Economía

Este es el exitoso negocio que dos amigos de la Universidad desarrollaron en un dormitorio

  • La idea salió del temor a contraer una gran deuda por la Universidad
  • Ambos fundadores comenzaron buscando clientes en cada habitación
  • Aseguran que parte de su objetivo es abaratar los costes estudiantiles
Habitación de estudiante (Dreamstime).
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El multimillonario emprendedor estadounidense Mark Cuban pagó en su momento su Universidad gracias a varios trabajos secundarios, con los que fue compaginando sus estudios. En el episodio del viernes de "Shark Tank" un par de jóvenes, que habían creado su compañía desde un dormitorio y que les ayudó a conseguir dinero extra, tocó la fibra de Cuban.

Este hecho dio entrada a que el emprendedor y dueño de los Dallas Mavericks de la NBA les ofreciese un trato de inversión de 250.000 dólares. El negocio se llama Storage Scholars, y fue fundado en 2017 por dos antiguos compañeros de clase de la Wake Forest University.

Storage Scholar comenzó como una manera de ayudar a estos estudiantes universitarios a conseguir un dinero extra, para así pagar sus deudas en el estudio. Los jóvenes cobraban a sus compañeros de clase para guardar sus pertenencias, y almacenarlas entre diferentes años académicos.

Storage Scholars

Storage Scholars es actualmente una empresa asentada que opera en 48 escuelas repartidas por Estados Unidos. Ya había ingresado 1,86 millones de dólares en 2022, en el momento en que grabaron el episodio de "Shark Tank".

Todos los trabajadores que empaquetan y trasladan las cajas son estudiantes universitarios, lo que según uno de los jóvenes fundadores quiere decir que la compañía "está creando trabajos bien remunerados en los campus". "Como dos chavales de 18 años aterrorizados por la deuda del estudiante, creamos la compañía en la Universidad, que nos ayudó a graduarnos sin deudas", comentaba el otro fundador. "¿Quién está listo para ayudarnos en nuestra misión de empoderar a estudiantes de todo EEUU a hacer lo mismo?

Los dos jóvenes, de 24 y 23 años de edad, pidieron una inversión de 250.000 dólares a la par que ofrecían una participación del 5%. Su propuesta captó el interés de varios grandes inversores, pero ambos quisieron quedarse con Mark Cuban como socio. "Sabemos que la deuda universitaria es importante para ti, has sido franco con ello", le decía el más joven al inversor, sabiendo que este está a favor de reducir las deudas estudiantiles.

El éxito no fue inmediato

El mayor cuenta cómo comenzó la Universidad preocupado por una potencial deuda de seis cifras en Wake Forest. Allí tan solo la matrícula y el alojamiento sobrepasan los 70.000 dólares anuales. Así, el dúo pronto comenzó a buscar clientes habitación por habitación. En el primer año tan solo recaudaron 18.000 dólares.

En la actualidad, el precio de empaquetamiento, traslado y almacenamiento de Storage Scholars es de 559 dólares por estudiante, de media. Este cobro incluye la entrega de cajas vacías, la cinta adhesiva y otros suministros para el empaquetamiento; pero también otros, como la recogida y el almacenamiento durante el verano, o la entrega en el año siguiente. Estos servicios (incluyendo el laboral) cuestan a Storage Scholars alrededor de 199 dólares por cliente.

Una difícil decisión

Tras pasar por las ofertas de los empresarios y personalidades televisivas Kevin O´Leary y Daymond John (ofreciendo ambos 250.000 dólares por una participación del 20%), el dúo se pensó la oferta del inversor Robert Herjavec, que también exigía un 20% pero ofreciendo a cambio una inversión de 500.000 dólares. Finalmente, Cuban ofreció 250.000 dólares por el 12%, porcentaje que se quedó en un 10% tras la negociación.

Mark Cuban aseguró que les daría "algo que no se puede conseguir en otro lugar". "Poseo una plataforma. Hay escuelas con las que tengo contacto, y si me pongo a ello el teléfono va a empezar a sonar para vosotros. Ese es el valor que puedo aportar".

Finalmente, los jóvenes fundadores aceptaron los argumentos de Cuban sobre que "no solo se trata de dinero". Se aliaron con el inversor que creían que mejor apoyaría la misión de su negocio, de alcanzar el éxito a la vez que abarataba la deuda estudiantil de sus trabajadores. "Estamos tocando el cielo con las manos", aseguraban ambos.

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