La transformación digital se presenta como una de las puertas más brillantes al futuro laboral para millones de personas en España, con una creación de empleo que alcanza niveles de crecimiento récord en los últimos años. Pero esta afirmación, sin dejar de ser cierta, presenta muchos matices.
En el año 2021, el sector TIC, que engloba las profesiones directamente relacionadas con esta revolución tecnológica, creaba el 4,1% del empleo en nuestro país, según los datos de Eurostat. Es el dato más alto de una serie histórica que se remonta a 2004.
En ese periodo, los profesionales se han incrementado en un 58%, frente al 4,2% que han crecido los ocupados en el resto de sectores.
Pero se trata de un subida que se sitúa en la franja baja en el ámbito europeo, cuya media llega al 59%. Dieciséis de los 27 países de la UE la rebasan con creces y algunos, como Luxemburgo más que la triplican.
De esta forma, sin negar que el aumento del empleo TIC ha sido espectacular, se puede decir que lo ha sido más bien en el ámbito nacional y limitado a la comparación consigo mismo.
A la hora de la verdad, el récord de 806.300 profesionales registrados en 2021 solo supone elevar del 2,8% al 4,1% su peso sobre el total del empleo.
Una tasa que también se sitúa por debajo de la media europea, que llega al 4,5%. Y que es prácticamente la mitad de la de países nórdicos como Suecia.
Con el el grupo de las grandes economías europeas la diferencia es menos, aunque seguimos por detrás de Alemania (4,9%) y Francia (4,5%). Sí superamos en cambio a Italia (3,8%).
Un impacto discutible en las empresas
Estos datos no reflejan el impacto indirecto del trabajo de estos profesionales en otros sectores, que a su vez trasladan estos beneficios a la creación de empleo.
Aunque los resultados en términos de digitalización de las empresas son bastante decepcionantes, sobre todo en un momento marcado por la irrupción del Metaverso en la agenda el mundo de los negocios.
El uso de la computación en la nube, inteligencia artificial o Big Data queda muy por debajo de la media europea. Solo la alcanza en la implantación de los robots y las tecnologías de impresión 3D.
Otros estudios, como las Encuesta Europea de Empresas de Eurofund, avalan una visión más positiva sobre el grado de innovación tecnológica del sector productivo español.
Precisamente a partir de este análisis, un reciente estudio de Funcas advertía de que el esfuerzo se centra más en robotización y automatización de procesos de control de plantillas que en aprovechar la tecnología TIC para mejorar la eficiencia, la autonomía y la comunicación de los trabajadores. Ello explica el pobre impacto en términos en productividad (y creación de empleo) de este esfuerzo.
Un empleo al margen de la sociedad
Lo que sí queda claro analizando los datos de Eurostat es que el escaso peso de la digitalización en el empleo digital no es achacable a una escasa preparación o familiaridad de la población española para usar las tecnologías. De hecho, el 38% de los españoles tiene un dominio de estas tecnologías que supera el nivel básico.
Puede parecer un porcentaje modesto, pero supera en 12 puntos a la media europea y ocupo el cuarto puestos de los 27 tres países bajos, Finlandia e Irlanda, que aprovechan el empleo digital mejor que nosotros. Además, esta tasa se eleva al 60% para los ciudadanos con una titulación superior.
Tampoco reconoce el empleo TIC la incorporación de la mujer al mercado laboral. Suponen solo el 19% de los profesionales, mientras que en el resto de sectores llegan al 46%. Expresado en términos de brecha de género, la de este sector se dispara al 314%, mientras que en los demás se queda en 11%. Es decir, 28 veces menos.
Aun así ,el dato español no es especialmente llamativo en el contexto europeo, La brecha de género se sitúa por debajo de la media europea (324%) y de países como Alemania (325%) e Italia (421%). En otros, como la República Checa llega casi al 800%.