Hoy, 23 de junio, se celebra el Día Mundial de la Mujer Ingeniera, una fecha marcada en el calendario con el objetivo de destacar el papel de las mujeres ingenieras en un sector que, como otros ámbitos STEM, ha contado tradicionalmente, por no decir que aún sigue contando, con una presencia predominantemente masculina.
Según Eurostat, solo el 25 % de los estudiantes matriculados en alguna carrera de ingeniería en las universidades españolas son mujeres. Y aunque los datos nos ayuden a poner el problema sobre la mesa, solo necesitamos tener los ojos abiertos. La diferencia de género en el ámbito STEM es algo que aún podemos observar a simple vista en los centros de formación, tanto en alumnado como en el profesorado, y que vemos cómo inmediatamente se replica en el ámbito laboral.
Yo misma fui estudiante de esas aulas. Estudié Ingeniería Informática en 2009 y comprobé cómo las mujeres éramos la excepción: poco más de una decena en una promoción de más de un centenar de alumnos. Ahora, trece años después, y como responsable del grado de Ingeniería de Software de IMMUNE Technology Institute, soy testigo de cómo estos datos han mejorado, pero aún nos queda mucho por hacer y por conseguir.
Pero estamos de suerte. Esta fecha coincide con un mes de elección para muchas estudiantes, la gran decisión de elegir su futuro profesional: qué carrera universitaria estudiar. Y no creo que sea casualidad. Confío en que este hito, junto a la voz que alcen entidades educativas y organizaciones públicas y privadas, anime a muchas jóvenes a romper esa barrera invisible que existe ante las ingenierías, a replantearse su futuro formativo y profesional.
Creo firmemente que, con este tipo de iniciativas, conseguiremos fomentar la presencia de las mujeres en el sector de la ingeniería y animarlas a que se incorporen a estas carreras y a estas profesiones. Esto es esencial para que la industria sea totalmente inclusiva, algo que es increíblemente importante para el actual sector empresarial; para garantizar la igualdad de género y, con ello, la igualdad de oportunidades.
Por supuesto, no será suficiente. Las charlas, conferencias y debates en este día nos permiten poner el tema encima de la mesa y nos ayudan en este camino, pero tenemos que ir más allá, tenemos que ser capaces de comprometernos, instituciones públicas y privadas, a educar: fomentando la pasión por la ciencia y por la tecnología entre las más pequeñas, creando referentes femeninos mediante la visibilización del trabajo de las mujeres con profesiones STEM, y dando a conocer la gran aplicación práctica que estas tienen en múltiples ámbitos de la sociedad.
Si fomentamos la ingeniería, y en general todas las vocaciones tecnológicas, en edades tempranas haremos de las niñas de hoy las ingenieras del mañana.
Elaborado por Carmen Navacerrada, ingeniera informática, profesora y responsable del CEB, grado en Ingeniería de Desarrollo de Software, en IMMUNE Technology Institute