
"Si las cosas van en la dirección difícil, he hablado de Hungría y de Polonia, tenemos las herramientas". Son palabras de la presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen, el viernes antes de las elecciones en Italia, en un inusual aviso pre-electoral que llega desde una institución que acostumbra a mantener silencio absoluto ante la mayoría de procesos electorales europeos. Tales declaraciones muestran la inquietud que generaban los comicios en Italia, de la misma manera que la ausencia de felicitaciones a Giorgia Meloni, demuestra incomodidad.
En otros resultados electorales, los líderes europeos se apresuran a llenar las redes sociales de felicitaciones a sus homólogos. Pasó cuando Emmanuel Macron consiguió ganar a Marine Le Pen y la tranquilidad traspasó las pantallas. Esta vez no ha sido el caso, pues la tercera economía de Europa, peso pesado en la mesa del Consejo Europeo y país fundador de la UE tendrá un gobierno liderado por la ultraderecha más próxima a Viktor Orbán y a Mateusz Morawiecki que a sus tradicionales aliados.
Bruselas teme ahora que Roma se una a Budapest i Varsovia y creen desde dentro un frente opositor al proyecto de integración europeo que complique no sólo la toma de decisiones en un momento fundamental, sino la estabilidad de unas instituciones europeas apuntaladas en una alianza de grandes partidos democráticos, des de los conservadores hasta los verdes que dejó fuera la ultraderecha.
La relación con Rusia
Por el momento, los únicos y primeros líderes europeos en felicitar a Meloni se situán en partidos que no forman parte de esta gran alianza europea. "La victoria de Fratelli d'Italia es una victoria para los valores conservadores cristianos. Espero nuestra colaboración para preservar la paz, relanzar la economía europea y aliviar la crisis energética", ha declarado el primer ministro húngaro, Viktor Orbán, único aliado de Putin entre los gobernantes europeos.
Esta es de hecho una de las grandes preocupaciones. Meloni se ha esforzado durante la campaña para distanciarse de Moscú y ha defendido Ucrania, Europa y la OTAN, pero los que serán sus principales socios de gobierno, tanto Salvini como Berlusconi, son públicamente afines, o incluso amigos, de Putin. Si Orbán ya es ahora uno de los principales problemas de la UE para aprobar sanciones contra Rusia, Europa no necesita más obstáculos.
De hecho, en el Parlamento Europeo el partido de Viktor Orbán ya quedó fuera tanto del grupo Popular como de la misma estructura del partido a nivel europeo, por su deriva ultraconservadora y autoritaria. El partido de Berlusconi, Forza Italia, es miembro de este grupo parlamentario y partido y su alianza con la ultraderecha genera cierto malestar e incomodidad, aunque públicamente el Partido Popular Europeo haya celebrado la victoria de la coalición.
En la capital europea, los miembros del Parlamento Europeo mantenían vigente un cordón sanitario para evitar que la ultraderecha llegara a cargos de poder, pero ahora este pacto queda cuestionado por el apoyo de Forza Italia a la coalición con Meloni y Salvini. "Vamos a ver como se refleja esto en el día a día del Parlamento Europeo", ha reflexionado la presidenta de los socialistas en la Eurocámara, Iratxe García.
Por otro lado, el gran aliado de Hungría para desafiar los valores europeos, el Estado de Derecho y la mayor integración entre socios es Polonia, liderada por los ultraconservadores de Ley y Justicia, que también felicitaron rápidamente a Meloni a través de la cuenta de Twitter del primer ministro polaco, Mateusz Morawiecki. Quien no tuvo la suerte de Meloni en Francia, pero acarició la victoria en, Marine Le Pen, ha felicitado a Meloni y Salvini por "resistir a las amenazas de una Unión Europea antidemocrática y arrogante".
A estos posicionamientos antieuropeistas se refería la presidenta de la Comisión Europea con su aviso que existen las "herramientas" necesarias para proteger el estado de derecho. Sin embargo, este lunes ha mantenido absoluto silencio al respecto. Como también lo ha hecho el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel.
Así pues, las instituciones europeas callan, demostrando inevitablemente inquietud. El portavoz de la Comisión Europea, Eric Mamer, se limitó a asegurar que Bruselas espera una "cooperación constructiva" con las futuras autoridades italianas. Muy diferente a las felicitaciones que recibió Macron: "Juntos haremos avanzar a Francia y a Europa", le dijo entonces Von der Leyen. Está claro que con Meloni, la mandataria europea no tiene la esperanza de contar con una aliada para hacer avanzar el proyecto europeo.