación Next Generation. Más allá de la institucionalidad y el vis a vis con los miembros del Gobierno, miembros del diálogo social aseguran que la sostenibilidad de las pensiones y su propia suficiencia, como partida más importante del gasto, es una de las preocupaciones de la Comisión Europea.
De cara al público, Europa trasladó un mensaje positivo sobre el desempeño español cuando vinieron a España los hombres de negro durante tres días el pasado mes de septiembre. De forma interna, fuentes comunitarias también explicaban que el mensaje se trataba de una alabanza sincera que no regalan a cualquier país.
Entonces, la Comisión trasladó a su vez la confianza en el Gobierno español. "Las autoridades están comprometidas con la sostenibilidad del sistema de pensiones y eso es lo que van a hacer", aseguraron.
Según adelantaron, la reforma de las pensiones en curso tendrá que pasar un examen de la Comisión Europea que, si bien sobre el papel está planteado para la primavera, será llegado el verano, en principio el mes de junio. Del análisis a fondo que se realice desde Bruselas dependerá el cuarto pago de los fondos europeos.
Y, yendo por partes, hay una reforma ya aprobada y que entrará en vigor el próximo 2023 sobre la que rondan discrepancias entre la postura del ministro Escrivá y la de la Comisión Europea. El Mecanismo de Equidad Intergeneracional (MEI), que incrementa las cotizaciones en 0,6 puntos a partir del próximo año y hasta 2032.
Se trata de un mecanismo de ajuste semiautomático que se volverá a evaluar en una década, cuando, según está planteado, se observará si ha alcanzado los objetivos de recaudación extra planteados. Desde Europa piden un mecanismo de ajuste automático con una vista a largo plazo.