
Pese a la incertidumbre provocada por la inflación y el conflicto en Ucrania, el mercado laboral europeo está experimentando un inédito 'sobrecalentamiento' que recuerda a la Gran Dimisión de Estados Unidos. El resultado es que las vacantes de empleo siguen en máximos y varios países, como Alemania y Países Bajos, su número supera al de desempleados.
Según los últimos datos publicados por Eurostat, el número de ofertas por parado alcanzó en el segundo trimestre del año el 1,77 para los checos, el 1,47 para los alemanes, el 1,45 para los holandeses y el 1,04 para los austriacos. En Estados Unidos, en el pasado mes de julio esta ratio se situaba en 1,86.
Los datos dan idea de que el elevado volumen de ofertas se mantiene en Europa pese una difícil coyuntura en el segundo semestre, marcado por la invasión rusa. No es la primera vez que las vacantes sobrepasan a los desempleados en estos países (ya ocurrió en los meses anteriores a la pandemia), aunque nunca con una diferencia abultada como la registrada ahora: el exceso de ofertas llega casi a las 600.000 ofertas en Alemania.
En otros cuatro miembros de la UE (Luxemburgo, Bélgica, Eslovenia y Hungría), la ratio supera ya el 0,5. Es decir, aún hay más parados que ofertas, pero el porcentaje es elevado.
Para apreciarlo , no hay más que hacer una comparación con el caso de España, donde la ratio es más de diez veces inferior: se sitúa en el 0,047%, la segunda menor de toda la Unión Europea, solo superada a la baja por Grecia (0,033%)
Para apreciar el total alcance de estas cifras, hay que recurrir a la tasa de vacantes. Esta variable se expresa como un porcentaje del número de ofertas sobre el total de puestos de trabajo (ya sean ocupados o demandados por las empresas). Aquí la composición es algo diferente: el nivel más elevado lo anota Países Bajos, seguido de Bélgica. En Este caso, España sigue teniendo la más baja, en empate con Rumanía.
En Estados Unidos esta ratio es más alta, del 6,9%, lo cual no es óbice para que sea un dato que preocupa en la Unión Europea y, especialmente, al Banco Central Europeo. El motivo es que una elevada tasa de vacantes puede convertirse, en países en los que hay poca mano de obra disponible (es decir, un reducido desempleo), en un elemento de presión adicional sobre los salarios. Y también sobre una negociación colectiva ya tensionada por el incremento de los precios.
Esto es lo que ha ocurrido en Estados Unidos y en algunos países europeos como Polonia y Hungría. Aunque el consenso de los analistas es que en la zona euro, donde las principales economías (Alemania, Francia, Italia y España) priorizan en su diálogo social los acuerdos sectoriales, este riesgo es menor que en Estados Unidos.
Algunos incluso se atreven a ir más allá y aventuran que este exceso de vacantes puede tener un efecto positivo e incluso proteger hasta cierto punto al empleo del empeoramiento de la coyuntura por la guerra y el endurecimiento de la política monetaria.
La tesis es que las empresas enfriarán la demanda de trabajadores en lugar de recurrir directamente a despidos. En los países con una tasa de paro muy baja, esto no tendrá un efecto negativo. No se puede decir lo mismo de países con pocas vacantes y mucho paro, como España.
En cualquier caso, estos datos corresponden a junio. No recogen por tanto el impacto de las subidas de tipos del BCE y las crecientes restricciones al gas ruso. En este sentido, las estadísticas quedan rezagadas de la actualidad económica. Sin embargo, en Alemania ha habido un descenso del 5,3% al 4,9% en las vacantes entre el primer y el segundo trimestre
¿España es diferente?
Uno de los misterios de las vacantes es, precisamente, el desempeño de nuestro país. Según Eurostat, en el segundo trimestre se registraron 137.931 vacantes (145.053 según el INE). Es el dato ás alto de toda la serie histórica. Sin embargo, a diario las patronales hablan de falta de vacantes en sectores concretos, como el tecnológico o la hostelería, que superan con creces esta cifra.
Se puede objetar que en otros países las empresas tienen la obligación de comunicar los servicios públicos de empleo sus vacantes (en España apenas se comunican 40.000 al mes de media).
Aun así, la enorme diferencia tanto en ratio sobre desempleados como en tasa sobre el total del empleo con países de la UE que utilizan la misma metodología, definida por Eurostat, es sorprendente. En el contexto actual puede ser un problema incluso para elaborar previsiones económicas.
Es por ello que el Gobierno, en la futura Ley de Empleo quiere mejorar las estadísticas de vacantes obligando al sector privado a notificar todas sus vacantes. Solo si esta medida prospera sabremos si los datos actuales responden a una mera cuestión de cómputo o a un desajuste mucho más profundo de nuestra economía.